Capítulo narrado 3.

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Helen no aguantaba más, debía conocer la identidad de su remitente anónima lo antes posible, y ese día sería el indicado para llevar a cabo su plan.

Tenían educación física ese día a la última hora, por lo que el salón quedaba vacío con las mochilas de los estudiantes como sus únicas habitantes. Era la oportunidad perfecta, oportunidad que seguramente su anónima no desperdiciaría.

Dejar cosas dentro de su casillero a través de las rendijas se había vuelto imposible, tras hablar con la directora habían mandado a poner una tabla tapando éstas, creyeron que la dentendría. Pero no.

Escabulléndose en los baños fue como Helen se perdió de la vista de sus amigas y corrió nuevamente hacia su salón de clases.

Se escondió en una esquina, acostada en el suelo donde quedaba tapada por los pupitres y mochilas, pero sin embargo ella podía ver perfectamente si alguien se acercaba a su mochila.

Y así la vio.

—¿D-Deborah?

Déjame amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora