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06º:|SoYun.|

HoSeok camina por las desérticas calles del vecindario, con el corazón apretujado y empujando su pecho y por un momento, la forma en la que presiona el interior de sus mejillas entre sus dientes, es sólo producto de la indignación existencial que sobrecarga su propia razón. 

Debatiendo entre todos los pensamientos que vagan por su cabeza de forma fugaz, se pregunta si su descontento es realmente producto de un corazón roto o sólo de la humillación que ha dejado herido y en estado vegetativo su ego masculino y su dignidad. Sus manos tiemblan, resultado de la falta de descarga de coraje que tuvo ante el suceso anterior. 

De no ser porque se encontraba lo suficientemente jodido, habría matado a golpeas a aquel chico y no por haberse metido con su esposa, sino porque eso le hacía sentirse como un idiota, como alguien que no podía satisfacer sexualmente a una mujer o peor aún, como alguien que sólo era utilizado para cumplir con los deberes de un "marido" dejando de lado la intimidad; SunHee no era más que una estúpida interesada, sujeta a su lado sólo por su buen empleo y eventualmente por su buen sueldo. 

Jung HoSeok suelta una carcajada sin humor, golpea con fuerza la pared de una de las casas en obra negra que adornan aquel abandonado vecindario y observa la forma en que sus nudillos sangran. Se sentía un estúpido, un completo idiota; invirtió la mayor parte de su vida en todo lo que sus padres le habían dicho. 

Ten un buen estudio y tendrás un buen empleo. 

Ten un buen empleo y tendrás una buena economía. 

Ten una buena economía y tendrás una buena mujer. 

Ten una buena mujer y tendrás una buena familia. 

Dedícate a tener todo lo anterior y serás feliz. 

Estúpido, eso era, un estúpido. Se dejó manipular tan fácilmente que ahora se encontraba completamente hecho mierda. Le quería, definitivamente quería a SunHee, pero incluso él sabía que ambos no sentían lo mismo desde hace tiempo atrás. 

(...)

— ¡Papá! ¡Ven aquí! ¡Mira lo que encontré!

Jung HoSeok sonríe y observa fijamente a la pequeña SoYun con una inocente sonrisa decorando su pálido rostro. Esa tarde era sábado, días en los cuales la familia Jung preparaba una deliciosa parrillada. Debido al trabajo constante que HoSeok tenía, trataba de aprovechar al máximo cada momento libre para pasar con su familia. 

El hombre se acerca a su hija, la pequeña junta sus manos y forma un pequeño hueco entre ellas, el castaño -en ese entonces- observa embelesado la amplia sonrisa de su hija. Aquella pequeña era todo lo que amaba junto a su esposa, sabía que SoYun había llegado para iluminar su vida, era la niña de sus ojos y su mundo giraba en torno a ella. 

— ¿Qué tienes ahí, cariño?— Pregunta HoSeok fingiendo curiosidad. 

Las mejillas de la pequeña toman color y esconde sus manos detrás de su espalda, negando con la cabeza repetidas veces. 

— No, no, no— Canturreó la niña y el castaño sonrió— Un caballero no debe de hablarle así a una dama, ¿lo recuerdas, papá?

Jung HoSeok hace una reverencia, siguiéndole el juego a su hija. Finge culpa y arrepentimiento y se inclina, dejando una rodilla posada en el pavimento y mirando a su hija fijamente cuando está a su altura.

— ¿Podría mostrarme usted, linda señorita, eso tan maravilloso que ha encontrado?— HoSeok hace un puchero y SoYun suelta una pequeña carcajada, abriendo los brazos y envolviendo a su padre en ellos.