Capítulo 10

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Eunhyuk suspiró y rodó para ponerse de costado.

Justo después de volver a casa después del trabajo se había tirado en la cama, agotado y más que listo para tener dos meses de vacaciones. Donghae había pasado por su apartamento hacia casi tres semanas y aunque se habían encontrado un par de veces desde entonces, su casa le parecía increíblemente vacía sin la risa de Donghae retumbando por las paredes. El castaño no había pasado ni siquiera veinticuatro horas ahí, pero durante ese corto espacio de tiempo Eunhyuk se había dado cuenta de una cosa: estar solo era horrible cuando tenías a alguien con el que querer pasar el tiempo. Y Donghae era ese alguien; el primer alguien por quien se sentía afligido cuando no estaba.

Cogió aire profundamente y le sorprendió gratamente el hecho de que la camiseta que Donghae había llevado antes aún olía a él. Quizá no olía, al menos ya no más, pero él creyó que sí. Y eso le hizo sentirse más cerca de él de lo que había estado durante esas dos últimas semanas.

Normalmente, se encontraban en la tienda; Eunhyuk ya no iba al club porque Donghae tenía miedo de que alguien pudiera notar que no era un cliente normal. Las citas también eran difíciles por la misma razón. Donghae no decía nada al respecto, pero Eunhyuk podía notar cómo el menor se tensaba cuando estaban rodeados por demasiada gente, así que no le pidió que salieran otra vez. Ahora lo único que le quedaba era esperar hasta que Donghae apareciera otra vez en la tienda. Tenían treinta minutos como máximo, apenas un poco de tiempo antes de que alguien pudiera sospechar. Eunhyuk sabía que las cosas no acabarían precisamente bien para Donghae si alguien descubría que estaba, de algún modo, saliendo con alguien, y por eso había aceptado todas esas dificultades. Pese a todo eso, no era agradable tener que esconderse cada vez que estaban juntos y que el menor tuviese que vigilar sus alrededores, con miedo a tocarlo.

Había sido completamente distinto en su apartamento. Habían estado solos, sin nadie que los vigilase. Había sido capaz de estar cerca de Donghae, sin que hubiese el más mínimo índice de miedo. Tras calcularlo, Eunhyuk había llegado a la conclusión de que podía permitirse llevarse a Donghae a casa una vez al mes, y esperaba que tal cosa no llamase mucho la atención de quienes no debía. El mes prácticamente estaba acabando, así que estaba deseando poder invitarlo pronto.

El repentino ruido del timbre hizo que frunciera el ceño. No estaba de humor para hablar con alguien, así que mucho menos para ver a alguien. Así que no se movió, esperando que quien estaba llamando a la puerta se rindiera y marchase. Tristemente, no fue así. El timbre ocasional pasó a ser rápido y constante, resonando por todo el apartamento y casi provocándole dolor de cabeza. Gruñó y salió de la cama, dando pisotones hacia la puerta y abriéndola de golpe, totalmente preparado para despedazar a quien se estuviese atreviendo a ser un maldito grano en el culo.

—Jesús, ¿por qué has tardado tanto? —Fueron las palabras que le dieron la bienvenida antes de que una muy conocida persona lo empujase, sus tacones golpeando el suelo de madera.

Eunhyuk necesitó un momento para ser consciente de quién había entrado en su apartamento de ese modo, sin poder evitar quedarse mirando como un imbécil el ahora vacío rellano frente a su puerta antes de darse la vuelta lentamente. Empujó la puerta con su trasero y parpadeó un par de veces antes de reconocer a la persona frente a él. Obviamente, era una mujer vestida con caras prendas, pero solo cuando se quitó la bufanda estuvo totalmente seguro de quién era.

— ¿Noona?

Su hermana sonrió de oreja a oreja, tiró la bufanda al armario que tenía a su lado, y abrió sus brazos. — ¡Ven aquí, bebé!

Eunhyuk continuaba mirándola como si su alma hubiese escapado de su cuerpo, así que Sora anduvo hacia él y lo cogió entre sus brazos, apretándolo contra ella como si quiera romperlo —N-noona—murmuró sin aliento.

Laughing the nighttime into dayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora