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Abrí la boca para decir algo; pero me callé por instinto. Inmediatamente mis mejillas tomaron un color rojizo provocando que agaché la cabeza echando un mechón de pelo hacía atrás; luego pensé realmente. ¿Qué rayos pasaba por mi mente? Una persona como el nunca podría estar enamorado de una persona como yo ni por mas poco sentido que derroche el mundo.
- Emm.. ¿a que hora el sábado?- rompí el silencio para que su mirada se dirigiera a otra parte. El reaccionó e inmediatamente miró hacía el piso.
- Es a las cinco- sonrió elevando su mirada. Maldita sea ¿Por qué hacía eso? ¿nadie nunca le había mencionado lo lindo que se veían cuando abría así esos hermosos ojos? ¿nadie nunca le había dicho que podía hacer el mundo entero se quede sin luz, porque con la que el tenía bastaba y sobraba?- ¿Qué te parece a las tres? Tendremos tiempo de tomarnos algo.. Un helado quizás, no lo se- se encogió de hombros- tu sabes.. Charlar
- ¿Qué te parece a las cuatro y media? Estaremos en tu audición justo a tiempo- le sonreí. Me sentí cruel ignorando su propuesta; pero estar cerca de el simplemente significaba morir lentamente por dentro con la certeza de que nunca realmente lo podré tener; un sueño antes echo realidad, ahora destruido completamente por esos malditos pensamientos que no me dejaban ni siquiera disfrutar algo; esos que me aseguraban que no era nada.
-me.. ¿estas evitando?- preguntó un tanto decepcionado. Miré sus ojos e inmediatamente me di cuenta porque el era tan especial; tenía algo mas en ellos. Algo mas que el color azul en el cual me estaba reflejando. Había una chispa; un brillo. Un destello como el de las películas de amor. Algo que también tenía en su sonrisa; en su forma de ser. En la forma que decía las cosas. La forma en la que me hacía sentir sin un mínimo de esfuerzo; algo de lo cual el nunca se iba a enterar. Pero estaba bien; al menos éramos algo parecido a “amigos”. Y eso me aseguraba que lo podía tener cerca; y prefiero estar sola que perderlo; como sea.
- No.. No es eso- agaché la cabeza. ¿Era el momento? ¿debía decirle lo que sentía de una vez por todas, o debía seguir callando? Obviamente me callaría. Como acabo de aclarar; prefería tenerlo como amigo, a que perderlo.
- ¿entonces? ¡vamos! ¿somos amigos no?- sonrió emotivo. Claro, “amigos”, eso fue lo que pensé. 
Fingí una sonrisa e intenté buscar cualquier excusa posible y existente dentro de mi pequeña cabeza adolescente, pero lo único que se me ocurría era “¿y que pasa si me enamoro de ti?” cosa que no le puedes decir a la persona por la cual has estado completamente loca por años.
- Claro.. Amigos- musité un tanto incómoda; si accedía, ¿Cómo podía pretender no darle un beso a la primera mirada tierna que me lance? Claro que no lo hacía; porque ni siquiera sabía lo que era estar en mi lugar.
- ¿Qué dices? ¿ a las tres? ¡vamos!- me empujó suavemente el hombro. Sin darme cuenta elevé una mano hacía allí y me lo toqué como si lo hubiera besado.
- Esta bien Niall- accedí finalmente. Probablemente sabía de antemano que me iba a ser imposible decirle que no.
Si tan solo la vida fuera tan fácil como una película de amor en la cual el final ya se sabe; así no me pasaría horas y horas imaginando cosas que me gustaría que pasaran cada vez que pienso en el. Sabría que no pasaría nada entre nosotros dos. Él amor debería tener una fecha de caducidad; algo que te indique cuando empieza todo y cuando termina. Sería tan fácil como disfrutar el tiempo que tenemos juntos, sin tartamudeos. 
Estaba dispuesta a ser el sapo de la historia; ese que besa la princesa para que se convierta en un elegante y bello príncipe. 
Lo único que faltaba es que el se acerque dulcemente a mis labios y los besé de una manera encantadora y apasionada como en aquellas películas, o en aquellos libros; así como lo narran en la historia. 
Pero seguía pensando que no valía la pena decirle lo que sentía; no valía la pena sentirme princesa cuando estaba incluso lejos de ser un simple sapo. No valía de nada luchar por algo que nunca sucedería. No valía de nada tener coraje una vez en la vida para de pronto arruinar todo por lo que callé en los últimos años. No valía la pena creer en el verdadero amor, sobre todas las cosas, porque por lo que tenía entendido; nunca duraba. Nunca era para bien; y siempre terminaba en absurdas peleas que podían llegar a algo mas que un simple golpe. ¿Qué piensan de eso, papás?
- ¿entonces? ¿es una cita?- preguntó sonriendo. ¿una cita? ¿Por qué demonios me lo ponía mas difícil? Es lo que me refiero cuando digo que ni siquiera se esforzaba. Dude sobre mi propio eje unos minutos; pero luego alzó la mirada nuevamente.
- Es una cita- accedí, probablemente cometiendo uno de los mayores errores de mi vida.

NevermindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora