Helen se sentía como la peor persona del mundo, en verdad que así se sentía.
No quería hacer sentir mal a su remitente anónima, tan solo quería saber quien era, poder hablar como personas normales.
Pero había sido su ahora mejor amigo quien la había obligado a hablar con la directora, él era quien la había arrastrado hasta aquel despacho y él había sido quien había hablado por ella.
Ella no quería.
No quería hacer eso.
Helen si le había dejado amarla.
Helen estaba decidida, le respondería a su anónima.
Si todo salía bien, su anónima le respondería de vuelta.
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Déjame amarte.
Short StoryDejando cartas en su casillero casi todos los días, ella solo le pedía una cosa: "déjame amarte".