Nivel 28: Violar

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Cuando recién pudo retomar su respiración, miró a dirección a sus piernas. Vio como Murdoc se metía su miembro a la boca, pareciendo deleitándose en el acto.
—N-no...para —La falta de alimentos le estaba causando efecto. Sus extremidades eran incapaz de poner resistencia, aunque lo intentó.

—Haré lo que me plazca contigo —Dio besos en los muslos. Después una mordida que provocó un grito ahogado del vocalista—. Aunque tú te hayas desecho de mí, yo no pienso hacerlo. Dije que te amaría eternamente, no mentí.

¿Aún era demasiado tarde como para matar a Murdoc o al menos deshacerse de su propia vida para acabar con su infierno? No tenía idea.

—Ya no soporto ni un minuto más —Se acomodó entre las piernas de 2D. Tomó su pene y sin dilatarlo, lo penetró de una rápida estancada.

Dolor... Ningún placer en eso. Angustia. Tristeza. Puros sentimentos negativos.
—No... Para... —Su llantó aumentó considerablemente.

—¡Joder! Aprieta —Le era difícil poder moverse porque había resistencia. Hizo su torso para adelante, y besó a 2D sin parar.

Su mano, su cabeza y su entrada dolían. Quería despertar de aquella pesadilla llamada vida.
De pronto su cuerpo fue alzado por Murdoc, mietras el vaivén de este seguía. Fue llevado hasta una mesa que estaba cerca, ahi fue acostado para seguir siendo penetrado.

—Ahhh... Mmm... Eres mío. Mío. Mío...  ¡Mío y de nadie más! Ahh... —Su cabello azabache estaba lleno de sudor. Enloquecía de deseo. Jamás pensó que le causaría un mayor placer el hecho de que 2D se resistiera; hallaba excitación  en tal acto que cualquiera tacharía de enfermo.

Un poco de sangre salió de su entrada. Pudo experimentar la incomoda sensación de cuando Murdoc se vino en él.

—Este es el mejor sexo que he tenido en toda mi vida... Mmmm —Sacó su miembro del interior de 2D, para después darle un ósculo en la frente pretendido ser una forma de dar gracias por el acto recién llevado.

Su brazo estaba extendido en la mesa. Tocó un objeto, era pesado. Los labios del satanista estaban en su piel, parecía fuego.

"Házlo o él hará lo que quiera contigo por el resto de tus días".

Agarró el objeto para, enseguida sacar toda la fuerza que le quedaba, dándole un golpe a la cabeza de su secuestrador.

Rapidamente se quitó del cuerpo de Stuart. Se tocó la cabeza. Se hallaba desorientado por el golpe. Levantó su mirar borrosa para entender qué pasaba, divisó como el chico al que amaba se acercaba a él con una pequeña figura de un lobo, hecho de metal.

—Idiota —Apenas si logró esquivar el otro golpe que iba dirigido para su persona. Le arrebató la figurilla—. Me sacaste sangre.

Todo su ser se quebró como si de cristal se tratara. Por no lograr eliminarlo, ahora perecería. Su aliento era sonoro. Realmente estaba completamente solo. No tenía a nadie que le pudiera ayudar. Trató de correr, a pesar de que estaba consciente de que no tenía salvación. Su cabellera azul fue tomada con fuerza.

—¿A dónde crees que vas, inepto?

—No... Por favor. Perdón. ¡Perdón! —Con cada palabra que bosiferaba, su cabello era jalado con menos piedad.

—Estoy molesto, Stuart. Quiero una manera de sacar mi enojo —Apretaba los dientes sin importar que su mandíbula le doliera.

Con una camisa desabrochonada estaba en semejante situación. Ni ropa interior. Era vergonzoso y patético. ¿Tan bajo cayó por un poco de lo que pensó era amor?
Fue sacado de sus pensamientos debido a un golpe en su estómago, seguido de uno en su rostro y otro en su miembro.

—Es divertido. Al parecer me encuentro satisfecho —Entre sus dedos quedó gran cantidad de cabello azul—. Creo que mereces al menos un poco de comida —dio unos pasos. Antes de salir habló—; mandaré a Cyborg para que te cuide. Por tu bien no te recomiendo tratar de huir, sabes que es prácticamente imposible.

Su malestar le impedía el tan siquiera levantarse. De  la nariz de 2D brotaba sangre.

(. . .)

De nuevo estaba caminando en la arena de la playa. Ahora no miraba el horizonte. Sus ojos buscaban algo que vio en la mañana.

—Hijo de puta —El aire dispersó sus palabras.

En el interior de Murdoc crecía una furia que no lograba controlar.

—Le dije que lo amo. Le mostré mis sentimientos. Prometimos que nos amariamos. Se supone que seríamos felices viviendo aquí, juntos, solos, lejos de todos los que pudieran arruinar nuestra relación. ¡¿Y así me lo paga?!

El zumbido de las moscas indicaban que encontró lo que tanto buscó.


Violentómetro (Studoc/ Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora