SÓLO MÍRAME, Y ASÍ SABRÁS LA VERDAD... - PARTE 1

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Hoy era noche buena, pero Hermione se sentía desdichada y estúpida sentada al lado de la chimenea de Gryffindor sola y con una copa de whisky de fuego en su mano derecha.

No es que fuera a tomarla, porque no era tan loca como para dañar a su bebé, pero se sentía un tanto mejor teniendo tan siquiera la compañía de esa copa.

Después del rechazo de sus padres había vuelto al castillo, había hecho su trabajo de prefecta y había evitado a toda costa a Malfoy y compañía. Se había carteado con sus amigos y había cuidado de su vientre, y había evitado pensar en lo que había pasado en el pasado, porque todo eso ya había quedado atrás.

- Se vive sólo una vez, entonces, ¿por qué voy a desperdiciar mi vida pensando en cosas sin sentido? ¿Por qué no disfrutar de mi bebé en crecimiento? -. Se preguntó ella misma, vaciando el contenido de su copa en la chimenea y dejándola aun lado.

Se levantó su jersey rojo y camisa para observar mejor su vientre, y lo aceptó. Sintiendo una ola de felicidad recorrer su cuerpo, aceptó su embarazo, esperando con ansias de que el día del nacimiento de su bebé fuera pronto, quería tenerlo, sentirlo en sus brazos y verlo crecer... la chispa de esperanza que se estaba apagando, se volvió a encender por completo.

- Seremos sólo tú y yo. Vamos a ser muy felices -. Le prometió acariciándolo con ternura.

* * *

Draco se estaba comenzando a desesperar. La había buscado y la había encontrado, pero ella siempre encontraba la forma de escaparse, de evitarle. Incluso ni siquiera asistía a comer con los pocos que habían quedado en el castillo, y eso por un lado le preocupaba y por otra le molestaba. Quería estar con ella, quería volver a sentirla... ¿pero como lograrlo cuando ella sólo se dedica a desaparecer?

Mientras se encontraba buscando un plan para abordarla, una lechuza de porte imperial le dejó una carta justo en su regazo. Le rascó el cuello con simpatía y le dejó ir. Leyó el reverso de la carta y reconoció la letra de Pansy.

Haciendo una mueca de desagrado, tanto por recordar su compromiso y por recordarla a ella. Abrió la carta y empezó a leerla.

¡Hola cariño!

Recuerda que hoy en la noche mamá te espera a comer.

Se puntual, ya sabes como se pone si llegas tarde.

Te encantará ver mi vestido que elegí, y aun más lo que llevaré debajo...

Pd: Trae mi regalo, preferentemente un diamante.

Besitos Cariñito <3

Hizo un bollo con la carta y la tiró. Sonrió de lado y se levantó de su asiento. Primero tenía que acabar una cosa para poder empezar otra, así que lo haría, y lo haría en grande.

Cuando la hora de la fiesta comenzó, Draco ya se encontraba en plena entrada, con aquella sonrisa matadora, que tanto le volvía loco a Pansy.

Esta ni bien lo vio, vino hacia él saltando y chillando y se tiró en sus brazos. Le besó y prácticamente lo arrastró al lado de sus padres.

- Draco, hijo -. le saludó el Señor Parkinson.

- Pansy, cariño, ¿podemos hablar a solas? -. Preguntó Draco, tomando ambas manos de Pansy.

- ¿Por qué? -. Preguntó ella, imaginando lo que podía ser. - No creo creo que no halla nada que mis padres no puedan escuchar.

Draco miró al rededor, y vio que las personas comenzaban a prestar más atención a ellos, que a otra cosa.

- Bueno, tú lo has pedido, cariño -. Le dijo él, ensanchando aun más su sonrisa. - Cariño, lo nuestro se acabó -. Dijo sin cambiar su expresión.

- ¿Qué? -. preguntó Pansy horrorizada por la noticia, pero luego largó una risa nerviosa, y soltando una de sus manos, le golpeó de forma juguetona en el brazo. - Tonto, por poco me lo creo.

- No Parkinson, no es broma. No te amo, de hecho nunca te quise, siento ser tan duro, pero es la verdad. No puedo seguir con algo que en realidad no existe -. Explicó Draco.

- ¿Amor? ¿Quién habló de amor? El amor no importa, lo que importa es el imperio, el cual yo quiero, ¡¡¡porque es mi derecho!!! Tú Draco Malfoy no puedes chafar mi sueño ni deseo, de hecho, no puedes, por si te has olvidado hay un acuerdo entre mis padres y los tuyo...

- Es verdad, mocoso. Si crees por un segundo que voy a dejar que arruines el futuro de mi princesa estás muy equivocado. ¡Realmente equivocado! -. Le gritó el Señor Parkinson, sacando su varita.

- Y tú, si crees que puedes tan siquiera mirar a mi hijo de aquella forma, también estás muy equivocado, Parkinson -. Le amenazó quitándole la varita de la mano, el Señor Lucius Malfoy, quien se había aparecido junto con su mujer, en la mansión de los Parkinson.

- ¡¡¡Qué descaro!!! -. Dijo horrorizada, la Señora Parkinson. - Y pensar que prácticamente di mi vida por ti, Narcissa Malfoy...

- ¿Qué diste la vida por mí? ¿En qué momento? Lo siento cariño, ¡pero puedes recordarmelo? -. Preguntó con ternura Narcissa.

Los padres comenzaron a discutir entre ellos, y Pansy, cansada de escucharlo, se acercó a Draco y prácticamente estalló su cara con un bofetada.

- Es por ella, ¿verdad? Por esa asquerosa Sangre Sucia -. Preguntó ella, captando la atención de los Señores Malfoy. - Si, señores, su pequeño bebé, se estuvo revolcando con una Sangre Sucia, para ser más específica, con la amigita de Potter -. Dijo ella, con ponsonia, esperando que los Malfoy se escandalizaran por los actos de su hijo.

- Ah, ¿la Señorita Granger? -. Preguntó el Señor Malfoy, mirando a su mujer, quien asintió con la cabeza y le guiñó el ojo. - La conocí, hace mucho, y no hace mucho vi una foto de ella en el diario... tiene una belleza exquisita y una inteligencia aun más. Por cierto, lo que usted no tiene, señorita Parkinson -. Dijo, defendiendo a Hermione, no por ella, sino, por su hijo.

- ¿Se atreve a defenderla? ¿Después de que se quedó embarazada de otro? -. Siguió Pansy. - Oh, veo que eso no lo sabía Draquito, ¿verdad? De hecho tu cara lo dice todo. Y sip, la Sangre Sucia se quedó embarazada de aquel... ¿cómo se llamaba? Da... di... ah, no me cuerdo... un momento, Dean Thomas... si, es él, el padre de aquella criatura.

- Mientes -. Le dijo Draco, ahora sí enojado y apunto de explotar, la agarró con fuerza del brazo y se lo apretó.

- No estoy mintiendo, llámala, a ella, o a McGonagall, y sabrás la verdad -. le dijo ella, soltándose.

Draco la miró una vez más, y desapareció, sin siquiera mirar a sus padres.

* * *

Hermione se miró nuevamente en el espejo, y vio que su pansa realmente quedaba por primera vez en evidencia con aquel vestido, a pesar de que era holgado, le marcaba el vientre. Pero sin duda le quedaba precioso, era rojo, con toques dorados y verdes, una mezcla un tanto rara para ella, pero bonita a la vista. Por encima se puso la capa y bajó al comedor.

Por primera vez en días, se sentía feliz, radiante. Sabía que él no estaría, ya que se lo había preguntado a McGonagall y esta le informó que había salido y que volvería después de las doce campanadas. Eso le daría tiempo para comer junto con todos y disfrutar el ambiente, como correspondía.

Pero antes de que pudiera llegar al comedor, vio una figura alta, acercándose a ella. por un momento un miedo la recorrió de los pies a la cabeza, pero luego se dio cuenta que ya no quería vivir como ayer, sintiendo lo que estaba sintiendo...

* * * 

Es Más Que Eso... [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora