Nivel 29: Mutilar

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Les recomiendo no leer esto mientras comen...



El sabor a sangre impregnaba su boca. Ya no hacía nada para intentar escapar.

—Pedazo de chatarra tonta —2D susurró a dirección de esos fanales fríos que lo vigilaban para que no huyera, de esa falsa guitarrista.

Aproximadamente pasó cuarenta minutos desde que Murdoc le expresó que le llevaría algo para consumir. Stuart no conseguía ignorar a su estomago que se lamentaba por al menos un cacho de pan. La parte baja de su cuerpo tenía frío.

Murdoc llegó de repente.
—Puedes irte, Cyborg. Te llamaré si requiero de ti —Traía una botella de cerveza en una mano y en la otra un animal muerto.

Cerró los ojos de modo inconsciente. Un temblor le imposibilitaba estarse quieto. Oyó un sonido sordo, al mirar vio una gaviota con larvas que yacía en frente suyo.

—Es tu comida, la cerveza será después de tu platillo principal —Murdoc se alegró con malicia—. Bon appetit, Sunshine.

El olor era espantoso. Su respiración se agitó. Los ojos del animal muerto parecían verle con frialdad. 2D pensó que quizá era una broma por parte del bajista, eso deseaba creer. Sin embargo, su estomago rugía ferozmente y era como si se fuera a consumir a sí mismo.

—M-murdoc —levantó el rostro—. Deja de bromear.

— ¡Já! ¿Acaso crees que estoy mintiendo? Lamento decirte que estás completamente equivocado. Déjame explicarte, honey —En su voz no se lograba hallar ni un pizca de compasión—, tú dijiste que me odiabas, y te respondí que entonces haría todo lo posible para que esas palabras fueran ciertas... Oh, vamos, no llores, amor. Créeme que a mí me duele más esto, porque aunque no me creas, yo en verdad te amo.

Le era irreconocible el hombre que le incrustaba la mirada. Ese tipo no era Murdoc Niccals.
— ¿Qué pasó con la persona de la que me enamoré? —Dijo con dolor en el pecho—. Me das miedo... No te amo.

Sus ojos se cristalizaron ante lo último. Dio una gran bocanada de aire, no se dejaría ver débil.
—No necesito que lo hagas, con tu odio me basta... Y jamás te dejaré ir. Al fin y acabo, sino puedes amarme tampoco te dejaré que vuelvas a sentirlo por nadie más. Tenlo grabado; eres mío, siempre fue así y seguirá estando igual.

—Prefiero morir a estar todo lo que me resta de v-vida a tu lado —Aguachó la vista, encontrándose con la gaviota que le asqueaba por el penetrante olor a carne podrida.

—Entonces la pasarás muy mal si es que piensas seguir con esa idea. Stuart, no pienso acabar con tu vida...pero si haré todo lo necesario para que me obedezcas —Con el zapato acercó al ave—. Ahora come —fue una orden con total autoridad.

Sus labios estaban secos. Su mente no razonaba bien. Jamás sintió tanta hambre como en ese momento. Así que no lo pensó por mucho tiempo y tomó la gaviota entre sus manos, le resultaba repugnante todos esos pequeños gusanos blancos que se movían entre ellos... Apretó los dientes, ¿acaso alguien podría entender lo que experimentaba en ese instante? No, nadie. Tendrían que estar en su situación como para saber que el asco quedaba en un segundo plano.

Murdoc recargaba su peso en la pierna derecha, tenía los brazos cruzados. Sostenía entre sus dedos la fría botella de cerveza. Observó como la boca del peli azul se abría, titubeaba, hasta que dio una mordida justo en la zona donde se veía era más sencillo consumir.

Su mandíbula se movía lentamente. 2D se pasó el repulsivo pedazo de carne. No podía con tal sabor ni sensación. Tenía nauseas. Terminó vomitándolo, manchando el piso de madera, y que al ver su desecho volvió a ocasionarle más vomito... Se sentía el ser más repugnante del mundo.

—No creí que tendrías las agallas como para hacerlo. Debes de tener mucha hambre —El satanista le extendió la botella de cerveza—. Toma, al menos que te quite el mal sabor de boca.

2D estaba siendo humillado de la peor manera que pudo haber dimensionado. Con desesperación bebió de aquella sustancia que era amarga... Fue un alivio para su garganta. Aun así sentía un gran apetito, días sin comer nada era una tortura que provocaba que no lograra pensar en alguna otra cosa.

—Bien, ahora quiero que me cantes —Fue por una silla que estaba cerca poniéndola en una zona donde no había desechos de la desagradable escena que ocasionó el vocalista—. Obedece lo que te ordeno.

Trató de levantarse, sus piernas estaban débiles. Dio apenas unos cuantos pasos y cayó delante de Murdoc.
—No lo haré... Jamás lo volveré a hacer. Odio cantar —Estaba apagado. Habló apenas en unos susurros.

—Me molestas tanto cuando te pones en esa actitud —Se tocó el puente de la nariz—. Recuerda mi promesa; "Estaré a tú lado para, de ser necesario, obligarte a cantar".

Ese recuerdo vino a su mente de una manera fugaz. Esas malditas promesas hechas en una época donde estaba totalmente enamorado de él, y no cuestionaba los sentimientos de Murdoc; pareciéndole lindas aquellas palabras que era negativas.

—Bien... O-oblígame.

El cólera creció en su ser. Se levantó de manera brusca. Salió de la sala y volvió de manera rápida. Entre sus manos un cuchillo que brillaba por el gran filo que poseía. Se hincó, agarró la cabellera de 2D y en el cuello le puso el metal.
—Que cantes he dicho.

Pánico. Miedo. Impotencia. Desosiego. Stuart no supo ni porqué pero exclamó—: Dijiste que no me matarías...Pese a que es mi anhelo es este instante —Lloraba.

Chasqueó la lengua. Bajó el cuchillo por el pecho desnudo del menor. Después tomó la mano del peli azul, jalándola para tener un mejor agarre de ella.
—Supongo que tienes razón, Stut. Más en cambio, un dedo no es nada a diferencia de una vida, ¿no crees? —Posó el dedo medio de 2D en el piso, con fuerza lo sostuvo.

— ¡No! —Repetía sin cesar. El volumen de su voz aumentó considerablemente. Un sudor frio recorría todo su cuerpo. Trataba de apartar la mano, pero le fue inútil­—. ¡¡¡Ahhhh!!! ¡Basta! ¡¡¡Duele!!! ¡Ahhhh! ­—Gritó desde lo más profundo de su ser. La garganta le dolía, pero no se comparaba al sufrimiento que le causó ese corte. Sus lágrimas empapaban su rostro. No se atrevía a ver a aquella dirección.

—Tú dijiste que tenías hambre, Stut. Entonces es hora...


Violentómetro (Studoc/ Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora