Narra Dylan
—Tan temprano en casa —le escucho decir a mi padre mientras cuelgo las llaves en el recibidor.
—Sí, bueno, me sentí un poco mal así que decidir regresar —miento.
—¿Quieres hablar de eso? —pregunta mi padre.
—La verdad prefiero irme a la cama. —Tras fingir cansancio, me dirijo a mi habitación.
Me lanzo como un bulto a la cama, dispuesto a pensar sobre lo ocurrido esta mañana. ¿Qué demonios fue eso? Zach me miró de una forma muy profunda y no puedo negar que yo también a él. Esa mirada no fue sólo eso, había algo más, algo que no sé con exactitud. Pero cuando su mano acarició mi mejilla un tipo de electricidad recorrió mi espalda. Lo único que pude hacer fue salir corriendo.
Como un imbécil.
Debe haber una forma de interpretar todo lo que ahí ocurrió. La gente no va por la vida acariciando mejillas sin motivo, ¿Verdad?
—Agh, ¡Qué complicado! —suspiro, hablándole a la nada.
No debería costarme tanto trabajo, está claro que siento algo por él. Temo que no sea reciproco, quizás el ni siquiera es gay. Pero entonces, ¿Por qué me acaricio la mejilla? Joder, esto es un lio.
—¿Puedo pasar? —pregunta papá apoyado en la puerta, sacándome de mí análisis.
—Por supuesto, sir —respondo con amabilidad.
—Este... ¡Tengo una idea! —Emoción y euforia envuelven sus palabras—. Pero siento que no te va a gustar... —Su voz empieza a tornarse cautelosa.
—Okay... Aun no sé de qué se trata —sonrío para darle confianza—. Quizá me guste tu idea. —Me acomodo en la cama en posición de indio.
—Como sabrás llegamos hace poco tiempo aquí... —pone cara de súplica. Creo que sé a dónde quiere llegar—. Y tú estás en un nuevo colegio, nuevos compañer...
—¡Oh no, por favor! —interrumpo a manera de protesta—. Todo menos lo que creo que dirás.
Mi padre se arrodilla en el suelo, junta sus manos frente a su cara y cierra sus ojos.
—¡¿Podemos hacer una fiesta?! —Esta vez sus ojos están muy, muy abiertos y me miran igual, o con más ternura, que los del gato con botas—. ¡Por favooor!
Me es imposible negarme a esa cara de mi padre, nunca puedo hacerlo. Todas las veces que organiza una fiesta, yo me opongo. No son para nada mis ambientes.
— Se supone que este es nuestro nuevo comienzo, así que... ¿Por qué no hacer la fiesta? —continúa papá.
No puedo refutar eso, es verdad. Después de todo, puede que no sea una mala idea.
—Prohibido gastar mucho dinero —digo, complaciendo su petitorio—. Veré que puedo hacer para invitar a los chicos de mi clase.
—¡Yeaaay! Trato hecho. —Se va de mi habitación dando saltitos. Muy él.
—Eres peor que un niño —comento burlesco antes de que cierre la puerta.
—Ja, ja, ja —ríe falsamente—. Será el sábado por la noche, galán. Ve preparándote para esos "boys" —Lo mato, aniquilo y pulverizo con la mirada cuando dice eso. Eso de fulminar está muy antiguo.
Para ser honesto, esa es la única parte que me molesta de mi padre. Desde que le conté sobre mi orientación sexual, lo único que hace es bromear con ello, de buena manera claro. Y he de admitir que me saca más que una sonrisa con sus bromas, pero me avergüenza a ratos.
Mi padre, pese a lo muy loco que puede llegar a ser, es un muy buen hombre. Espero y algún día llegue otra mujer a su vida, alguien que sea capaz de reemplazar el vació que dejó mamá en su corazón.
Decido ocupar mi tarde estudiando y pensando en los mil regaños que me dará la maestra Bianca por salir de su clase esta mañana. Para la cena papá pide pizza. Él dice que no piensa hacer nada por el resto de la semana, ya que la próxima ingresará al trabajo y con ello las responsabilidades regresan otra vez.
