Siempre Te Protegeré (Usui y Tu) Pausada y En Edición.

Capítulo 28

La luz de día que atravesaba la ventana me despertó. Él, rodeaba mi cuerpo con sus fuertes y firmes brazos.
Mi estómago rugió.
Me levanté, poco a poco para no perturbar sus sueños. Me dirigí a la cocina y ahí estaba Gaby.
Pasé de largo.
¡Hey! Buen día.- saludó hipócritamente.
Comencé a preparar el desayuno para mí y para Usui, ignorándola por completo.
¿No me hablarás?- dijo sonriente.
Vete a la mierda.- contesté fastidiada-. Me voy hoy en la tarde.
¿De qué hablas? ¿A dónde?-
No te incumbe.- dije y subí con dos platos en las manos.
Entré a la habitación.
Ahí estaba él nuevamente, despertando poco a poco.
Buen día.- le dije, y sonreí tiernamente.
Hola, Ángel.- me miro, y me robó un pequeño beso. Miro los platos con comida-. No te hubieras molestado.
Es solo un pequeño detalle.- le dije tímida-. Por lo que pasó ayer.
Estaré ahí siempre que lo necesites.- dijo, mirándome pacífico y comprensivo, con esos bellos ojos verdes. Tomó su plato, y comenzamos a desayunar.
Una cosa más.- dije apenada-. ¿Podría quedarme un tiempo en tu departamento? Si quieres, nos dividimos los gastos, solo sería un tiempo, en lo que consigo algún lugar dónde quedarme.-
No te preocupes, estará genial.- sonrió pícaramente.
Pervertido.- le dije y lo abracé-. Gracias.

Al llegar la tarde, Usui y yo nos dirigimos a su departamento.
Solo tengo una cama.- dijo sonriente.
Confío en que no me violes.-
Será dificil.-
Voltee los ojos y reí un poco. Ya veremos como nos acomodamos.

Llegamos al apartamento. Oh cielos, era enorme, y solo tenía una habitación.
Me senté a observar el lugar en el sillón negro de la sala de estar. Un lugar elegante.
¿Te gusta?- preguntó.
Es grandioso.- respondí.
Ven a ver nuestra habitación.- extendió su mano y la tomé.
La habitación era enorme igualmente. Una cama matrimonial se presentaba en el centro.
Puedes dejar aquí tus cosas.- dijo él saliendo de su gran armario.
Deje mi pequeña maleta en el armario y lo mire.
Esto es gigante, Usui.-
Las cosas se parecen a su dueño, ¿no es cierto?- bromeó.
Oh vaya, échate rosas, lord.- respondí sarcásticamente.
Ambos reímos.
¿Te gustaría ver algo?- dijo señalando la televisión.
Tú y yo la pasamos acostados.-
Podrías tú ir arriba de mí, o yo arriba de ti. Por ello no hay problema.-
Mejor los dos en la cama, a la par.- dije acostándome a su lado en la cama.
Ah, entonces de cucharita.- pasó su brazo detrás de mi cabeza. Bufé y lo abracé.
Pervertido.-