Nivel 30: Asesinar

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Gracias a todos por leer hasta este capitulo. Este es el fin, pero habrá uno alternativo para los que gusten leerlo en unos días. <3
Advertencia: Capitulo largo.  
Perdón si hay fallas ortográficas.



Le ardían los ojos. El tormento asechaba cada rincón de su su cuerpo. El pobre Stuart no podía con el dolor. Cuando se atrevió a ver su mano, quedó aterrorizado ante la escena frente a él.

—Estas loco... —Decía entre lágrimas a Murdoc. Su rostro se había desfigurado en una gran mueca que demostraba su miedo.

—No, no, no. Lo mío no es demencia, darling, más bien lo definiría como amor...ah... —Tenía el cuchillo entre sus​ manos—, ¿pasional? ¡Como sea! Hora de​ que comas —Tomó el dedo del piso.

Para 2D todo era irreal. ¿En qué momento despertaría de su pesadilla?

—Abre la boca, Faceache —El frío mirar del satanista era como dos cubos de hielo—. ¡He dicho algo! ¡¿Acaso me estás provocando para que te vuelvas a lastimar?!

Escurría gran cantidad de sudor de su sien y frente. Aunque no quisiera debía obedecerle. No esperaría a saber qué otra cosa peor le podría hacer Murdoc. Lentamente su boca dio paso a esa pedazo de carne amputado  que en algún tiempo fue suyo.

—Bien hecho —Sentía un gran placer en todo el daño que le estaba ocasionando a 2D. Podía experimentar una satisfacción, e inclusive deseo sexual al lastimarlo.

Con los ojos cerrados, sus dientes apretaban los huesos. Tenía sangre en la boca. Trató de morder... Era extraña la sensación; como si de plástico se tratara. Cuando, de poco en poco, fue mirando. Un grito ahogado brotó de su pecho y apartó el rostro. Quedó observando el lugar donde debería tener el dedo medio, sangraba demasiado.
—Para...por favor —de nuevo su llanto se desató. Su mente era incapaz de pensar con claridad. Hasta que cerró los ojos debido a un desmayo.

(. . .)

El cielo en Plastic Beach se coloreaba de una tonalidad gris. Grandes nubes amenazaban con dar un ataque entre sus rugidos que dejaban escapar; advirtiendo que pronto el inmenso firmamento lloraría su pena. Las olas también parecían inquietas, pues daban grandes golpes contra la isla que parecía no defenderse.

Murdoc Niccals cargaba con un arma en la bolsa trasera, no tenía pensado usarla, aunque preferiría ser precavido. La Cyborg no estaría en esta ocasión, no creía necesitarla, por lo que optó en dejarla apagada en el sótano.

Acomodó el cuerpo de 2D en una silla, amarrando sus manos con un cinturón de cuero. Analizó el acto de violencia que causó en él, le tranquilizaba de gran manera. Siempre supo que su mente no era sana, desde que mataba animales de pequeño; el tener un alma indefensa le era tan tentativo para herirlo. A pesar de todo,  quiso creer que  con el chico que amaba las cosas resultarían diferentes.

Comenzó  despertando del sueño que hubiera preferido que fuera eterno y no tan fugaz como en realidad le pareció. Su vista se clavó en el dueño de sus miedos. Su boca seguía con el mal sabor; un revoltijo de vomito, carne putrefacta y sangre. Trató de mover sus manos pero le fue imposible la acción. ¡¿Qué pasaría con él ahora?!

— Hasta que reaccionas, creí que tendría que esperar por un largo tiempo más antes de que pudiera oír tu angelical voz, honey — Dio pasos lentos hasta llegar a 2D. Se sentó en el regazo de este, quedando frente a frente.  —Supongo que no querrás que te obligue a cantar, ¿acaso me equivoco?

Negó. Tendría que tragarse el poco orgullo que llegó a acumular. Cerró los ojos y comenzó a cantar algo que se iba inventando en ese mismo instante, demostrando su sentimientos.  El nudo que tenía en la garganta le impedía seguir y paraba para respirar. Sintió la mano rasposa de Murdoc en su mejilla... Lo destrozaba. 

Violentómetro (Studoc/ Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora