Daddy ✧ Jikook

Capítulo 3

Me moví nervioso sobre mis talones. Taehyung rebuscaba en mi armario, diciendo que no a la vez que lanzaba cada cosa que encontraba a la esquina opuesta de la habitación. Llevaba al menos quince minutos así y aunque aún quedaba una hora para que llegara el momento en que me iba a encontrar otra vez con Jimin, yo no podía estar más nervioso. ¿Cómo debía vestirme para una cita? Esto no era una casualidad como el primer día ni me iba a recoger del instituto, ahora yo sabía que habíamos quedado y quería ir bien para él. Pero no tenía ropa para ello y el bufido de Taehyung me lo confirmó de nuevo. 

Mi mejor amigo se dio media vuelta con un pantalón de Mickey y aguanté mi alegría al reconocer que era el conjunto del suéter. Lo había perdido hacía mucho tiempo y pensaba que nunca lo volvería a ver. No obstante, la cara de aquel idiota me hizo toser avergonzado.

—¿En serio? —preguntó, y lo sacudió.

—N-no es mío —mentí. Agaché la cabeza y aún así pude saber que se pasaba dos dedos por el puente de la nariz—Es de Jeno... —añadí. 

—Es de tu talla, Jungkook.

Apreté las mangas de la camiseta de pijama y me encogí de hombros, mirándolo de soslayo.

—Jeno ha... crecido últimamente.

—¡Deja de decir tonterías! —lanzó el pantalón junto al resto de la ropa. Me contuve para no ir a por él, levantándola cabeza y dando un salto asustado ante su griterío— ¡No puedo creer que sólo tengas esto en tu armario! ¿Qué pasó con toda la ropa que compramos el año pasado?

Miré el techo, como si un flashback fuese a aparecer en él. 

El año anterior Taehyung y yo habíamos ido de compras por mi cumpleaños y habíamos vuelto con muchas bolsas. Pero si no recordaba mal, casi todo había sido para él. Y lo que era para mí había terminando en una bolsa para los pobres porque había crecido un poco estos últimos meses y se me había quedado todo pequeño.

Él suspiró después de que se lo explicara y se dejó caer sobre el peluche gigante que custodiaba la puerta desde la esquina junto a mi cama. Yo me senté a lo indio en ella, esperando a que hablara. 

—¿Sabes a dónde te va a llevar? —sacudí la cabeza, tirando de la sábana azul con mis dedos— A lo mejor sólo vais a su casa y...

—¡Taehyung!

Mientras dejaba que se riera, noté cómo mi cara se volvía caliente. Sabía que iba a pasar. Si lo había hecho en su oficina, ¿por qué no en una cita? Me gustaba y no pensaba impedírselo, pero no creía que Jimin sólo pensara en eso. Habíamos quedado a las siete, ¿qué tendría pensado hacer?

—Mira —habló por fin y se levantó. Caminó hasta la montaña de ropa, rebuscó en ella y de repente dos prendas me golpearon—, si te eligió a ti entre todos los hombretones de la discoteca, no creo que le importe mucho como vayas vestido.

Una risa tonta se me escapó. Él tenía razón. Todos en esa discoteca, incluso Max, o al menos por lo que yo había visto, eran hombres guapos, altos, con cuerpos increíbles. Comparados conmigo... era difícil creer que alguien como Jimin hubiese decidido llevarme a mí a su casa. Pero lo había hecho, y me había ayudado el miércoles, e íbamos a tener una cita increíble. Seguro. 

Me levanté de un salto. Taehyung se tiró en mi cama y se dedicó a jugar con su móvil mientras yo me vestía. Me había lanzado un suéter gris lleno de animales dibujados que cayó sobre mis bóxer blancos en cuanto me lo puse.Me mordí el labio, temblando. Todavía no entendía qué pasaba con ellos; solo era ropa, una prenda más, ¿qué importaba si eran blancos?