¿Un Café?

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10!

Aleluya!

Hoy la veré de nuevo, que ella me haya hablado es un excelente comienzo, siento que tengo más oportunidad con ella.

Juzgando por el exquisito olor a café que siempre lleva, toma mucho y he decidido invitarla a tomar uno, pero me siento un total cobarde pues pueden pasar muchas cosas como por ejemplo:

1.Me rechace.

2.Me diga que es lesbiana.

Todo en esta vida puede suceder, pero igual me voy a arriesgar.

¿Dónde estoy? respuesta obvia.

Las personas que acostumbran pasar por esta calle me saludan, pues ya me ven todos los 10 parado aquí como un psicópata.

Consulto la hora en mi reloj y noto que ya ha llegado el momento, intento limpiar el sudor que recorre mi rostro y soplo para saber si tengo mal aliento... No, me he cepillé en casa pero igual meto una menta a mi boca.

Doblo y la veo.

ESTA MUJER ES PERFECTA...

¡Me está sonriendo?, miro hacia atrás incrédulo y me doy cuenta que soy el unico idiota que camina por aquí y sí... Me está sonriendo a mí...

Seguro luego se burlara...

Estoy bastante impresionado, trae su cabello pintado de negro, el lado derecho de su cabello aún seige rapado pero se nota que ha crecido un poco...

Viste con más elegancia de la común, sus labios pintan un lindo color rosa y sus ojos azules brillaban más que nunca haciéndola lucir más perfecta...

Esta mujer me encanta cada día más...

Hoy no trae el libro entre sus manos, las llevaba enlazadas y tiene una pequeña sonrisa en sus labios.

-Buenos días- dice e inclina su cabeza.

-Buenos días- digo de vuelta y me felicito mentalmente por no haber sonado como un idiota nervioso.

Ella levanta la mirada y la diversión que se le veía hace unos segundos, se ha esfumado y ahora su mirada es dura.

-Oye, queria saber si...¿Te gustaria tomar un café conmigo?- le pregunto rápidamente.

-¿Un café?- pregunta de vuelta.

-Sí...- respondo.

-No, lo siento, tengo una presentacion y no puedo llegar tarde- se disculpa mientras niega con la cabeza y se decide a seguir su camino.

Tomo su muñeca con delicadeza haciendo que se detenga. Ella mira nuestras manos y yo la suelto de inmediato.

-¿Crees que pueda asistir a tu presentación?- pregunto esperanzado.

-Sí, tal vez un 30 de febrero- responde, me guiña el ojo y sigue su camino.

Auch! eso dolió.


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