Luego de la cena ayudo a papá a ordenar la cocina, tras eso me voy a mi cuarto. Mañana tendré que pedir ayuda para invitar gente del curso a la fiesta. Mañana veré a quién recurro por ayuda, ahora quiero dormir.
—¿Hace falta que te diga que me muero por estar contigo? —dice Zach, poniendo su mano sobre la mía.
No respondo nada. Solo siento el calor de las manos de Zach que ahora acarician mi rostro. Nuestras miradas estaban conectadas; puedo ver como él observa mis labios. Ambos sin dejar de mirarnos nos acercamos el uno al otro. Nuestros labios están de rozarse...
—¡Chicos!
La voz de Emily, sonando en mi cabeza, me despierta.
Con el corazón acelerado me logro sentar en la cama. Lo que no logro es quitarme la sonrisa que está en mi rostro. Logro entender que tan sólo fue un sueño, pero ¿Qué significó? ¿Qué hacía Emily ahí? ¿Zach y yo nos íbamos a besar? Muchas preguntas, pocas respuestas.
No le doy más tregua a mis pensamientos y me levanto. Ordeno mis cosas y tras desayunar me despido de papá desde la cocina, de seguro aún duerme.
Al salir de mi casa las ganas de no ir a clases aparecen por montón. No sé qué explicación le daré a Zach, estoy seguro que me preguntará por qué corrí cuando me acariciaba. Además, está ese sueño, ese bendito y prohibido sueño.
Acabo por emprender camino al colegio, después de todo, necesito buscar ayuda por lo de la fiesta.
Al llegar al salón de la primera clase, mis ojos, de manera instintiva, buscan a Zach. No está en ningún lado, en su lugar veo a su amiga, Emily.
Mi salvación para los invitados ahora tiene nombre.
—¡Hey! ¿Te puedo quitar un poco de tiempo? —digo al llegar su lado.
—Seguro, amigo —dice con amabilidad—. ¿En qué te ayudo? —La chica hace un ademán para que me siente a su lado. Lo cual hago.
—Veras... mi padre está organizando una fiesta, tú sabes, por lo de recién llegados al pueblo. —La cara de Emily parece iluminarse—. Y me preguntaba si podrías ayudarme con los invitados del colegio —le sonrío, tímido.
—¡Pues claro! —dice al tiempo que me da un pequeño golpe en el hombro—. Haz llegado al lugar correcto. —Me guiña el ojo, a lo que respondo con una sonrisa aún más tímida que la anterior.
Zach debería de haber llegado a clases, pero ya es tarde. No llegará, ¿Será por lo de ayer? Espero que no se haya enojado. Emily me invita a sentarse con ella en la clase, clase con la maestra Bianca, quién al verme me informa de la anotación en el libro que tengo por haberme escapado ayer.
—¿Cuándo y dónde? —pregunta de pronto Emily en mitad de la clase.
—Olvidaba eso, sábado por la noche en mi casa —respondo, volviendo la vista al pizarrón.
Al termino de clase me quedo en el salón por unos minutos para esperar a mi colaboradora, a la cual apodé "señorita parlanchín", pues no paró de hablar en toda la clase.
—¿Y Zach? —pregunto apenas quedamos solos en el salón.
—Creo que está enfermo —ella vacila un poco—. Si es por la fiesta, no te preocupes, que yo me encargo de que esté ahí. Y sobre los invitados déjamelo a mí, el viernes te doy la lista. —Me da un beso en la mejilla y sale del salón.
¿Zach, enfermo? Que extraño, ayer se le veía bien, eso sin contar el moratón... claro ¡¿Y si su padre le hizo algo otra vez?! Prefiero descartar esa idea y pensar que es otra cosa. Puede que sea verdad y esté enfermo.
De cualquier modo, ansío verlo en la fiesta.
:D *Se retira a ver su serie en la cuenta hack de netflix* Cuidenseeeeeeee y no olviden dejar ese sensualón voto grr..
*foto del papá de Dylan rogando*
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Barreras [Gay]
Romance¿Cómo se vence a la homofobia cuando es colectiva y solo son chicos combatiendo el odio? Zach y Dylan apenas se conocen, se gustan, se quieren; su pueblo los odia, los apuntan por ser diferentes. ¿Será el amor capaz de combatir el odio? ¿Podrán Zach...