Nivel 11: Controlar- Prohibir 2/2

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–Confía en mí.

¿Acaso podía volver a hacerlo? Una vez lo hizo y perdió a una querida amiga. Su cabeza le comenzó a doler. Necesitaba dormir un poco pero antes quería darse una ducha.
—Iré a mi habitación —Se dio la vuelta y salió del lugar.

Murdoc se quedó satisfecho con la respuesta, al menos ya no tendría que evitar que 2D quisiera irse, por el momento todo estaba bien.

(...)

El agua escurría por su delgado cuerpo. Tenía los ojos cerrados mientras la llave de la regadera estaba abierta. Noodle, ¿era verdad que estaba muerta? Quería creer que era una mentira y que su amiga seguía a salvo, en algún lugar. Comenzó a llorar sin darse cuenta, sus lágrimas se fusionaban con su dolor.
—Mañana iré donde fue el accidente —sentenció al fin.
Cerró la regadera y salió con una toalla que cubría la mayor parte de su anatomía. En su cuarto buscó ropa cómoda para dormir y se acostó en su cama.

Pasada la media noche Murdoc entró a la alcoba. No prendió la luz. Miraba atento al peliazul que yacía tranquilo. Se acercó hasta ese cuerpo que tantas sensaciones le provocaba, y comenzó a besarle el cuello.

Inició a moverse por un cosquilleo. Abrió los ojos y con la poca luz de luna que entraba supo quién era. No tuvo ninguna acción que indicara que lo rechazaba, todo lo contrario. Estiraba su cuello para darle más libertad a Murdoc de que hicera lo que le plazca. Experimentó un deleite al percibir la lengua del bajista pasearse en su piel. No aguantó por mucho y lo tomó del rostro para besarle con deseo.

Se subió en el cuerpo del peliazul sin separar sus labios.
El calor interno nublaba los pensamientos de ambos. Los dos estaban seguros de amarse, aunque la palabra "amor"era representada de diferente manera para cada uno.

—Une nuestros cuerpos, Murdoc. Te pertenezco porque te amo —decía en la boca del contrario.

—Siempre ha sido así, Stu —sus manos que estaban por debajo de la playera de 2D, acaricaban el tórax, propiciando regocijo al dueño—. Desde aquel accidente en auto  fuiste mío... Solo me perteneces a mí, y eternamente será de esta manera.

«Eternamente, Murdoc».

Y, en las sombras de aquellas cuatro paredes fundieron su pasión la cual ardía con gran vigor.

(...)

A la mañana se apresuró para vestirse e ir donde tenía planeado. Admiraba a Murdoc. Recordó lo de la noche anterior y sonrió.
—Te amo —, acariciaba los cabellos negros del bajista dormido. Depositó un gentil ósculo y se levantó del colchón—. Volveré en la tarde —, se dio la vuelta, y antes de poder dar dos pasos, una mano le sostuvo del brazo.

—Te dije que no fueras, Faceache —, era Murdoc—. Tú dijiste que no lo harías.

Abrió los ojos con gran nerviosismo. Juraría que imaginó que el satanista estaba dormido. ¿Ahora qué diría? Era seguro que no podría ir, ya que lo tenía prohibido.

—Stu —se sentía traicionado. Se suponía que 2D entendía que él hacía todo eso por el bien de ambos, entonces ¿por qué pensaba desobedecerle?—. Bien, vete —soltó el agarre.

—¿E-en serio puedo? —quería correr para lograr hallar a  sus amigos—. ¿No me estás mintiendo?

—Estoy hablando muy en serio, puedes ir donde te plazca —suspiró pesadamente y se paró de la cama—, pero eso sí, una vez que lo hagas no pienses tan siquiera en volver.

Algo dentro de él se rompió. Odiaba que Murdoc le pusiera entre la espada y la pared. Le prohibió el celular, ver a su familia y a sus amigos, ¿qué seguiría después? Tenía un ligero temblor en su cuerpo.
—Pero yo no quiero dejar de verte, ya te dije que te amo —es lo que consiguió decir.

—Entonces demuestramelo y no vayas —se cruzó de brazos. Le encantaba lograr que 2D hiciera todo lo que él quisiera.

Noodle y Russel vagaban en su mente, pero se decidió.
—Quiero que te des cuenta que te amo de verdad, Murdoc.

Violentómetro (Studoc/ Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora