Ocho.

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Y el dolor sigue y sigue, no parece tener intenciones de detenerse.
Y el sufrimiento se propaga y se propaga, cada vez más ardiente.

Tendría que olvidarme de ti, de tu sonrisa, de tu cabello y tu risa; pero que tarea tan imposible querida, ojalá pudiera sacarte de un tirón de mi alma abatida.

Lo que ella jamás leerá...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora