10 de cada mes

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Natalia se ha vuelto a quedar en casa con mi hijo, de verdad está siendo de mucha ayuda para mí y es cierto lo que dije, no sé qué sería de mí sin ella, es como una salvación y en ocasiones me siento tan agradecido por todo que siento que me gusta, es que ella es la mujer que todos quisieran tener, y puede que su estado físico no sea el mejor, pero es la mejor en lo demás.

Las ventas siguen igual de buenas y el día ha pasado tranquilo, a pesar de ello no puedo dejar de pensar en Viviana, siento todo esto un poco absurdo, pero el amor es así, estúpido y alocado, a veces me pregunto, ¿cómo fue que pude enamorarme de una mujer de la cual ni su nombre sabía?, lo único que tenía claro era que su belleza era inigualable, que más perfección en ella no podría caber. 

Falta muy poco para que finalice el año y sería el hombre más feliz de la tierra si lo pasase a su lado, pero siempre, o ella huye de mí o yo huyo de ella y me estoy exasperando un poco.

Estoy a punto de rendirme, mis fuerzas se agotan, ella siente algo por mí, pero no quiere intentar nada, sólo quiere alejarse más y más para que sus sentimientos perezcan, el amor que siento por ella aún sigue latente, pero mis ánimos se tambalean.

Lo bueno de todo esto, es que ya no la veo sólo los 10 de cada mes, ahora la veo con más constancia, pero no me sirve de nada, pues las cosas han cambiado.

Quiero verla ahora, ella es como mi medicamento, necesito de su presencia, necesito de ella como tal, hay tantas mujeres involucradas en mi vida, que me han hecho más daño que bien, empezando por mi madre, no sabe si estoy vivo o muerto y tampoco le importa.

Paulina, me pregunto con constancia donde estará, si tendrá frío o calor, si está llorando o riendo. Natalia, me confunde con rapidez, sus actitudes y por último Viviana, un amor que siento imposible, inalcanzable, que duele de sólo pensar en intentarlo de nuevo.

La campana de la entrada suena, levanto la cabeza y la veo parada frente a mí.

No reacciono. Sólo la observo fijamente como ella lo hace, no logro descifrar lo que me quiere decir, su expresión es de seguridad y decisión. Como lo esperaba toma iniciativa, se acerca con prisa y me besa con brusquedad, no queriendo dejar ver su lado sensible, queriendo mantener esa fachada de chica fría y sin corazón.

De inmediato respondo al beso, enredo mis brazos por su cadera y la batalla entre nuestras lenguas comienza, sus uñas se entierran sobre la piel de mi costado y su otra mano viaja por mi cabello, se separa y une su frente con la mía, su respiración es pesada y mantiene sus ojos cerrados, me da otro pero muy corto y baja su mano para acariciar mi rostro.

-No quiero, ¿pero cómo lucho contra lo que siento por ti?- 

-No luches, amame, como yo lo hago, intentalo, como yo lo hice cada vez que me rechazabas, hazlo sin pensar en lo que pasará, cierra tus ojos, apaga tus miedo y confía en mí-

Sus labios vuelven de nuevo a buscar los míos y los dos van a corde, en una perfecta combinación de luna y sol, extraña pero increíble y complaciente.

Perdón por la demora, ando sin internet   :(