Arriba la cosa tampoco iba mucho mejor.
Sin duda el despegue había sido un momento increíble para Jim, haciéndole olvidar que también había sido destinado a unas tareas que poco concordaban con él.
Pero la felicidad no podía durar mucho, y por eso ahora se encontraba fregando el suelo de la cubierta junto con Mr. Cubo y Mr. Mopa.
Estaba repasando por tercera vez uno de los laterales de la cubierta, intentando despegar un líquido viscoso del suelo, cuando escuchó unos susurros detrás suyo.
Se giró hacia donde provenían las voces y sin ninguna clase de disimulo se quedó observando a los tres seres que cuchicheaban entre sí.
Uno de ellos levantó la vista y se apresuró para advertir a los otros dos, los cuales fijaron unas miradas asesinas sobre Jim.
Este bajó la vista al instante, pero por alguna extraña razón que ni él mismo se explicaba la volvió a levantar.-¿Qué miras bicho raro?- le espetó uno de esos seres. Tenía una barba compuesta por tentáculos, la cual comenzó a moverse hacia la derecha, hasta finalmente quedar completamente separada del cuerpo.
-Sii, bicho raro- replicó una cara situada en el cuerpo del ser.
Una mueca se formó en el rostro de Jim. Iba a responderles cuando percibió algo parecido a un siseo por encima de su cabeza. Se giró a tiempo de distinguir un ser con forma de escorpión descendiendo por el mástil.
Al llegar a su altura, unos refulgentes ojos amarillos se clavaron en él, y un escalofrío le recorrió la toda la espalda. Intentó mantenerse inmutable ante la cercanía del bicho.
-No esta bien espiar conversaciones ajenas...
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Tatia se apoyó en la pared y se fue resbalando lentamente por ella. Estaba exausta.
"Encargaré de que no se atasquen" le había mandado, "solo eso". Como si fuera tarea fácil.Tan solo llevaba un día allí y ya se sentía morir.
Su poco amigable compañero, del que luego descubrió que su nombre era Zits, apenas le había dado instrucciones de como hacer su trabajo, por lo que había tenido que ir aprendiendo sobre la marcha.
Por otra parte, lo que creyó que sería un trabajo simple y rápido la había acabado robando cada instante de su tiempo, ya que el mecanismo era antiguo y se atascaba constantemente.
Y por si fuera poco, cada vez que se quejaba al macharse un dedo con las ruecas o separaba los cilindros con demasiada lentitud, Zits aprovechaba para despotricar todo su mal humor sobre ella.Se miró sus pálidos dedos, ahora cubiertos por grasa de motor y sangre seca. Echaba de menos el sol, la suave brisa revolviéndole el pelo, el ruido de las botas al chocar contra el suelo de madera. Odiaba aquella celda metálica y dudaba poder aguantar una semana allí, ya ni hablemos del resto del viaje.
-¿Qué crees que haces ahí parada, inútil?- ese era ahora su apodo. Zits tampoco se había molestado en preguntarle su nombre.
Respiró profundamente y contó hasta tres. No iba a ser ella la que produjese el primer altercado. Bastante mal estaba ya.-Mi turno ha terminado- dijo con voz neutra.
-¿Y que te hace pensar eso?-gruñó bajándose por primera vez de su silla- Terminarás cuando yo lo diga.
Le miró fijamente para ver si se trataba de alguna clase de broma.
-Es de noche- expuso con oviedad, como si eso lo explicara todo.-Tengo ojos.
Volvió a inspirar, esta vez mucho más profundo.
-Si no hay luz, el motor se apaga...-dijo lentamente para que le entendiese a la primera - Si el motor se apaga, no se mueven los engranajes, y estos no se atascan- explicó- Y si no se atascan, yo no tengo más trabajo que hacer- dijo escupiendo las últimas palabra.

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El Planeta del Tesoro
Pertualangan[HISTORIA TERMINADA] Jim se enbarcará en una increíble aventura a través del espacio para dar con el Planeta del Tesoro, del cual su madre siempre le contó historias. Sin embargo, no será un viaje fácil, ni tampoco vacío, pues entre una tripulación...