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Desperté en la comodidad de mi habitación. Los gritos de Emily no habían aparecido ese día, lo que me asombraba increíblemente.
Miré el día; la ventana estaba abierta, y el aire entraba por mi habitación. Estaba completamente ventilado; olía a mañana. Había quedado hasta la noche hablando con Louis hasta que descubrí que nadie llegaba, por eso fui a la cama sin siquiera comer bocado; había sido un día cansador.
Miré el reloj; las doce en punto. Hacia mil años que no me despertaba a esa hora. Sonreí y me levanté para prepararme. Algo me decía que se día sería completamente bueno. Pensé en mi hermana inmediatamente y me detuve; si tan solo pudiera llamarla.
Corrí hacía la habitación de Louis; pero el no se encontraba allí. Fruncí el ceño, me sentí en una pesadilla. Al parecer no había nadie en casa, y yo había despertado temprano.
- ¡Emily!- exclamé contenta al ver a la chica subiendo las escaleras con una botella de agua en la mano. Corrí hacia ella con las mas sincera sonrisa en el rostro; pensé que después de lo sucedido me la devolvería, pero al parecer estaba enojada. Me miró de arriba abajo y entró a la habitación.
- Mis padres te esperan abajo- dijo burlona. Tragué saliva; la ultima vez que hablé con sus padres me advirtieron que si seguía rompiendo las cosas me iría.
La miré confundida y bajé las escaleras; resultó ser que aquellos señores hablaban con una chica de una particular sonrisa. Louis estaba al lado de ellos con una cara terrible; parecía como si no hubiera dormido en toda una noche.
- Ahí estas- Dijo el señor Horan con un tono de superioridad .Louis permanecía completamente quieto al lado de ellos. Lo miré aun mas confundida. Le pregunté con los labios que era lo que le pasaba, pero todo lo que hizo fue mirarme mal. Estaba completamente asustada; no podía creer que me ignoró por completo.
- ¿Qué pasa?- pregunté. El me señaló la oficina que se posaba en frente de los ojos de todos mientras yo me seguía cuestionando que había pasado con Louis.
Caminé hasta el cuarto donde se encontraba su escritorio y una pila de libros encima de el; me hacía recordar a la oficina del director escolar en las películas antiguas. Tomé asiento en la silla que se posaba delante de su escritorio como el me señaló y mis latidos del corazón comenzaron a acelerar; el día no había partido como me lo imaginé. Estaba segura que algo malo estaba por pasar.
- Deberías, para la próxima, agradecer un poco mas lo que esta familia te ha dado- comenzó por decir. Quise reír inconteniblemente, y una pequeña risita salió de mi haciendo que el frunciera el ceño. ¿hablaba en serio?- Creo que este es el adiós- mi corazón se partió mientras el proseguía hablando sin importancia. ¿el adiós? ¿Qué quería decir con eso? Miré hacía la puerta; podía escuchar risas afuera, y podía también adivinar de quien provenían.
- ¿el adiós?- le pregunté confundida tragando saliva. 
- El adiós, como quieras llamarle..- rió sarcástico- puedes empacar tus cosas, y un taxi vendrá por ti en una hora a donde sea que vayas.
-¿Qué?- pregunté horrorizada- ¿Por qué?- me levanté del asiento a la defensiva- ¿Qué fue lo que hice?.
- Cuando entraste a este lugar te dije severamente que no quería que mantengas contacto con ninguno de mis hijos- sonrió como si disfrutara de aquello que estaba pasando
-¿a que se refiere con eso?- pregunté exaltada mientras el intentaba marcharse y yo le detenía el paso- no me eh metido con ninguno de sus caprichosos hijos- pensé en Niall. Excepto el, la caprichosa era Emily.
- Emily nos contó todo en lagrimas, dijo que no quería perjudicar a la familia- suspiró- es una niña tan buena.. Bien, en otras palabras, despedida, adiós- salió por la puerta como si nada- tu pago te lo daré cuando te marches- musitó apareciendo y nuevamente desapareciendo. Salí del lugar echa una furia; las lagrimas caían de mis mejillas incontrolablemente. Años para botar el sueño a la basura; esa idiota me iba a escuchar.
Me paré en la puerta de su habitación y ni siquiera me molesté en tocar antes de entrar. Las sonrisas falsas y fingidas habían acabado desde el momento en el que hizo mi mundo un infierno.
- Eres una hija de ..- me calló poniendo su mano en mi boca.
- No puedes decirme nada- dijo ella irónica- lo único que te pedí fue que no le dijeras a Louis, ¿y que fue lo primero que hiciste? Le dijiste a Louis que gustaba de el, y no me digas que no, porque escuché su conversación ayer
-¿estabas en casa?
- ¿te sorprende?- rió irónica- Le dije a Louis que nunca me enamoraría de alguien tan bajo como el, ¿sabes lo que me provocó? Eres una experta en destruír el día de las personas , ____ ¡muchas gracias! Ahora por favor, ¡vete!- exclamó. Pero no fue por eso que salí; si no para correr hacia donde estaba Louis.
- No hablaré contigo- dijo mientras me cerraba la puerta en la cara justo después de que pedí entrar.

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