Capitulo II

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Isabella llego al salón, su tía le había indicado que el duque había llegado y quería hablar con ella. Con las manos apretadas se dispuso a recibir cualquier reproche que se le avecinaba.

-Buen día – alcanzo a decir, Daniel volteo, estaba guapísimo con la camisa impecable blanca y el pelo recogido con una cina, sus ojos se veían profundos y su cara algo cansada se notaba de granito.

-Al grano lady Isabella, nos casaremos en tres días y partiremos a Castle Combe tengo cosas que hacer y no quiero perder más tiempo aquí-.

Bella se quedó en el sitio no podía creer tamaña altanería y petulancia.

-Disculpe qué?, no señor o duque como se llame, sé que por razones locas del destino estamos aquí pero no se sienta Ud. aludido no fue su culpa no pierda más tiempo y váyase a realizar sus tareas- sus ojos echaban chispas y su respiración se veía agitada, -caramba si tiene carácter la fierecilla-, pensaba Daniel, -ja que bien la adiestraron hacer la ofendida, y su vestido muy bonito por cierto le da un aire natural a toda esta representación-.

-Como dice Ud. – la interrumpió Daniel aún más exasperado que cuando llego-cree que después de lo de anoche podremos salir bien! No señorita ya su reputación está en juego, ni hablar de mi honorabilidad, Ud. no piensa en su familia!, en como los dejara ante la sociedad su respuesta, déjese de tonterías la espero en la iglesia en tres días- y antes de abrir la puerta se voltio le lanzo un anillo que caía a los pies de ella y sin más le indico -ah aquí está el anillo no deje de llevarlo a la ceremonia y no llegue tarde-. salió haciendo una reverencia a la Baronesa que estaba bajando las escaleras y salió de allí.

Isabella no podía casi contener el llanto al recoger la joya era un anillo con una pequeña perla en el centro sencilla pero hermosa, entre su frustración sonrió al pensar que esa era su joya favorita las perlas dulces y solitarias.

La Baronesa se había acercado y entre un pequeño abrazo indico- bella se que a veces las cosas no empiezan de la mejor manera pero mírame a mí, no sé qué haría si mi Barón no me hubiera desposado-.

-Oh Tía En Que Lio Me Metí...-

La costurera estaba como loca corría de aquí para allá, fue un vestido sencillo con encajes y perlas para gusto de la novia, su tía había comprado el ajuar para la noche de bodas y ella ni se atrevía a pensar en ello y menos en ver que habían comprado.

Mientras en otro lugar...

-Ah hermano quita esa cara, tampoco la chica es un adefesio!- Le indico Marcus ofreciéndole un brandy- además ya cumpliste con el trato del ducado, complácete y solo deja que las cosas fluyan- siempre puedes pedir la anulación.

-Ja! Que complacido estoy, y sabes ya lo he pensado y mi madre también con el único hecho que aclaro estaba segura que yo no emplearía ese ardí tan bajo para librarme de este matrimonio, así que vamos quiero ver a Simone antes de lanzarme al agua. 

Ya saliendo del club, Marcus le prometía ser su padrino de bodas e ir en unos días a la casa de campo aunque a regañadientes, indicando que era imperdonable visitar en días de luna de miel pero peor perderse la temporada por algunos días.

Daniel, solo pensaba en su miserable vida, y lo miserable que haría la vida de esa bella intrusa...- que? Cómo? Bella-, el alcohol del club esta alterado -bella no, entrometida! y se lanzó a su cama sin quitarse la ropa.

Un matrimonio por CaballerosidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora