Daddy ✧ Jikook

Capítulo 19

Moví a Anna entre mis manos fingiendo que bailaba al son de Let It go sobre mis rodillas. El pequeño portátil de Sora estaba en bucle con el disco de Frozen, yo me encontraba sentado a lo indio sobre la cama, con Hyemi a mi espalda y un reloj de cuco en la pared frente a mí. No sabía por qué, pero Jimin me había dicho que a las seis estuviese listo para irme de allí. ¿No íbamos a estar una semana con su familia? ¿Teníamos que volver a casa? Tal vez tenía algo preparado para nosotros. Ya eran las cinco y media.

—Te voy a dejar como una princesa.

Hyemi cogió todo mi pelo y comenzó a separarlo por mechones.

—Príncipe —le corregí, levantando un dedo en el aire. Sentí que tiraba de ellos, ignorándome y tarareaba con su voz aguda. Me pregunté que peinado estaría haciéndome y por qué no me hacía caso. Yo no era una niña. Era un chico— ¿Qué estás haciendo?

—Trenzas.

—Pero Hyemi...

—Ssshh —me dio un golpe en la cabeza con el peine rosa—A tío Minnie le encantará.

Miré a Anna y ella me miró a mí. Tenía dos preciosas trenzas a cada lado de su cabeza y también una sonrisa enorme. No dudaba que a él le fuese a gustar. Pero es que yo nunca me había peinado así y no sabía si iba a quedarme bien. A veces se burlaban de mí por llevar la coleta. ¿Qué iba a hacer con trenzas? No era una niña de cinco años. Aunque, si lo pensaba bien, me había probado la peluca de Anna que tenía TaeHyung y había sido divertido.

Hice una mueca mientras las manitas de Hyemi me hacían las trenzas. La canción cambió a Love is an open door. Cogí el muñeco de Hans que tenía junto a mí y Hyemi se rió cuando imité la escena de la película. Me gustaba estar con ella; sentía que podía sacar mi lado más infantil sin preocuparme. Con Jimin  también, claro.

—Listo —Hyemi se aplaudió a sí misma.

Solté los muñecos para llevarme las dos manos a la cabeza, tocando mi pelo hasta encontrar las dos trenzas. Eran pequeñas. Me mordí el labio porque no sabía qué pensar.

—¿Tienes un espejo?

—Mamá tiene uno en alguna parte —me contestó, bajando de la cama con un salto.

De repente, la bocina del coche resonó por todas partes. Oí mi nombre siendo gritado por su voz desde la calle, miré el reloj y vi que eran justo las seis. No podía creer que ya hubiese pasado la media hora. Me despedí de Hyemi con un abrazo que ella apretó y afirmó dándome un beso en la mejilla.

—¿Vendrás a verme con tío Minnie en el cumple de mamá?

Asentí totalmente convencido. No sabía cuándo era el cumpleaños de Sora, pero estaba seguro de que seguiría con Jimin para entonces. Le di un beso en el pelo. Cuando intenté quitarme las trenzas y devolverle sus borradores rojos, me chilló que no lo hiciera.

Fui a nuestra habitación y vi que ni estaban mis cosas. Seguro que él las había metido ya todas en el coche. Bajé corriendo las escaleras, encontrándome con su madre en el camino, que se rió al ver mi pelo pero me dijo que le gustaba.

—Te avisé -me besó la frente cariñosamente—. Espero que nos veamos el año que viene.

—Yo también.

Su padre me abrazó, cosa que me resultó extraña pero que me encantó. Su familia me aceptaba y eso era genialmente genial.

Una vez fuera, corrí por el camino hasta el coche donde él me esperaba, dentro, en el lado del conductor. Vi a mi peluche enorme sentado detrás con el resto de los regalos. Dudé entre sentarme con él o con Jimin, saltando en el sitio, abrazándome a mi mismo. ¿Se me había olvidado la chaqueta dentro? Estiré los brazos hasta ver las mangas de mi suéter y chasqueé la lengua. ¿Por qué nadie me había dicho nada? Ahora tendría que volver a entrar y...