Me desperté en el hospital, la habitación estaba vacía y un horrible pitido salía de una máquina que había a mi lado.
Intenté incorporarme pero un médico entro en ese instante pidiéndome que me volviera a recostar.Después de que el médico me chequeara todo y desconectará la máquina que pitaba una señora, de una mujer, de aproximadamente cincuenta años entró.
Ella era mi responsable social, por lo visto, después de que Robert me pegara, el director llamó a la policía y ellos se lo llevaron. Eso me hacía feliz, nunca más me volvería a tocar. Pero también se llevaron a mi madre, sabía que mi madre no era la mejor, pero ellos lo había intentado todo por darme lo mejor, aunque no lo hubiera conseguido...Después de enterarme de que la chica se llamaba Raquel y de enterarme de que hasta el juicio tendría que vivir en un reformatorio, me quedé dormida profundamente.
Hacía mucho que no dormía en una cama, dormí por horas hasta que una enfermera me despertó para el desayuno.
No había comido en varios días y tenía un hambre feroz, devore el desayuno y me aseé.Cuando llegó Raquel, ya estaba preparada para irme, así que nos montamos en el coche y salimos de allí.
-Pasaremos por tu casa antes de ir para el centro, okey?
-Bien- no me apetecía hablar, tenía demasiadas cosas en la cabeza como para ponerme a charlar...
Llegamos a mi casa después de un silencioso viaje en coche.La casa estaba igual que la dejé, había botellas de alcohol por el suelo, colillas y un golpe muy fuerte a marihuana.
-Ha debido de ser difícil vivir aquí...- dijo Raquel mirando la cantidad de alcohol y colillas que había en el suelo
-En contra de lo que puedas pensar, ella fue buena madre, o al menos lo intentó- dije subiendo a mi habitación
-La vida no siempre es justa- dijo Raquel entrando detrás de mi a mi habitación
Mi habitación consistía en un colchón en el suelo, con sábanas viejas y un baúl donde guardaba mi ropa. En contra de lo que toda la gente podría pensar a ver mi cuarto, mi ropa era normal, e incluso a la modelo. Robert se encargaba de que fuera bien vestida, ya que eso atraía a gente al negocio de mi madre.
Después de meter todas mis cosas en un saco de tela, di la vuelta al colchón. Debajo guardaba todo el dinero que ahorraba de la peleas y también cogí una pequeña bolsa con marihuana que utilizaba de vez en cuando para relajarme.
Salimos de mi casa y nos volvimos a subir al coche.
Pasamos por lo menos dos horas en el coche, cruzamos Madrid de una punta a otra y por fin llegamos a dónde me alojaría hasta el día del juicio.En el cartel de metal, encima de la verja que cercana el recinto ponía:
"Centro reformatorio Jadens" menudo hombrecito para un reformatorio..
La verdad, se me hacía un poco raro que me llevarán a un reformatorio y no a un internado, pero tampoco estaba de ánimos como para ponerme a preguntar...El conserje, después de hablar un rato de quién sabe que con Raquel, me dirigió hasta me habitación, me dió mi horario y se fue.
Mi cuarto estaba completamente vacío, a excepción de dos camas, una que parecía estar ocupada y otro que debía ser la mía.Coloqué mi saco encima de mi cama y empezé a colocar todo en su respectivo sitio.
En el armario había una mitad ocupada y la otra estaba libre, coloqué mi ropa y me tumbé en la cama.Apenas me acosté mis ojos se cerraron, y dormí profundamente...
***
Me desperté por unos murmullos y un molesto rayo de sol que daba en mi cara, abrí los ojos lentamente y seis pares de ojos me miraban atentamente.
-Ahh!!- fue lo primero que escuché según me moví
-Adri relájate, solo se movió- dijo otra chica riéndose
-Claro que me muevo...- dije incorporándome
-Lo siento, pensé que estabas muerta. Cuando llegué anoche me fue imposible despertarte y hoy también... Pensé que te pasaba algo- dijo una chica morena sonrojada.
-Tranquila, no hay problema- dije sonriendo - Soy Alexis, encantada.
-Adri- dijo la chica que gritaba
-Emma- dijo la chica aún sonrojada
-Elsa- dijo una chica muy parecida a Emma, la que regañó a la chica que gritaba, Adri.
-Okey... No me culpes si se me olvidan los nombres- dije haciéndolas reír.
ESTÁS LEYENDO
Hija de una puta
Genç KurguSuperar las dificultades y zancadillas que te pone la vida a veces no es fácil. Ella encontró la fuerza en el amor, el amor de una madre encarcelada, amigos imprevistos...