Daddy ✧ Jikook

Capítulo 10

POV Jimin.

Observé como el camarero cocinaba la carne durante varios segundos, con las manos sobre la mesa y Yongguk moviendo los palillos mientras hablaba. 

—No fue algo difícil, ¿sabes? Zelo tiene dieciocho años, puede hacer lo que quiera con su vida.

Lo miré de reojo. Yongguk me sonrió, cogió una bola de shushi con los palillos y me la acercó a la boca, pero no la abrí. Solo me giré para poder verlo de frente y apoyé un codo en la mesa. -No me contaste que habías conocido a su padre. 

—Sí, bueno, yo tampoco sabía que estabas con un menor. 

 Me reí. Hacía casi un mes que no veía a Yongguk y por teléfono no me parecía demasiado adecuado contarle que estaba con Jungkook. Tampoco es que él me hubiera dejado hablar mucho cuando se pasaba horas hablándome de Zelo y lo bien que se lo estaban pasando en Florida. Hacía poco más de una hora desde nuestro reencuentro y en poco tiempo había podido resumirle la situación. 

 —La edad legal para tener relaciones sexuales son los dieciséis —añadí. 

 Yongguk me apuntó con los palillos llenos de salsa. Movió la cabeza de lado a lado y levantó las cejas. 

 —Al principio pensabas que tenía quince y te lo ibas a llevar a casa igualmente, ¿no? —abrí la boca para protestar; si bien eso era cierto, lo que más había considerado es que fuese mayor de edad pero no lo aparentara. Después de todo había conocido a varios que eran así. Pero mi amigo no me dejó ni pronunciar una letra antes de darme un golpe que manchó mi camiseta de salsa de soja—Eres un pedófilo. 

 —Tiene die... 

 —Pedófilo -se burló. 

Entorné los ojos. 

 —Cuando tú empezaste a salir con Zelo también tenía diecisiete. 

 Cogí una servilleta para limpiarme mientras me reía y Yongguk jadeaba. Movió las manos de forma expresiva, sacudiendo la cabeza. 

 —Le faltaba un mes para cumplir los dieciocho -exclamó. 

Me encogí de hombros con diversión. Yongguk soltó un resoplido que me hizo saber que había ganado, por lo que comencé a comerme el otro trozo de carne con regocijo, mientras veía de reojo su expresión pensativa. Le ofrecí un poco, pero no se dio cuenta. Estaba mirando su plato, apretando los palillos y movía los labios como si hablara pero sin soltar sonido. 

 —Ey —le di un golpecito en el hombro para despertarlo—, Bang. 

Dio un salto en el sitio tan de repente que salté yo también. Me miró, abrió la boca y asintió como si acabara de darse cuenta de algo muy importante. 

 —Por eso me encontré a Jin en el aeropuerto con otro chico. 

 —Supongo —me giré para seguir cenando sin darle demasiada importancia—, ya sabes cómo es esto. Si quiere dejarlo, no hay nada que se lo impida.  

 —Era el mejor que has tenido en años, ¿verdad? 

Asentí con la boca llena. Ahora fui yo quien lo apuntó con un tenedor mientras tragaba y me limpié la salsa de los labios antes de hablar. Lo que más me gustaba de hablar con Yongguk era que me entendía perfectamente. Al menos cuando se trataba de ese tema.