Capitulo 02 | Remember

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Los días seguían pasando, y se hacían semanas muy largas , a veces cuando me animaba a pensar en mi vida, sentía que el tiempo no corría, que no pasaba pues todo era igual, me había enterrado en una inmensa monotonía, vivía inmerso en la incógnita de mi mente. No sabía bien que sucedía con el pasar del tiempo, aunque sí tenía la seguridad de que el tiempo pasaba todos los días por mi estación pero nunca me decidía a abordarlo por... ¿miedo? Por miedo a algo incierto, tenía millares de razones pero ninguna la correcta, solo lo sentía; podían ser los demonios de mi pasado frenando mi destino o simplemente una intuición a la que le he dado más importancia de la que merece.

           

Era el día cuarto de la semana, miércoles, lo que me condujo a pensar en el miércoles anterior, donde había visto el par de ojos más peculiares y arrolladores que jamás vi.  La fascinación, que en ese momento me había invadido, surgía momentáneamente sin dar aviso y llenaba hasta rebosar mi mente de preguntas acerca del color de sus ojos, de por qué me causaba inmensa fascinación y por qué sentía que los había visto con anterioridad. 

Resolví, después de darle un par de vueltas al asunto, tomar el café en la ciudad.

Entrando a la ciudad había tres cafés, me decidí por que él tenía menos personas, estacione el coche justo en frente y entre.

Las paredes frontales eran en cristal al igual que la puerta, las demás eran en madera. Al final estaba un grande y ancho mostrador donde estaba sentada una mujer de cabello negro, detrás, pegado de la pared estaba el menú. Pedí un café espumoso y me aproxime a sentarme en una mesa que estaba vacía en una de las esquinas de aquel café. No habían más de cinco personas allí, si incluíamos dentro de ellas a la mecerá. Después de tres minutos esperando, la mecerá llego a mi mesa con el café en sus manos, lo deposito en la mesa y volvió a sentarse detrás del inmenso mostrador. Me sentí incomodo, las pocas personas que estaban allí me escrutaban con curiosidad, con preguntas sobre mi peculiar aspecto o si era nuevo porque nunca me habían visto, en desacuerdo con que me observaran salí, sentándome en una de las bancas que estaban pegadas de las paredes frontales del café, la mecerá salió al instante en el que me senté y me pidió que pagara, no paso por mi mente contrariarla, hice lo que me pidió y recibí un rotundo y escueto ''gracias''. Tomaba mi café sin prisa, aunque me empezaba a molestar que las personas que pasaban por la calle me escrutaran sin al menos fingir que no lo hacían, preferí el bosque donde estaría solo, como ya se me hacía normal estar. Cinco minutos después estaba contemplando el detalle más mínimo del bosque, la brisa estaba furiosa como siempre solía estarlo y tumbaba unas que otras hojas limpiando el follaje de los árboles. Entre los dulces sonidos de la naturaleza se unió uno que no pertenecía a  ellos, era una música estridente que comenzaba a molestarme. Deje de lado todo lo que pensaba en el momento y comencé a seguir el ruido, no me sorprendió el lugar del que provenía. El estacionamiento de la universidad estaba abarrotado de coches, no me animaría a pensar las personas que estaban dentro, daba miedo. Vi que salieron siete chicos, que supuse eran estudiantes. Eran cuatro chicos y tres chicas, todos se perdieron cuando entraron al bosque. Los seguí, cuidaba el territorio donde me movía, no me descuidaría, tampoco era una opción para mí que alguien llegara a descubrir lo que éramos en realidad. Los observaba desde siete arboles atrás, todos estaban sentados en el suelo, charlaban sobre las tareas y los profesores tiranos que dejaban tareas para una eternidad; no durarían mucho allí, fue lo único que pensé. Seguí allí esperando que decidieran ya irse, no pude frenar examinarlos detenidamente y reconocer su cabellera profundamente negra, pero al estar de espaldas hablando con una chica pelirroja no pude ver sus peculiares ojos, hasta que dejo de hablar con la chica y se voltio para volver a unirse al círculo y obtuve una vista perfecta de ese par de ojos miel claros, los examine con detenimiento y algo helado recorrió por cada vena de mi cuerpo ocasionando que jadeara confundido, ya los empezaba a conocer. No sé cómo los había olvidado si pienso en ellos cada momento, si son mi pensamiento principal, la semilla por la cual vivo en agonía y caigo en un abismo obscuro que absorbe mi ser como absorbía la sangre de mis víctimas, si es por la que recuerdo mi autentica naturaleza. Ellos regresaban martilleando mi cabeza sin piedad, sus recuerdos conseguían volverme tan débil como cualquier mortal, perdía la cordura lentamente y me desconocía, solo su recuerdo lograba acongojarme. Estaba al corriente de lo fuerte que podía llegar a ser, porque aunque no fuera mi completa voluntad, la sangre que me corría por las venas me forzaba a serlo.

Sentía la tormenta que se desenvolvía en las desembocaduras de mi alma, la vista se me nublo, el miedo y la inseguridad quebrantaron las murallas heladas que protegían mi alma; en lo más profundo donde todo lo ocultaba la oscuridad, allí en las profundidades álgidas del corazón, el ambiente empezaba a trastornar, y por primera vez, en mucho tiempo, volví a sentir el hueco en el corazón, aquel que habia olvidado.

Corrió con desesperación, desentendiendo el  de sentimientos que en él se desataban desentendía        lo que ahora colapsaba en su interior y empezaba a tomar forma con rapidez. Ya estaba hecho el rompecabezas, tenía una imagen clara de ella en su peor momento, donde había acabado con su vida sin saber que ella también era la vida de él.         

Paro de correr cuando había ingresado en su habitación, estrello la puerta y provoco un ruido ensordecedor.

Se dejó caer en su colchón hundiéndose en sus pensamientos.

No conseguía sacársela de la cabeza, ella vivía en él, y aunque solo fuese su recuerdo era demasiado real.   Pero si algo sabia distinguir eran las cosas reales y las que no,  y ver esos ojos que pertenecían a ella, verlos en la realidad, resucitaba la esperanza de volver a tenerla. Pero no, de alguna forma tendría que aceptarlo, no estaba, no está y nunca volvería , estaba muerta, casi tanto como él, y aun no se permitía aceptarlo, sus mitades vivían confundidas, jamás lograban concordar en que harían con la vida de él, así que intentaban llevar las dos ideas al mismo tiempo con la esperanza de que no chocaran.

Se levantó del colchón deseando ya no pensar más en el tema, pero siempre le había sido imposible detenerse cuando pensaba en ella. Sus pensamientos no cesaban de fluir y era algo que él no soportaba, deseaba que dejaran de fluir pero no podía mandar en su mente, tenía un desequilibrio mental desde que había despertado de aquel transe y recibido de inmediato la noticia, su muerte desestabilizo su mundo y su manera de verlo y vivirlo, el control que creyó que tenia se le había resbalado de las manos y desde ese día, nunca lo ha vuelto a poseer.

Su dolor permaneció hasta la noche y aun dolía como la primera vez. No era un dolor físico, era más mental que cualquier otra cosa. No había aprendido a reprimir todo el dolor por el que ya no vivía, y sin fuerzas se dejaba chocar por las olas feroces que traía la tormenta.

El hecho de que ahora existiera otra razón más que le recordara a ella hacia su vida más miserable, si es que aquello podía ser posible. Tal vez su especie no fue hecha para ser feliz, quizás había nacido para transitar en la desgracia y la miseria, los que se habían vuelto sus fieles acompañantes en su camino.

El silencio lo empezaba a sumergirlo aún más en sus pensamientos y ya no tenía control sobre ellos. Pensaba en como esta extraña chica no debía cambiar su vida, sería tan solo un nuevo obstáculo, uno que intentaría pasar pero esta vez con éxito, ella no debía ser un problema, tan solo era cuestión de no prestarle atención, de darle la espalda y seguir caminando, aunque sin avanzar, pero caminaría sin importarle ya lo que ella le hizo, aunque no fuera a ser un gran cambio, no era como si tuviera mucho que perder, ya no existía la diferencia, todo llevaba casi el mismo nombre, pero ¿LLEVARIA EL MISMO APELLIDO?

¿UNA DESGRACIA MAS O UNA DESGRACIA QUE CAMBIARIA SU VIDA?

En su interior ya eso había perdido la vida, ya había sustituido muchas cosas en su vida; amor por odio, fuerza por debilidad, esperanza por desilusión y felicidad por frialdad,  desde que su vida fue desenlazada de su única fuente de vitalidad, su corazón dejo de latir, y su sangre dejo de fluir por sus venas, la luz del sol fue eclipsada y supo enseguida que jamás volvería a brillar.

Sello VDonde viven las historias. Descúbrelo ahora