Capítulo 8

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Fue un suave y amable sonido lo que Eunhyuk escuchó primero cuando su mente empezó a alejarse del mundo de los sueños. Mantuvo sus ojos cerrados y escuchó, pensando que era tranquilizante e increíblemente pacífico. Sonaba como una risilla, la de niños jugando apenas unos pasos más lejos de él. Se sentía como si estuviese sentado en un banco cerca de un parque y que, al abrir los ojos, vería a un grupo de niños correr para atraparse. Escuchar tal sonido le hacía sentirse extrañamente bien y no podía evitar sonreír al saber que esos niños eran felices.

Poco a poco abrió los ojos y tuvo que volver a cerrarlos porque había demasiada claridad a su alrededor. No era deslumbrante, sin embargo, así que volvió a abrirlos, notando que la extraña luz le provocaba el mismo sentimiento que la risa. No era como mirar al sol, sino más como estar viendo un incidente, a algo tan bonito que no podías apartar la vista. Y definitivamente no podía hacer eso. Empezó sin poder ver nada excepto la cálida luz que inundó su cuerpo y alma.

Parpadeó lentamente y pudo ver contornos de algo en mitad de la luz. Cada vez que parpadeaba éstos se volvían más claros, hasta que pensó que había alguien sentado frente a él. Había demasiada luz como para ver una cara, por lo que solo veía una sombra. La luz alrededor de la sombra se movió un poco, casi como si la persona fuese capaz de controlarla, y sintió una suave brisa en la cara que vino de algún lugar. Sonrió y vio cómo la imagen frente a él se iba haciendo más y más clara.

Definitivamente, sí había una persona sentada con las piernas cruzadas; vio manos descansando en rodillas desnudas, brazos delgados y una sonrisa tan hermosa que hizo que volviera a cerrar los ojos. Incluso él sonreía ampliamente en ese instante, completamente seguro de que todavía estaba soñando.

—No vuelvas a dormirte, Hyukkie —escuchó a alguien susurrar.

Escondió el rostro en la almohada, aun sonriendo.

Ah, es Donghae...

Su cerebro necesitó un momento para asimilar la información y cuando lo hizo, un relámpago recorrió su cuerpo y le hizo sentarse derecho en la cama, completamente despierto e igual de recto que un palo.

Realmente era Donghae quien estaba sentado en su cama, vestido con su ropa y con una sonrisa en sus labios que prácticamente le provocó un ataque al corazón. La cegadora luz se había ido, así como la risa infantil, pero la sola presencia de Donghae era suficiente para hacerle coger aire. Se había olvidado por completo de que el menor había pasado la noche con él.

—Donghae —dijo impávido, y fue entonces cuando se dio cuenta de que solo llevaba un bóxer y una camiseta. Rápidamente se cubrió con la manta hasta la barbilla y lo miró con los ojos muy abiertos. Donghae, sin embargo, sólo le sonrió y con ello provocó que los latidos de su corazón fuesen en aumento.

—Buenos días, Hyukkie —sonrió, totalmente adorable con el cabello revuelto— ¿Has dormido bien?

El calor se apoderó del rostro de Eunhyuk, volviéndolo igual de rojo que un tomate. Donghae sonaba y parecía tan adorable que su corazón prácticamente no podía soportarlo más. ¿Cómo era posible que la persona frente a él fuese la misma que había bailado sin tapujos la noche anterior?

Espera un minuto.

La pasada noche se había llevado a Donghae a casa porque éste no se había sentido bien; había estado muy cerca de llorar, había vomitado – y ahora parecía un rayo de sol.

—S-sí, claro, gracias —dijo, aún un poco confuso—Pero... ¿Qué hay de ti?

Donghae elevó los hombros —También he dormido bien —dijo, y rió como un niño.

Laughing the nighttime into dayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora