Nivel 2: Mentir/ Engañar

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Llevaba esperando una maldita respuesta por más de 5 minutos. Tocaba la puerta de la habitación de 2D, la cual tenía llave.
—Vale, ya —Dejó sus insistentes golpes—. Está perfecto si no quieres abrirme. Al menos escúchame, porque sé que estás ahí.
El silencio fue lo que obtuvo. Suspiró hastiado. Si por él fuera abría entrado a la fuerza, pero la copia que tenía de la llave se perdió.



Un cansado 2D estaba acostado en su cama. Tenía un audífono puesto. Con la oreja libre podía oír al enfadado satanista. Cuando de pronto algo le dejó petrificado. ¿Acaso su mente le jugaba una broma? ¿Se había fumado algún porro esa mañana? ¡No!

Dejando a un lado su reproductor de música fue hasta la puerta. Seguía sin abrir. Estaba recargada en ella.
—N-no te creo, Murdoc...

—Te digo la verdad, Stu. ¿Qué ganaría yo mintiendote?

Su corazón latía ante la idea de que fuera verdad. ¿Pero no se suponía que todo lo que ellos dos tenían eran solo encuentros casuales?

—Además sé que tú sientes lo mismo por mí, ¿o me equivoco, Faceache? —Alzó una ceja.

—N-no lo sé —Comenzó a tartamudear—. Yo sí te amo —Confesó con la cara al borde de la vergüenza—. Pero me cuesta trabajo creer que tú sientas lo mismo... —Estaba con los puños en la madera que le imposibilitaba estar con él. La barrera que los alejaba, estando a tan poca distancia.

—Te amo —Sonaba tan real—. Eres más que mi compañero de banda —¿De dónde sacaba tanta cursilería? Sacó la lengua por lo asqueado que estaba—. Vamos, cree en lo que te digo —¿Mentía para obtener lo que anhelaba en ese momento?

¿Podría hacerlo? Siempre pensó en Murdoc de una manera amorosa. Sin embargo, la actitud del bajista hacia él le imposibilitó imaginar que algún día sería correspondido. Para su sorpresa, últimamente todo cambió. Sí, era verdad que nunca espero nada de Murdoc. ¿Amor? no, eso sería ridículo hasta de considerar... No obstante en ese momento parecía que sí cabía la posibilidad de que el sentimiento fuera bilateral.

Lentamente la puerta fue abierta. Stuart lo miraba con un carmín en sus mejillas. Apenas iba a decir algo cuando Murdoc entró, besandolo con pasión. Correspondió dichoso. ¿Acaso era verdad lo que escuchó? Quería creer que sí.

La ropa fue despojada ferozmente. Tenía bajo su cuerpo al vocalista. Sonreía con un deje de lujuria. Es lo que necesitaba. Su lengua rozaba la ajena. Mordía los labios. Poseía al ángel de hermosa voz y azules cabellos.

Los gemidos inundaban todo el cuarto. Podía sentir como el miembro de Murdoc palpaba dentro de él.
—Te amo —Susurró entre olas de placer.


Estaban acostados. 2D descansaba en el pecho del verdoso, estaba contento. Su cabeza era acariciada por el hombre que tenía cerrados los ojos, tratando de descansar.

—Murdoc, te amo —Se aferró más al cuerpo. De pronto el tono de un celular sonó, provocando que el azabache se levantara para ir por aquel aparato que osaba interrumpirlos.

—¿Hola? —Aquella voz ronca que tanto le gustaba hablaba—. Ok... Entiendo. Voy para allá —Colgó.

—¿Te irás? —La pena estaba reflejado en su rostro.

—Sí —Se ponía la ropa que estaba en el piso—. Era Russel. Me cometó que hay problemas con... Cosas del concierto próximo —Explicó sin más.

—Entiendo.

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El baterista y la guitarrista llegaban cansados a los Kong Studios.

—Hey, Toochi.

—Hola, chicos —Saludó. Se hallaba en la sala mirando una película—. ¿Y Murdoc? —Se extrañó.

—No sé, viejo. Se supone que se quedó contigo, ¿no? —Russel se sentaba a su lado, comiendo de las palomitas de éste. Noodle imitó la acción, dejando a Stuart en medio.

—Me dijo que tuvieron problemas...y tuvo que ir con.... —Se dio cuenta que eso fue una falsedad—. Al parecer mintió.

—Es Murdoc, man —, el moreno miraba la pantalla—. Seguramente fue una escusa para irse por ahí.

—No te preocupes, Toochi —Sonrió la niña oriental.

—No lo hago, Noodle —Fingió una sonrisa. ¿Adónde habría ido?

Violentómetro (Studoc/ Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora