Capítulo 19

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La mañana era fresca, la ventisca levantaba las hojas caídas del suelo en los parques solitarios. Isabel contemplaba los colores a su alrededor pensando en todo lo acontecido desde su llegada. Pensó que era demasiado, sin embargo, ahora vivía una aventura cada día. Se dio cuenta de que el deseo por revelar la verdadera cara de Valerie se desfiguró. Shoya la admiraba como diseñadora y la estimaba como compañera y amiga. Nunca sería capaz de verla de otra forma. El trato diario con su superior opacó las sensaciones que le producía estar cerca de Shoya, porque con él tenía que esforzarse para no desmoronarse en sus brazos. Le extrañó darse cuenta de que deseaba ahora más que nunca revelar el pasado de Valerie ante Yo-ka. Si Shoya creía en lo que estaba a punto de mostrarle le parecía irrelevante. Esto le preocupó haciéndola sentir culpable. Se preguntó qué pensaría Haru si se lo contara. Aparcó el coche como siempre, saludó a sus compañeros de trabajo en camino hacia su oficina, encontrándose con alguien que ocupaba su silla de espaldas a ella.

- ¿Disculpa? – El sujeto giró en su dirección.

Yo-ka sonrió al mirar la cara de asombro de Isabel.

- Yo-ka, ¿Qué haces?

El se levantó con paso firme hacia ella, tomó su rostro entre sus manos para besarla tiernamente. Ella correspondió rodeándole el cuello con sus brazos. La tomó de la cintura para atraerla a su cuerpo, su erección suplicaba por ser liberada. El beso se tornó pasional entre caricias desesperadas por desvestirse, Yo-ka puso el seguro a la puerta antes de llevar a Isa a la mesa, donde arrancó los botones de su blusa, hundió el rostro en su pecho mientras lo apretujaba entre sus manos saboreándolo a besos. Bajó el ajustado pantalón de ella al igual que el suyo para sentarse nuevamente en la silla, donde Isa bajó sintiendo su pene entrar. Aumentó el ritmo mientras continuaban ahogando besos pasionales. Isa desabrochó su camisa para sentir la piel de su jefe; intentaba callar sus gemidos, rogando para que nadie escuchara nada. Las sensaciones y el placer parecían prolongarse con cada embestida salvaje, con cada beso, cada roce, cada gota de sudor que resbalaba por sus jadeantes estructuras. Sus cuerpos terminaron exhaustos, agitados, transpirados. La habitación se sentía más calurosa, algo que a cualquiera que entrara le parecería inusual precisamente en aquella mañana fresca. Isa bajó del cuerpo de su superior, buscó sus prendas en el suelo para vestirse a prisa. La manija de la puerta se movió, indicio de que alguien del otro lado trataba de entrar. Yo-ka también arregló sus ropas. Para cuando Isa abrió la puerta, Shoya los miró con suspicacia. Justo desde donde se encontraba podía sentir el cambio de temperatura, pero no dijo nada. El joven Kawada se levantó de la silla de Isabel para volver a trabajar en lo suyo.

- Isabel – dijo una vez que se encontraban a solas – Jamás pensé que caerías en las redes de un tipo como él

- No es...

- ¿No es lo que parece? ¿Eso ibas a decir? Está claro que tuvieron sexo – le reprendió señalando la ausencia de botones en su blusa.

- No, no es lo que iba a decir. Es más complicado que eso – comenzaba a abochornarse, intentaba cubrir lo que hace unos momentos cubrían los botones.

- ¿Por él estabas así hace unos días no? Es lo que Haru me ocultó. Estás saliendo con el jefe

- No, y Haru tampoco lo sabe. Prefiero no hablar de esto ahora – se incomodó.

- ¿Por qué no? Ya estoy aquí, te he descubierto. Y soy tan confiable como Haru

- Haru no tiene ni idea. Prefiero que nos pongamos a trabajar en los diseños para Valerie, ya está terminado solo falta hacérselo llegar a las modistas. Necesito que te encargues de eso, y lleva también las medidas. – ordenó.

Isabel...My only vanillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora