Capítulo 7

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Abrí la puerta y seguía Tom allí, por mas que quería, no podía ignorar aquellos ojos cafés claros, me provocaban sentirme totalmente perdido en ellos.

Tom aprovechó y entro a mi habitación y de repente me acorraló para no dejarme salida.

-¡¡Escúchame Bill!!!¡No quería que te pegara papá!Los escuché discutir por tí y él quería hacerlo. Lo oí decir: "Bill merece una fuerte paliza que su madre no le dá".-

Casi me gritó en la cara. Tal vez tenía razón en algo, por la manera en que mi padre me miraba cuando se despidió de todos nosotros. ¿Qué acababa de decirme Tom? ¿Acaso había sucedido algo que no sabía ni estaba enterado?Un escalosfríos me paralizó con lo ultimo.No podía creerlo.

-¿Y lo hiciste tú? Gracias eres un muy buen hermano.

Le contesté enfadado con la mirada hacia otro lugar, me parecía molesto y muy absurdo, lo que había hecho Tom me había provocado un poco de miedo. Pero ¿qué había de ésto que me estaba sucediendo? Él estaba a pocos centímetros de mi rostro y deseaba prestarle atención, a pesar de estar molesto por el incidente anterior. ¿Acaso me estaba dejándo convencer por una idea equivocada de mi mente? Simplemente me tenía tentado, a mirarlo, a ir más allá.

Era como estar en un paraiso prohibido donde sus labios eran aquella manzana seductora que me invitaba a saborear.

-Y .. Perdón.-

Contestó terminando de hablar, en lo que casi no escuché la mitad de lo que decía y miró hacia abajo tal vez culpable de lo que hizo. Le tome del rostro mirándolo como si estuviese a punto de cometer una locura. En cuanto acerqué mi rostro a el suyo sentí cierta necesidad de tocarlos ligeramente con los míos. Un ligero y rápido roce provocó que Tom me empujara lejos de su alcance y me golpeara el trasero con el suelo.

-¿¡Qué crees que estás haciendo?-

Dijo enfadándose. Limpió enérgicamente sus labios con la playera que llevaba puesta. Mis mejillas estaban rojas ante aquel suceso y no quería mirarlo tanto, ya que descubriría lo que me estaba sucediendo. ¿Acaso era normal? Si tan sólo pudiese averiguar y diferenciar lo que estaba bien de lo que estaba mal, me haría mucha falta para poder saber que lo que estaba haciendo no era una locura. Tom me miró y negó con la cabeza ignorando todo lo que había sucedido y se marchó dando un portazo.

Aquel roce me había provocado un fuerte escalofríos en todo mi cuerpo, ése tipo de corriente eléctrica que sentí por sólo besarlo débilmente me dejó helado. Nunca hubiera pensado ni imaginado que podría besar a mi propio hermano gemelo. Sólo era cuestión de esperar a que se aclare mi mente. ¿Porqué debía esperar? Quizás Tom no entendía, quizás estaba confundido.

Éso estaba por verse.

...

La alarma había sonado insistentemente, debía concurrir al colegio de todas formas si es que quería ser algo para mi futuro. Me senté en la cama y respiré hondo tratando de ser totalmente positivo. Me metí al baño, y nuevamente era la pelea de todas las mañanas.

Le cerré la puerta en la cara automáticamente. Era el primer día de clases después de las vacaciones y estábamos discutiendo por tonterías con mi hermano. Había pasado una semana de lo acontecido y aún así era tema olvidado.

Una vez que estábamos en clase, una chica linda se acercó a Tom. Era la primera vez que me sentía molesto por ése tipo de cosas que parecían ser lo más normal del mundo.

Cuando había notado que él pasaba más tiempo con ella, no lo soporté más, al correr de los días, me sentía olvidado por Tom.

Él tenia pintas de ganador pero no podía hacer nada que pudiera evitarlo, así que lo encaré una vez en la casa. Cerré la puerta con llave una vez que sabía que mamá llegaría tarde de su trabajo. Me acerqué a Tom, y lo miré fijo.

-No me gusta que estés tanto tiempo con ella.-

Le hablé cruzado de brazos. Me sentía vulnerable a lo que dijera en ése preciso momento, así que inventé escusas para que no pensara lo contrario sobre mí.

-Yo.. los chicos me quieren pegar y..-

Fingí llorar.

-Ella es l-linda. Felicitaciones, hermano.-

Él me miró confundido. Cada que quería decir algo yo interrumpía, asi que ésta vez lo dejé hablar con total tranquilidad.

-¿y tú para cuando Bill?

Dijo en respuesta de lo que le había contestado.

-Se supone que tú eres el guapo del salón..-

Le dije sin siquiera pensar en las consecuencias de las palabras. Le había llamado guapo, y aquello me había avergonzado.

Arthur... Are you there?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora