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-¿Vamos a intentarlo?- pregunto esperanzado.

-No puedo responderte eso- dice y niega con la cabeza.

-¿Por qué no?-insisto.

-Hoy tengo una presentación, ¿irás?- cambiar conversaciones nivel dios.

Asiento seguro y me acerco hasta ella para darle otro beso pero se aparta.

-Empieza en minutos, tenemos que irnos ya- las ventas no han sido malas, pero si cierro dejaré de ganar más dinero, eso no me importa con tal de estar con ella.

Me levanto de la silla rodante y cuento el dinero, saco un poco y apago todo, salimos y cierro con seguro. Estoy emocionado, vamos uno al lado del otro, en silencio, ni tomados de las manos, ni abrazados, como dos personas que se están conociendo. El lugar no es para nada lejos, así que ella insistió en que nos fuésemos caminando, pues estaba dispuesto a tomar taxi.

Llegamos, me toma de la mano y me ubica en uno de los asientos que está al frente de la tarima, me guiña un ojo y se aleja. La función comienza y diferentes personas con diversos talentos se presentan y por fin pronuncian su nombre.

-Con ustedes, Viviana Marconi- ella aparece con el violín entre sus manos y se sienta en una silla que hay en la mitad en tarima. Me da una mirada tranquila y cerrando sus ojos, comienza a tocar.

Sus facciones tan delicadas muestra el amor con el que toca, sus pequeños dedos se mueven con delicadeza sobre cada una de las cuerdas, lo hace excelente.

Simplemente es el amor de mi vida.


10 de cada mes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora