CAPITULO XII

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La felicidad sin limites  en esos días estaba presente entre Daniel e Isabella, en cada paseo encontraban múltiples cualidades en cada uno de ellos, el otoño fue avanzando, parecía que la dicha estaría presente en esta joven pareja de duques...

Para Daniel el plazo de dos semanas había concluido, debían partir a Londres para cumplir con lo encomendado por el regente, mientras se preparaban para salir llego una misiva para Isabella en ella los amigos de su padre, allí le comentaron que Él mismo había vuelto a su casa y que les fue imposible persuadirlo de lo contrario.

Mientras releía la carta, entro Julia dispuesta a terminarla de preparar para el viaje, saldrían en dos coches, el de los Duques y el otro con Julia y las maleta, - Julia, es mi padre, está solo en la casa y no quiere quedarse lejos de ella, que hare? aún no he podido hablar con Daniel sobre el tema.- comenzó a llorar desconsolada mientras Julia le acariciaba el pelo la animaba para que hablara con el duque.

-Lo sé, pero si después de todo aún cree que me casé con él por su dinero, aún tengo pesadillas con el hombre patán y cruel que era al principio estoy muy asustada.

-No le creo mi lady, el señor ha cambiado mucho desde su llegada aquí, espere y Londres a lo mejor encontrara como hablar con él, y seguro que todo se soluciona.

Daniel estaba terminando de arreglar los documentos en la biblioteca, al culminar salió para esperar a bella al comienzo de la escalera, verla bajar era todo un espectáculo, su cabello siempre se las ingeniaba para escaparse de los intrincados peinados que Julia le hacía, y amaba como esa melena cubría la espalda de ella, mientras bajaba podía trasladarse a las noches interminables donde solo ese cabello azabache hacía de atuendo mientras él la amaba sin reservas.

-Hermosa como siempre mi querida esposa -, se acercó y la beso, sin importar la risa disimulada de los sirvientes,- Pero ahora debemos partir antes que llegue la noche.

Durante el camino Bella no paraba de pensar cómo ayudar a su padre ante la infamia de ese degenerado Duque Fersby, necesitaba encontrar una salida pero aún no encontraba como hablar con Daniel.

Daniel se percató de la ansiedad que Bella tenía y lo atribuyo a el viaje, se acercó más a ella y le recostó la cabeza en su hombro -Duerme bella dama, aún queda horas de viaje.

Al llegar, ya avanzada la tarde, entraron a la casa y la Duquesa madre los recibió, con un gran abrazo al Duque pero con evidente frialdad a Bella.

--Qué bueno verte querido! Estaba preocupada por no poder despedirme antes de salir de viaje – Decía la madre mientras se dirigían al salón.

-Madre, no tenía conocimiento que viajaras! Es un verdadera sorpresa, y adonde se supone que vas?

-En realidad, tampoco yo lo sabía hasta que unos amigos me invitaron a Francia, verás estaba tan sola aquí que decidí aceptar sin reservas.

Bella observaba la conversación, era muy notable la cercanía que tenían madre e hijo y sintió nostalgia de su padre, que seguramente en ese momento estaría solo en la casa , de pronto el cansancio del viaje se hizo presente y decidió retirarse.

-Me disculpan el viaje me ha descompuesto un poco quisiera me retirare a mis habitaciones, si no es molestia- cuando bella se levantaba la duquesa madre le dijo:

Isabella, espero estés mejor mañana, debo indicarte todo lo que debes llevar en mi ausencia y solo tendrás dos días para aprender.

Un matrimonio por CaballerosidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora