Capítulo 10.

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No he dormido en toda la maldita madrugada ni en la maldita mañana. Quiero, pero no puedo. Siento mis ojos arder y mi cuerpo desencajado de mi cabeza, por lo que no soy tan consiente de mis movimientos. Las imágenes de hace unas horas aún no se pasan, en cualquier minuto lo recuerdo todo y me desconcentro, aparte de sentir un gran temor en donde sea que estuviera. No evitaba el hacerme ovillo en el suelo, con la espalda recargada a la pared y con mi rostro oculto en mis rodillas para llorar por largos minutos. Ya me había encargado del celular del chico, pues al ver tanta película de secuestros y policíacas, no quise saber si de verdad podían encontrarlo por medio de rastreos.

Le rompí, con un martillo que teníamos en casa y con azotes en el suelo, para después ir al patio trasero y ponerlo dentro de una bolsa con basura (sí, el pantalón y la blusa que había llevado también estaban allí) bañada en aceite para motores, para ver si se podría quemar un poco más rápido, pues gasolina no había encontrado entre las cosas que papá solía usar para el auto. Al no poder quemar por completo el celular, después de apagar el fuego, lo eché en otra bolsa con basura y le tiré en un tambo de basura de otra persona, lejos de mi casa.

Lo único de la ropa que había usado que sobrevivió, fue mi sudadera negra, pues a esa le tenía gran cariño y no dejaría que su suavidad me abandonara. Tuve que buscar en Google como retirar la sangre de la ropa, así que hice de todo mientras la lavaba a mano para retirar los restos de carmín, aunque no se le notaran tanto debido a lo oscuro de la tela. También tuve que bañarme una vez más y usar otro cambio de ropa debido al humo que había provocado la basura que había quemado. Todo lo hice, discretamente y con el silencio más posible, pues en domingo todos, aunque se despertaban tarde, estaban en casa y podían escucharme.

Estaba acabada, y como a la recién pisada de mi habitación cuando llegué en la madrugada después de la primer ducha, me encontraba igual en esa maldita posición de cansancio sobre mi cama. Eran las 9:29, según mi celular. Entre cerré los ojos al tener contacto con toda la luz artificial de la pantalla hasta cerrarlos por la irritación y dejé que el teléfono cayera a un lado de mi cuerpo. Me acomodé en una posición cómoda, para poder intentar de nuevo dormir. Pero, al pasar un tiempo, mi mente al no cooperar en mis esfuerzos, comenzó a recordarme todos los momentos que pasé con Jeff. Lo de la madrugada, fue sin duda, mucho peor que lo del hospital. Y fue entonces cuando recordé algo.

Mis ojos se volvieron a abrir, con sorpresa, mientras un frío me recorría la columna. Me levanté súbitamente de la cama de un brinco y abrí la ventana para que me diera la luz del sol, tapé mi vista con mi mano para que fuera menos la irritación y fui a donde el espejo de cuerpo completo. Destapé mi vista y me acerqué a mi reflejo, grande fue la impresión al observar lo que tanto temía.

Mi cuello, estaba casi completamente rodeado, por entre pequeños hasta más grandes marcas rojizas. Había variados, como les suelen llamar, chupones y marcas de mordidas.

—No puede ser —susurré, admirando con lentos movimientos cada parte de mi piel en esa zona—. Ay no. ¿Qué vas a hacer, _____? —me cuestioné. Golpeé con firmeza la planta de mi pie desnudo contra el suelo, en forma de enojo ante como me las vería para ocultar todo eso. Antes había escuchado, que con una cuchara caliente pasándola contra cada roncha, se desaparecerían más rápido. Aunque, cuando yo solía hacermerlas de vez en cuando en los brazos por aburridez, las ocultaba con maquillaje color piel que mamá solía usar.

Yo no soy de usar demasiado maquillaje. Solo usaba como cualquier chica cuando hubiera un día de celebración y la familia se juntaba o salía con un chico, que al final era pasajero. O cuando me agarraban los días en los que quería «experimentar» con mi cara, para ver si podría parecerme a tal personaje o esas cosas. Seguí observando mi cuello, aún sin poder digerir del todo el problema que me veía difícil de ocultar.

Welcome to the nigthmare in my dead [ Jeff x Lectora ] EDITANDO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora