Treinta y uno.

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Aún recuerdo dónde tu casa queda.
Después de tanto tiempo.
Dejo mis sentimientos en forma de cuaderno en tu entrada.

Me despido de ellos.
Alejándome de ti suelto la cuerda que ataba mi cuello,

La que ataba mi corazón al tuyo, la que no me permitía soltarte.
Te dejo mis sentimientos para que por fin los leas, para que por fin me entiendas.

Me despido de todo lo que alguna vez sentí por ti y me alejo de allí.
Estoy seguro de que algún nuevo sentimiento en mí se formará por alguien nuevo, y por fin te podré olvidar.

Con suerte
Para siempre,
Quizás.

Fin.

Lo que ella jamás leerá...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora