Día 1

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Kim taehyung había tenido un día ocupado con los exámenes finales y su familia encima de él en todo momento no había conseguido un segundo desocupado en el día. Ahora mismo se dirigía a su casa, aunque para ella tuviera que tomar el paradero 54, el mismo que salia a las 6 de la tarde.

KimSeokJin, había pedido un montón de libros en la biblioteca de la academia, ahora los llevaba haciendo equilibrio sobre sus brazos. Le ardía todo el cuerpo, y no, no era de ese calor agradable de cuando te recostabas en una cama cálida en días de frío, sino que era un dolor que le llegaba hasta los músculos.

¿Su problema?.

Él tenia astigmatismo, su peso era demasiado bajo para su edad y era demasiado inocente. Cualquiera pensaría que un chico como él era el centro de bulling en la academia y no merecía la pena ser su amigo. Pero Jin era muy feliz todos los días porque sabia que toda la gente se equivocaba respecto a él.

Hizo equilibrio con los libros solo para ver la hora en su reloj que portaba en la mano izquierda, 5:50 pm. Trató de apresurar un poco mas la caminata.

Al llegar al paradero, o al menos acercarse un poco mas, un duro cuerpo chocó con él. Sus libros saltaron en todas direcciones al igual que sus anteojos. Rebotó contra el piso con los brazos abiertos y todo le dio vueltas, pero al rato volvió en sí.

Retrocedió un poco para observar a aquella mancha ante él. Un chico de piel algo tostada... Tomó los anteojos que habían caido junto a él y lo pudo observar mejor.

Era muy guapo.

—¿Estas bien?.

El otro chico estaba de rodillas muy cerquita de él, Jin retrocedió aun mas. Su voz ronca lo asustó mucho.

—S-si... Perdón...

—Ah, tranquilo, creí que te había roto o algo por el estilo. —Rio, Jin pensó que se veía muy tierno. —¿Pretendes leer todos estos libros.

El chico apuntó con el mentón a los de ciencias, a SeokJin le temblaba la mandíbula porque él no era de conocer mucha gente.

Asintió.

—Vaya, yo jamas podría leer todo aquello, soy un perezoso como no te imaginas. —Sonrió ladino, esa sonrisa era simplemente encantadora. —Pero bueno, hay que recoger este desastre.

Se puso de pié con dificultad mientras que al otro chico parecía no dificultarle nada.Tomó los de ciencias y luego los de matemáticas.

—M-muchas gracias. —Dijo, mientras ordenaba los libros en la grada del paradero.

—Hay, no agradezcas, fui yo el que no se fijó en donde metía las narices. —Sonrió. —Tu disculpame.

Un escalofrío recorrió toda la espalda de SeokJin, erizandole el bello de la nuca. No sabia a que se debía esto, pero no le había gustado. Se sentó en la grada, el chico se sentó junto al otro lado de los libros. Soltó un suspiro pesado.

Y la situación se volvió incómoda.

Solo se podían escuchar el revolotear de los pájaros y los faroles junto a ellos encenderse. Era extrañamente agradable. Jin recordó la escena de la película “Mi vecino Totoro” y deseó tener un peluche de ellos para abrazarlos mientras el frío se apaciguaba.

El bus llegó junto a ellos, pero aquel no era el de SeokJin, ¿habia leído mal el horario?.

El chico se puso de pié y lo observó.

—Lo siento, chico del bus, un gusto chocar contigo pero me debo ir.

Jin le dirigió una mirada asustada pero luego le sonrió. Desapareció por las puertas del bus iluminado y se sentó de los últimos puestos. Definitivamente era alguien agradable.

Un encuentro -no tan- clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora