Capítulo 12

81 6 4
                                    


- Ya regresé - se anuncia.

Sonrío como si estuviese feliz.

No se exactamente porque se fue solo se que tuve el tiempo suficiente como para rebisar su celular y hacer una llamada.

- ¿Cómo te llamas? - me preguntó.

- Ester

- Nunca te había visto antes por aquí. ¿Es la primera vez que vienes?

- Yo frecuentaba a otros lugares. Es hora de probar algo nuevo.

Él asintió con la cabeza.

- Cuéntame de ti Armando.

- No hay nada interesante que pueda contarte.

- Yo creo que si. ¿Quiénes eran las chicas que te acompañaban?

- No tengo idea. Ellas saben que mi padre es el dueño de este lugar, parece que soy como un imán para ellas.

- ¿Qué buscas de todas esas chicas?

Me observa asombrado.

- Solo una buena conversación - responde.

- No me digas mentiras. Conozco a varios de tu tipo, responde con sinceridad.

- Nunca había conocido a alguien como tú - bebió un sorbo de su vaso y siguió hablando - Está bien. Siendo sincero contigo solo busco a la chica perfecta.

- ¿Perfecta?

Eso sonaba un poco rídiculo viniendo de él, después de todo lo que había hecho.

- Perfecta en la cama - aclaró sonriendo.

Ahora todo tenía sentido.

- ¿Y ya la encontraste?

- Hasta el momento ninguna me ha dejado sorprendido.

Tuve ganas de propinarle un golpe pero me resigné al recordar a lo que vine aquí.

- ¿Ninguna? - pregunto.

- Ninguna.

- ¿Con cuantás has estado? Con ese tono cualquiera diría que tienes experiencia.

- La suficiente como para calificar a cada chica del 1 al 1.

- ¿Enserio?

- Si

- Pero siempre hay alguien que se te queda en la mente. Alguien especial.

Él dejó de sonreír y se puso serio. Supe que lo había agarrado desprevenido.

- En mi caso no lo hay.

- Pareces muy seguro de eso.

- Estoy seguro.

- ¿Quieres salir? - sugiero tomándolo de la mano.

Si quiero empezar a hacerle preguntas más personales debo optar por llevarlo a un lugar tranquilo. Al menos un lugar donde la fuerte música no interrumpa la conversación.

Ambos salimos de ese lugar y nos sentamos en una banca.

- ¿Para qué salimos?

- Para estar en un lugar más tranquilo.

- ¿Vas a seguir preguntando sobre mi vida? - pregunta él pasando una mano por su cabello.

- En ese caso pregúntame tu a mi lo que quieras.

- ¿En serio?

- Si

- Bueno, ¿qué te gusta?

- Varias cosas - contesto.

- Dime una.

Sin pensarlo dos veces respondo a su pregunta mirándolo directamente a los ojos.

- Las estrellas.

- ¿Qué? - por un momento su rostro pareció petrificado.

- Me gustan las estrellas. ¿Y a ti?



SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora