Capítulo 2: Desconocida.

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-Hola...- hice una pausa porque no sabia cual era su nombre.

-Ana, me llamo Ana.- Dijo dándose cuenta de la pausa.

-Ana, podes pasar...- dije haciéndome a un lado de la puerta.

Ella pasó y dejando un delicado abrigo gris en la silla se sentó en la mesa donde yo estaba comiendo. Parecía hambrienta, fue entonces cuando le ofrecí un poco de mi cena.

-Si queres podes comer.

-Por favor, no comía pizza hace bastante tiempo. Dime Fran... ¿por qué se mudaron tú y tu padre?

-Por cuestiones del trabajo de mi padre, lo transfirieron a esta ciudad. Además... teníamos muchos malos recuerdos de nuestra vieja ciudad...

-¿Una muerte?- Pregunto repentinamente, indagando .

-Sí... una muerte...- Dije con la cabeza gacha.

En es momento, me pregunté -¿Cómo ella, sin antes haberla visto antes, pudo saberlo?-. Anonadado por la asombrosa conjetura que había hecho Ana, pregunté:

-¿Cómo lo supiste?

Ella solo respondió- No lo sé, solo lo supuse...

-Increible...- Dije sonriendo y mirándola.

-Fue tu madre... ¿no?. Digo, ella falleció.

-Sí... se fue hace tan solo 6 años, cuando yo tenia 10. Murió de un golpe. El forense dijo que ella sola se cayó o resbaló. Pero siempre tuve la sensación de que no fue asi... que alguien mas lo hizo.- dije serio.

-Lamento haberte hecho recordar todo eso...- dijo agachando la cabeza.- Sinceramente ahora me siento muy mal...

Verla asi me conmovió. Entonces hicé algo que nunca pensé hacer, abrazar a una extraña que apenas conocia. Así lo hice. Me paré y la abracé.

-Tranquila, ya superé todo eso. Fue hace mucho tiempo...- dije con un tono calido.

Ella solo me abrazaba, sin decir nada. Su piel estaba muy fría y por primera vez me di cuenta de que su tono de piel era muy palido, pero esto no impidia hacer que se vea hermosa.

-Dime Ana, ¿cómo supiste que mi madre había fallecido?

Entonces ella me abrazo mas fuerte y dijo:- Deducción supongo... es decir, en ningún momento vi a tu madre...

La mire entre mis brazos y dije:- Eres muy astuta... ¿Quieres mirar un poco de tele en el sofá?- pregunté para romper la atmosfera triste.

-Claro, hace mucho no veo un poco de tele...

Esta chica era rara, no hacia muchas cosas que para gente de nuestra edad era totalmente normal. Pero esto no impidió que su belleza, su peculiar y singular belleza, me atraiga.

El resto de la noche fue tranquila, solo hablábamos y hacíamos chistes mientras mirábamos la tele. Teníamos demasiadas cosas en común, era como si ella fuese yo. Además, tenia las cualidades físicas que siempre desee en una chica; bajita, con pelo largo, teñido de color gris y ni muy flaca ni muy rellena. Parecía que el destino me había hecho encontrar con la chica de mis sueños.

Pasaron un par de horas y ella se fue. Nos despedimos y al cerrar la puerta, pude ver el abrigo gris que había dejado en la silla, se lo había olvidado. Tome rápidamente la prenda y me dirigí a la puerta velozmente, para dárselo antes de que entrara a su departamento. Tardé solo un par de segundos en hacer todo eso. Pero al abrir la puerta y dirigir la mirada a donde se suponía que era su hogar, noté que ya no estaba. Parecía imposible la idea de que haya entrado a su casa en tan poco tiempo. Pero al parecer, asi era... 

Ana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora