Capitulo Treinta y Tres

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Maghdiel

Despierto, no recuerdo exactamente en qué momento Anghela y yo nos quedamos dormidos en el sillón. Es muy temprano el sol va saliendo, mi ventanal da hacia el este, por lo tanto veo la luz del sol que está en las cumbres de las montañas. Casi no alcanzo a ver la ciudad pero lo que veo de los rascacielos y algunas casas, se ve impresionante.

Aun tengo mucho sueño, volveré a dormir. Anghela no se mueve para nada, solo noto su respiración. Mis ojos se cierran de lo pesado que los siento.

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Escucho que tocan la puerta con insistencia y muy fuerte.

-¡Maghdiel, soy Tamara, ábreme!

Me exalto al escuchar eso. Anghela se despierta y me voltea a ver, yo le hago una señal de que no haga ruido. Tamara vuelva a tocar la puerta.

-Maghdiel, abre.- dice Tamara.

Anghela tiene una expresión de miedo en su rostro. Me acerco a su a su oído para poder hablarle.

-No te preocupes, escóndete en el armario.- le digo.

-Pero y si empieza a buscar por todos lados.- me responde.

-No te preocupes no lo hará.

-¿Por qué estas tan seguro?

-Discutimos ayer.

Anghela se sorprende, se levanta y se va rápidamente a mi habitación. Yo también me levanto del sillón y camino hacia la puerta, quito el seguro, giro la perilla y abro la puerta.

-Hola.- saludo a Tamara.

-Es todo lo que vas a decir.- me responde.

-Lo siento, pasa.

-Ayer te estuve esperando y no fuiste a buscarme.

-Perdón es que me quede dormido, después de que te fuiste me senté en el sillón y no me di cuenta cuando cerré los ojos para caer en un sueño profundo. Perdóname.

-Está bien, eso explica porque traes la misma ropa de ayer además creo que yo tampoco debí exagerar.

-Ya no importa.-le digo a Tamara.

Me acerco a ella, la abrazo y le doy un beso en la frente. Ella me comienza a ver a los ojos en el silencio dejo pasar unos segundos, me acerco y la beso de nuevo solo que ahora en los labios.

-Voy a ducharme, te busco en un rato en tu departamento. ¿Te parece?- le digo a Tamara.

-Está bien, solo que ahora si cúmplelo.- me responde.

-Perdón. Claro hoy no me quedare dormido, ahí estaré.

-Estaré esperando.-me dice.

Nos volvemos a besar, nos dejamos de abrazar, ella se va hacia la puerta y sale. Pongo de nuevo el seguro en la puerta, me voy a mi recamara para ir por Anghela. Camino hacia el ventanal que tengo, cuando estoy a punto de llegar a el giro a la Izquierda, después a la derecha. Ya estoy frente a mi closet.

-Anghela, ya puedes salir.

La puerta comienza a deslizarse a la izquierda.

-¿Ya se fue Tamara?- me pregunta.

-Sí, ya. Sería bueno que también fueras a tu apartamento.

-¿Quieres que me valla?

-Sabes que esto no es correcto.

-Maghdiel, yo fui la que inicio a salir contigo primero, no ella.

Las palabras de Anghela me llegan como un cuchillo, tiene razón sin embargo ambas me trataron igual antes de salir conmigo, fueron indiferentes.

-Solo, no quiero hablar más del tema.

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Me encuentro en uno de los simuladores de pelea, he perdido la noción del tiempo; pase como una hora con Tamara sin embargo le dije que me sentía muy inquieto, que estaría caminando por el edificio. Me pregunto que si quería que me acompañara, a lo que respondí que no; de nuevo solo quiero estar solo. He perdido la cuenta de cuantas simulaciones llevo, en la que estoy es de máxima dificultad y tiene una duración de veinte minutos de los cuales llevo aproximadamente unos doce. Unos segundos pasan, en un pestañeo la simulación termina.

-¿Qué te pasa?- pregunta Alesso.

Volteo y está en la entrada de la sala.

-Nada ¿Por qué lo dices?- respondo.

-Solo por tu expresión y comportamiento.

-Mmm, enserio no es nada.

-¿Tamara o Anghela o ambas?

-¿Por qué supones eso?

-Es por lo que siempre te estresas, nunca te estresas con nada que este relacionado a todo esto, ni a Et Matutina; por cierto sigue recorriendo el mundo la noticia de las reformaciones en las ciudades de todo el país.

-Si he visto que aun hay mucha euforia y conmoción.- suspiro.-Respecto a lo otro, no sé si sea eso.

-Es obvio que es eso, no tenemos preocupación por la escuela, familia u otra cosa, así que claro que es eso. No se que sucedió entre ustedes pero como antes no tenías tiempo para pensar en ello supongo que ya tienes tiempo para pensarlo; lo único que sé es que tu quieres demasiado a Anghela.

-¿Por qué?

-Por como hablabas con ella o la veías, tú humor cambiaba aunque estuvieras furioso. Te dejo solo para que lo pienses.

-Pero fue indiferente.

-Al inicio sí, al igual que Tamara o ¿no?

-Tienes razón. Gracias.

-De nada.

Alessandro se retira de la sala y yo me quedo parado viendo cómo se va, después me quedo viendo el campo por la ventana.

Al paso del tiempo, también me voy de ahí, he comenzado a sentir el cansancio que me han causado las simulaciones. Voy caminando al elevador, me toma muy poco llegar a él; aprieto el botón de la pantalla táctil que indica ascenso, las puertas se abren, entro y oprimo la pantalla e ingreso el número cien. Tardo un poco debido a que estoy en el piso sesenta y siete.

Las puertas se abren y frente a mi esta Tamara.

-Iba por ti, hace cuatro horas que te fuiste de mi departamento.

-¡Cuatro horas! Perdí la noción del tiempo.

-Sí. ¿Vas a tu departamento al mío?

-Al mío, necesito comer algo y asearme.

-¿Dónde estabas?

-En una sala de simulación.

-Ve solo a asearte, comemos en mi departamento.

-Muy Bien.- finalizo.

Tamara se acerca a mí y me besa en la mejilla, ese gesto me arranca una sonrisa. Caminamos hacia mi departamento, entro y Tamara sigue caminando hacia el de ella. Desde hace dos días no he hablado con su hermano, lo cual creo que es un mal detalle mío.

Cierro la puerta, cuando volteo y veo detenidamente todo el interior encuentro a Anghela apoyada en la barra que divide la cocina de la sala.

Stellarium (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora