Entra en mi vida |Agustín Casanova|

capítulo 41

Estaba pasando por los segundos más tristes de mi vida, sentía un dolor y un vacío adentro que era inexplicable.
Con Cielo nos quedamos esperando en la sala de espera mientras los familiares terminaban de despedirse, agarré su mano con fuerza para no quebrar de nuevo y después pensé que fue un mal impulso aunque me sentía mal y no muy conciente de lo que estaba pasando. Ella lo entendió y mirando nuestras manos me abrazo muy fuerte lo que causó que el llanto volviera, me iba a costar recuperarme.

Veía que salía mucha gente de allí dentro.

Horas después

Seguíamos ahí hasta que empezaron a sacar la camilla, estaba oscureciendo pero yo no me iría hasta que salieran todos. Atrás de su camilla salió su madre la cual me miró con una mala cara.

-Ya estás feliz?- me dijo acercándose hacia donde yo estaba

Por parte sabía que el perder a su hija no le estaba haciendo bien, a nadie le haría bien.

-Jamás estaría feliz por esto- miré al suelo seriamente
-Vos mataste a mi hija!- grito e intento acercarse para pegarme pero un enfermero la frenó
-Que?- la mire confundido- usted...- Cielo puso su mano levemente en mi pecho, en señal de que no diga nada
-Esta mal- susurró sin que ella pudiera escuchar
-No voy a descansar hasta que se haga justicia, no voy a descansar hasta que estés en la cárcel- esas fueron sus últimas palabras antes de retirarse.

Eso generó un silencio incómodo entre Cielo y yo hasta que ella habló

-Recuerdo cuando salíamos del hotel a escondidas, tratabamos de que no termines en la cárcel- miraba el suelo con una sonrisa, al parecer lo recordaba con alegría
-Porque te pone tan feliz?- pregunté tratando de imitar su sonrisa
-Porque estábamos juntos- se dió vuelta mirándome fijamente- sé todo lo que hiciste por ella, y que la amabas de verdad, y que crees que el mundo se te viene abajo, que se te va a hacer imposible continuar, pero podemos, podemos salir adelante, si te meten a la cárcel... salir, salvar tu carrera. Pero por favor no te me tires abajo, no vine desde chile para sentarnos a llorar- agarró mi mano- vine a quedarme a tu lado y por más que quieras con todas tus ganas, no me voy a ir.
-sonrei- No entiendo- dirigí mi mirada hasta sus ojos- después de todo lo que te dije
-Shh- me calló- ni lo menciones
-Gracias- la abracé

Chile

-Vine acá, porque se que hice las cosas mal, se que no solo te cause un daño sentimental si no uno físico y se que no me vas a perdonar, pero solo venía a pedirte perdón- era la primera vez que Sofía lo veía así de arrepentido.

Mientras la situación se ahogaba en silencio porque ni una palabra podía salir de su boca debido a lo impactada que estaba, este se retiró dejando a Sofía en el marco de la puerta. Mateo frenó en seco para decir sus últimas palabras.

-Espero que puedas perdonarme- volvió a su posición normal y siguió caminando.
Dolía, dolía toda esta situación, todo lo que pasó y que las cosas hayan quedado así, obviamente tenía bien claro que no podía remediar el dolor de meses con un simple "perdón".