— ¿Qué dice en esta línea?
—Um....
Donghae estiró su espalda antes de inclinarse para acercarse al libro que continuaba frente a él. Ambos eran incapaces de recordar cuándo habían empezado a hacer los ejercicios, pero les parecía que había sido muchísimas horas atrás. Eunhyuk empezaba a estar cansado y notaba que Donghae no estaba mucho mejor que él. El menor se frotó los ojos y los entrecerró un poco, como si no pudiera ver bien las letras.
— ¿Va todo bien? —Eunhyuk preguntó con cautela, para estar seguro.
Levantó la vista, frunciendo los labios un poco. —Um... sí. Es solo... me duele un poco la cabeza.
— ¿Tienes problemas al leer lo que está escrito en los libros? Las letras, quiero decir.
Donghae asintió dudoso. —Es divertido porque... no puedo verlas claramente cuando están demasiado lejos...
Una tímida sonrisa se dibujó en los labios de Eunhyuk. —Parece que necesitas gafas. ¿Deberíamos ir al oculista más tarde?
La sorpresa se dibujó en todo el rostro de Donghae.
— ¿Gafas? ¿Y-yo?
Eunhyuk asintió y rió después. —No pongas esa cara. No duele, y creo que las gafas te sentarían realmente bien.
Pudo ver un leve sonrojo aparecer en las mejillas de Donghae. — ¿De verdad crees eso...?
Un leve tarareo resonó en la garganta de Eunhyuk. —Estoy seguro de que estarás adorable con gafas.
El leve y sonrosado sonrojo de Donghae oscureció y agachó la cabeza un poco, provocando que Eunhyuk se mordiese la lengua. —Gracias...
Sin tener voluntad para evitarlo, Eunhyuk observó al más joven durante un rato; cómo sus mejillas permanecían sonrojadas debido a sus palabras y cómo aún intentaba esconderlo. Por un momento se preguntó si los incontables piropos que Donghae seguramente había escuchado en su vida habían dejado algún impacto en el castaño. Le gustaba pensar que esa había sido la primera vez de Donghae en reaccionar así... Era algo bonito de imaginar.
—Si te duele la cabeza, deberíamos tomarnos un descanso —ofreció recostándose en la silla, sin apartar la mirada del otro—. Puedes ducharte si quieres, podríamos salir y dar un paseo... el tiempo es agradable. Sería una pena que nos quedáramos todo el día aquí encerrados, ¿no crees?
Donghae pasó la lengua por sus labios y paseó la mirada de los libros a Eunhyuk varias veces. —Pero... ¿los libros?
—Podemos continuar cualquier otro día. No puedes aprenderlo todo en un día, Donghae.
Estuvieron un rato en silencio, pero entonces una sonrisa apareció en los labios del castaño. — ¡Vale, Hyukkie!
Mientras Eunhyuk se sentía algo abrumado porque Donghae había utilizado su mote una vez más, el menor ya se había levantado de la silla y desaparecido en el pasillo, siendo todo felicidad y alegría una vez más.
Cuando el leve cierre de la puerta del baño resonó por el ahora silencioso apartamento, posó la mirada en los papeles que cubrían cada centímetro de la mesa de la cocina. Los acercó y sonrió al ver la aniñada escritura de Donghae, aunque estaba orgulloso al ver que el otro lo estaba haciendo tan bien. Estaba convencido de que algún día Donghae sería capaz de leer y escribir sin problemas si continuaba trabajando así de bien. No estaba preocupado por eso, para nada.
Se levantó y cerró los libros, apilando todos los papeles inservibles para conservarlos. Quería guardarlos en algún lugar junto a los libros para que pudieran utilizarlos de nuevo en su próxima sesión de estudio. Sin buscarlo, el papel con las letras extrañas captó su atención y le hizo detenerse una vez más. No pudo evitarlo; esas líneas parecían demasiado expertas como para ser inventadas. Quizá no supiera demasiados idiomas, ya que no le habían interesado mucho antes. Y quizá tuviese que investigar un poco más tarde, solamente para estar seguro de que no estaba imaginando nada. El pasado de Donghae aún le hacía pensar por las noches y preguntarse por demasiadas cosas en relación al castaño. ¿Y si sufría pérdida de memoria? Él solo quería ayudar.
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Laughing the nighttime into day
Fiksi PenggemarAbrir una pequeña tienda de alimentación en uno de los peores barrios de Seúl no iba sólo a traerle buenos clientes, Eunhyuk lo supo desde el principio. Pero lo que no podía imaginarse era que uno de esos clientes dejaría una fuerte impresión en él...