Capítulo 12

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Lo que despertó a Eunhyuk la mañana siguiente fueron las suaves notas de un piano siendo tocado en la distancia. Sus ojos se abrieron lenta y suavemente y se quedó mirando el techo, escuchando y preguntándose si eran imaginaciones suyas o si los sonidos de verdad estaban ahí. Lo estaban, se dio cuenta rápidamente. Sin embargo, lo que ya no estaba ahí era el agradable calorcito del cuerpo junto al que se había quedado dormido la noche anterior. Ausentemente pasó su brazo por las frías sábanas a su lado, y pensó que realmente necesitaba un abrazo en ese instante porque su cuerpo aún estaba tenso por haber llorado tanto. Los eventos de la noche anterior empezaron a repetirse de nuevo en su mente sin cesar.

De pronto, la agradable música se detuvo. Oyó el movimiento de pasos en su lugar y cuando miró hacia la puerta abierta, vio a Donghae asomarse.

— ¡Buenos días, Hyukkie!

Una cálida sonrisa fue su regalo esa mañana mientras Donghae se acercaba a la cama, se acomodó a su lado y pasó una pierna sobre el cuerpo del pelinegro.

—Hola —lo saludó Eunhyuk, sintiendo como los escalofríos en su piel desaparecían en cuando la calidez de Donghae lo envolvió.

Donghae dejó un tierno beso en su mejilla y rió.

— ¿Has dormido bien?

No pudo evitar sonreír ampliamente.

—Siempre duermo bien cuando estás a mi lado.

—Oh. Entonces tendré que venir a tu casa más a menudo.

Eunhyuk suspiró, su corazón igual de pesado que una piedra.

—Donghae...

El otro tan solo rió y lo abrazó más fuerte, su cabelló haciéndole cosquillas bajo la nariz cuando se acomodó en su pecho.

Si pudiese, Eunhyuk pararía el tiempo. Quería quedarse junto a Donghae para siempre, sin nadie que tuviese que obligarlos a separarse. Lo que deseaba tener con todas sus fuerzas era un lugar donde pudieran ser ellos tranquilamente, sin que nada o nadie los interrumpiese. Y ahora no sabía qué hacer después de haberse besado. ¿Eran ya pareja? ¿Podrían llegar a serlo siquiera bajo tales circunstancias? Si querían estar juntos tenían que marcharse de la ciudad, o quizá incluso del país. La gente para la que Donghae trabajaba no lo dejaría irse, por lo que la única manera de que pudieran tener una relación era desaparecer. Eso, o tener que esconderse. Para siempre.

Mientras pensaba en todo eso había cogido la mano del menor inconscientemente. Tan solo se dio cuenta cuando la apretó un poco, y lo escuchó quejarse en respuesta. Eunhyuk levantó la cabeza y miró hacia abajo; cuando vio las manos del castaño sus ojos se abrieron desmesuradamente y se sentó rápidamente.

— ¿Qué les ha pasado a tus manos? —preguntó en tono alarmado, casi demasiado asustado de tocarlas. Ambas manos de Donghae estaban cubiertas de varias sombras rojas, lilas y azules; sus nudillos tenían rasguños y había sangre seca en algunos lugares. Sus ojos encontraron los de Donghae y el otro hasta parecía un poco culpable.

—Las tuyas están igual.

Eunhyuk volvió rápidamente sus manos y tuvo que admitir que el menor tenía razón. Se había liado a puñetazos contra la pared de su apartamento la noche anterior, ¿qué otra cosa pensaba obtener? Donghae, sin embargo... No había hecho lo mismo. ¿Verdad?

— ¿Qué has hecho? —quiso saber Eunhyuk.

—No lo sé... —se encogió de hombros Donghae—. Me he despertado así. Quizá pasó algo en el trabajo.

Laughing the nighttime into dayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora