Pensamientos de Rydel.
—Bueno ¿Vas a darte prisa o qué?
—Eres una lata, Louis. Estoy caminando.
—Demonios, Rydel. Vives cruzando el parque. Caminas como si el mundo se te viniera encima.
—Si sigues fastidiando doy media vuelta y me regreso.
—No, lo siento. Sólo date prisa.
—Bueno, ¿vas a decirme qué es más importante que un maratón de The Chaos House?
—¿Estás viendo The Chaos House sin mí? Eres una desgraciada.
—¿Qué? Tú eres el que vio dos capítulos la semana pasada a las dos de la mañana sin avisarme...
—¿Qué? ¿Cómo sabes eso?
—Ingrid me lo dijo. Tengo mis aliados dentro de tu casa.
—Esa mocosa... Ya no la dejaré jugar con mis videojuegos.
—Bueno, Louis. Dime ya... ¿Qué ocurre?
—Sólo ven.
—Ya estoy afuera de tu casa. Ahórrame el tocar el timbre y ábreme.
—¿¡Ya!? Entra por la puerta de la cocina... Yo... Debo hacer algo...
—¿Qué? Louis... Tú... ¿Louis? ¿Louis?
Línea muerta.
—Idiota.
Lancé un profundo suspiro entornando los ojos. Entré por la puerta de la cocina como me había dicho, pero no había nadie.
—¡Louis! ¿Dónde estás?
En la casa había un profundo silencio, lo que era raro en la familia Evan: Íngrid siempre ponía música a todo volumen, Louis hacía sonar la guitarra y el piano con el amplificador bien alto, Mary siempre estaba gritándoles que le bajen, y hacía sonar la licuadora o la aspiradora o la máquina de coser, y Buzz siempre estaba ladrándome emocionado cuando llegaba. El único que no hacía escándalo alguno era el señor Evan, que casi nunca estaba en casa, y cuando estaba lo único que encendía era el televisor. De vez en cuando él y yo gritábamos cada vez que nuestro equipo favorito hacía un gol, pero ahí acababa la cosa.
—¿Louis?
Empecé a caminar lentamente para ver si podía oír algo. Fuí al salón y me dirigí hasta las escaleras. Di un vistazo hacia arriba y traté de escuchar algún sonido.
—¡Louis! ¡Estoy aquí! ¿En dónde te metiste?
Nada.
Empecé a subir, dispuesta a abrir de golpe la puerta de la habitación de Louis y ver qué estaba tramando ese idiota, cuando antes de llegar al descanso saltó sobre mí una horrible figura con el rostro pálido y los ojos terroríficamente rojos y brillantes. Grité como si el alma se me fuera a salir del cuerpo y salí corriendo hacia abajo. La espantosa figura me venía siguiendo mientras soltaba horribles gruñidos. Llegué hasta la cocina y estuve a punto de salir por la puerta por la que había entrado, cuando esa cosa me tomó por la cintura. Empecé a forcejear, hasta que caí al suelo, y eso sobre mí.
Mientras seguía forcejeando para liberarme, escuché una risa. Una estúpida risa conocida. Louis se quitó las máscara, y entonces pude ver su rostro de idiota burlándose de mí.
—Feliz Halloween, Ry.
—¡Eres un maldito imbécil, Evan! ¡Algún día vas a matarme!
El siguió riendo mientras intentaba sostener mis brazos que trataban de pegarle en el pecho.
—Ha sido una broma, Ry.
—Te odio.
De pronto, ambos nos detuvimos. Él seguía sobre mí, e inconscientemente había colocado sus manos sobre mi abdomen. Fue un momento realmente raro. Ambos nos mirábamos fijamente... Esos profundos ojos oscuros. Había un extraño silencio que nunca antes nos había pasado. Algo extraño se sentía, que no puedo explicar, pero estoy segura de que él estaba sintiendo lo mismo...
Entonces, de repente, aparté bruscamente sus manos de mí.
—Ya, quítate de encima.

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Azul y Negro.
ChickLitClifton, Nottingham. Rydel y Louis se conocieron un día de primavera en el jardín de Sussane Henly. Desde entonces han compartido todos los momentos de su vida: Se volvieron inseparables. Todo parece estar bien cuando están junto al otro, hasta que...