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Desperté al notar besos por toda mi cara, pero no quería abrir mis ojos.

-Mmm. -fue lo único que salió de mi garganta, ni siquiera abrí la boca.

-Buenos días bonito.

Hundí mi cabeza en su cuello.

-¿Cuando se volvió tan cursi, señor Park? -dije murmurando. Segundos después noté un pellizco en mi brazo, que me hizo abrir los ojos de golpe -Auch!

-Tú te lo buscaste.

Mordí levemente su cuello como pequeño castigo.

-Jeon...-Comencé a succionar su cuello- Ni se te ocurra dejarme una marca.

Como respuesta, succioné más fuerte aún su piel.

Jimin me apartó con un empujón y se incorporó de la cama.
Aquello me enfadó.

-Eres un bruto, no tenías por qué hacer eso, estaba jugando.

-Cuando te digo que pares, para.

Cambié la expresión de mi rostro, frunciendo ceño y boca.

-Odio que me dés órdenes.

-Yo odio que no las cumplas, te pago mucho, al menos haz algo útil y obedece.

Abrí mi boca y Jimin reaccionó casi de forma inmediata a sus palabras.

-Nonono, por favor Jungkook, no quería decir eso, olvídalo por favor yo...

-Cállate.

-Jungkook lo sien...

-Cállate!

Le di un tortazo en la mejilla e intenté no llorar.

Otra vez me sentía como una sucia puta a la que le pagaba por ser sumisa.

Jimin apretó los puños cuando le pegué, pero se contuvo.

-Pídeme perdón.

Negué con mi cabeza y arrugué con toda la fuerza que mis dedos me permitían, las sábanas contra mi, cubriendo mi cuerpo desnudo, ahora avergonzado.

-Te lo mereces. -susurré.

Jimin suspiró y comenzó a vestirse, evitando mirarme.

Yo le observaba en silencio.

Habíamos vuelto al principio, la magnífica noche que habíamos pasado hacía apenas 8 horas parecía ahora muy lejana.

Volvía a ser el arrogante millonario Park Jimin.

Y yo volvía a ser su adquisición más cara.

Cuando terminó de vestirse, salió de la puerta dando un portazo, sin mirarme.

Comencé a llorar.

No debí volver jamás, esto era masoquismo.

Jimin podía ser el cielo o el infierno. No tenía punto medio, nunca lo habúa tenido, y realmente dudaba de que algún día llegase a tenerlo.

Cuando me calmé un poco, me vestí yo también y salí disparado por las escaleras hacia la puerta principal.

Al llegar a ella, tiré del pomo, y me encontré que este estaba bloqueado, la puerta estaba cerrada.

-¿A dónde pensabas ir, conejito?

Me giré alarmado al ver a Jimin a unos metros detrás de mi, mirando como intentaba huir de nuevo, con expresión de enfado real.

Unas esposas resbalaron de su bolsillo al dedo índice de su mano.

-No, por favor.

-No me estás dejando otra opción, lo siento, amor.

Pricey《Jikook Lime》#KpopAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora