Capitulo IV

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Daniel se había despertado con un humor de perros, no había dormido hasta casi el alba, besar a esa mujer lo dejo más alterado de lo previsto, había deseado saber que escondía debajo de ese transparente camisón, se levantó, y se dirigió al despacho, .- señora Marie, tráigame algo de comer al estudio y que no se me moleste-.

A media mañana, Bella se levantó y con la ayuda de Julia se colocó un sencillo vestido azul, se enteró por la doncella que su esposo estaba en el despacho y no quería ser molestado, pidió solo una taza de frutas en su habitación y decidió conocer los alrededores

Al frente tenía un hermoso jardín ,solo con setos y arbustos le hubiera gustado ver algunas flores algo con más color, y pensó en la posibilidad de plantarlas, justo al frente de la casa había un hermoso lago y en el centro del mismo una pequeña isla.

-Simplemente hermoso-, pensó. En ese momento recordó todos los inusuales acontecimientos que la habían llevado a ese lugar. Pensó en aquel único beso que había recibido de un hombre en la vida, y se entristeció que fuera cargado de rabia y frustración, sintió aquel beso como una llama que le avivo todos los sentidos esa noche y deseo saber cómo sería sentirlo por amor.

Para la tarde de ese su primer día, ya había entablado una bonita amistad con casi toda las personas que estaban en la casona, era fácil querer a esa chica con mirada dulce y cabellos de azabache, así le había dicho la Sra. Ada, esposa del jardinero. Su matrimonio siempre tuvo ligado a los Dankworth le había contado, entre una, dos tazas de té y algunas deliciosas galletas había escuchado la historia de amor de esa rozagante señora.

De mejor ánimo subió a su habitación, cuando aún sonreía se tropezó con una muralla humana y al subir la mirada se encontró con esos ojo de hielo de su esposo, -Disculpa, -quiso pasar rápidamente por un lado y Daniel la tomo por un brazo y le dijo.

-Aun no te cambias para la cena? Que pensarán si ven a la nueva duquesa en esas fachas?, anda vístete y te veo en el comedor en un rato-. Sin más la soltó y en grandes sanadas la dejo allí parada

A Bella no le había dado tiempo de responder, asi se metió a su recamara y se sentó en la cama , Pensó en lo que acababa de suceder y opto por refrescarse y cambiarse, se quedó leyendo un libro para despejar la mente y preparase para la velada, ya mucho tiempo después julia toco la puerta, bastante preocupada por ella.

-Mi señora, el duque ha preguntado por su persona y ha indicado que si no baja subiría por Ud-.

En el fabuloso salón de comedor, estaba el duque ya en la mesa, cada una de las piezas al igual con toda la casa encajaban en el nivel del duque, Isabella se quedó parada, esperando que su esposo la invitara a la mesa, él ni se inmuto, bella se voltio para salir de la habitación cuando Daniel alzo los ojos y dijo:

-No tengo la culpa, que decidas venir cuando la cena está bastante avanzada, tu falta de educación solo será respondida con lo mismo-.

-Es cierto, me disculpo con la Sra. Ada, se lo mucho que se esmeró en esta cena-, y se sentó tratando de evitar llorar frente a ese patán.

La cena termino en silencio, Daniel se habia parado primero y se fue al despacho, bella salió al jardín, la luna que estaba marcando el final del verano, estaba grande, deslumbrante y se reflejaba en el lago como un gran corredor celestial.

La joven duquesa, sintió la nostalgia de sentirse sola en aquél lugar y deseo más que nunca estar al lado de su padre, sabía que debía ayudarlo, no podía dejar que fuera a la cárcel, pero que haría? Como conseguiría pagar tamaña deuda?

Sin pensarlo sollozo, por un rato, mientras alguien desde una ventana la veía extrañado por su actitud.

Daniel , sin poder concentrarse en sus documentos se sirvió un trago de brandy, y se paró en la ventana cuando, vislumbro una figura acurrucada en uno de los bancos que estaban en el jardín, pudo entender que lloraba, y quiso por instinto salir a buscarla y abrazarla -¡pero que estaba pensando!- saldría para reclamarle por estar allí dando espectáculo para los sirvientes.

Isabella, no supo cuánto tiempo quedo abrazada entre sus piernas pero, se quedó profundamente dormida, quizás vencida por el largo viaje desde Londres y la espantosa noche anterior. Cuando Daniel llego a su lado la encontró dormida, acurrucada entre sus vestidos, quiso despertarla pero sintió deseos locos de tomarla en sus brazos, y llevarla al cuarto, que fue justo lo que hizo, con cuidado subió cada uno de los escalones, contemplando el rostro joven y cansado de su esposa, aun se le podían ver algunas huellas de lágrimas en las mejillas, entró a su recamara y la poso en la cama.

Se quedó un rato contemplando a esa malvada mujer, que lo había llevado a un matrimonio, solo para observar a una chica ,que quizás si había tenido la mala suerte que el en encontrarse en la misma habitación aquella noche en el baile...

Un matrimonio por CaballerosidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora