Capítulo 4

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- Lo que has oído, ahora, pide perdón y preséntate ante tu nueva madre y nuevo hermano.

- ¡Que te lo has creído, maldito desgraciado!

- ¡No me levantes la voz! ¡Haz lo que yo te digo!

- ¡Que te den!

Dicho esto me hice paso entre esas tres personas empujando a mi padre y salí de aquella casa. Mi padre gritaba que regresase, pues eran las diez de la noche y no conocía la zona, pero me daba igual, prefería que me secuestrasen a volver a aquel antro. Y encima, ¿Cuál es su dichoso problema? ¿Tan rápido ha olvidado a mi madre?... Eso es, ¿Y si había matado a mi madre para irse con su amante y su hijo? ¿Y si la próxima víctima soy yo?

Moví mi cabeza de un lado a otro, definitivamente la paranoia me consumía, quizás María tenía razón. Bueno, lo último que quería era volver a casa pero no tenía otra opción. Después de recorrer mi nuevo barrio volví a ese sitio donde me tocaba pasar el resto de mis días de estudiante. Cuando llegué abrí la puerta, al parecer seguían ahí, estaban en el salón, sentados en el sofá mientras hablaban. Entré y mi padre me miró con decepción, esa mujer a la cual me negaba a llamar madre me miró con desprecio y bueno, fuera quien fuera ese chaval pasó de mí completamente, su mirada estaba clavada en su teléfono móvil.

- ¿No tienes algo qué decir?

- La verdad es que no.

Dije encogiéndome de hombros mientras me dirigía a mi cuarto.

- Alto ahí, señorita.

Miré de reojo a la mujer.

- No nos hemos presentado como es debido, soy Tífany, tu madre.

- Corrige, eres una desconocida llamada Tífany, la cual está ocupando el lugar de mi madre lamentablemente en esta familia y ha traído consigo un parásito -dije refiriéndome al adolescente- que seguramente no sabe hacer nada por sí solo.

- Adriné, ya basta...

Dijo mi padre, era notorio que mi comportamiento le estaba preocupando ya.

- Uy, perdón. ¿Qué pasa? ¿Qué si me comporto mal esa arpía se va a ir de casa abandonándote?

Mi padre llegó al límite, se levantó del sofá y se encaminó hacia mí. Mi padre era más alto que yo pero aun así le planté cara. Cuando estuvo suficientemente cerca de mí alzó su mano y me dio un guantazo, haciendo que cayese al suelo de rodillas. La arpía de nombre Tífany me miró con desprecio y luego una sonrisa se dibujó en su cara.

- Así aprenderá esa niñata -dijo sonriente.

Me levanté un tanto aturdida, nunca me habían pegado y mucho menos mi padre.

- Te odio hijo de puta....

- He dicho que respetes a los adultos, desgracia humana -dijo mi padre con un aire de superioridad.

- Bueno, creo que no conoces a tu nuevo hermano, se llama Héctor.

- Genial, ahora sé el nombre del parásito -dije mirando con una mueca de asco a ese tipo.

- Creo que es hora de que vayas a dormir Adriné, mañana empiezas el instituto -dijo mi padre.

- Que te den....

Seguido fui a mi habitación, al llegar preparé un par de cosas que me llevaría mañana, me duché y por último me tumbé en mi cama dispuesta a dormir.

Me desperté debido a que esa noche había una tormenta y un rayo había caído cerca de mi casa. Tenía sed así que me dirigí a la cocina a por un baso de agua. Al salir de mi habitación miré a ver si la puerta del nuevo parásito estaba cerrada y sí que lo estaba, pero oí unos murmullos que venían del cuarto de mis padres. Me acerqué y pegué la oreja a la puerta para intentar oír la conversación.

...pero ¿Qué hay de las pruebas?...espera, voy a por una libreta, tengo un nuevo plan...

Lo único que logré oír fue eso, pues sus voces no eran claras, todo lo contrario, tenia dificultad para escucharles. En cuanto oí que la arpía iba a bajar a por esa libreta me aparté da la puerta, estaba sentada en el suelo, pasó a mi lado, yo ni tan siquiera respiraba. Salió de la habitación Tífany y me tapé la nariz para que evitar estornudar, cuando fue escaleras abajo me levanté tratando de hacer el menor ruido posible y me dirigí a la cocina a por ese baso de agua.

- ¿Qué haces aquí niñata malcriada?

- Sí, soy una niñata malcriada, muchas gracias por el cumplido, pero tengo nombre y es Adriné, arpía oxigenada.

- Es rubio natural.

- Le mientes a tu propia hijastra, suena trágico... -dije negando.

- Como sea, apártate estorbo.

Dijo mientras me apartaba.

- Hey ¿Qué llevas ahí? -dije señalando la libreta.

En seguida se tensó.

- N-no te importa niña impertinente.

- Tú misma -dije encogiéndome de hombros, la verdad es que cuando se fueran cogería ese cuaderno y lo leería.

Se notó que se había sorprendido por mi "falta" de interés en eso, pues para lo poco que me conocía había demostrado ser muy cabezota cuando me empeñaba en algo.

- ¿No tienes que dormir? Mañana tienes instituto.

- No me lo recuerdes, que descanses -dije dándole un trago a mi baso de agua.

Seguido de esa conversación me dirigí otra vez a mi cuarto. La verdad es que había perdido el sueño otra vez, al menos había dormido tres horas, lo máximo en esa semana. Decidí revisar las imágenes y el vídeo que me había pasado María, quien sabe, a lo mejor encontraba algo nuevo o algo que había pasado desapercibido. Decidí ver la imagen nítida en la cual salía esa persona junto al coche. Con tal de matar el aburrimiento y hacer algo productivo di más brillo a esa imagen, lo único que logré fue hacer que la matrícula del vehículo se viese mejor, al menos sabía que esa era el coche de mi madre. Después de estar un tiempo mirando el vídeo y las fotografías preferí hacer otra cosa, era evidente que no iba a encontrar nada más, solo me quedaba dejar mi esperanza en manos de María, a ver si podía pasarme más vídeos y ayudarme con resolver este caso, si fue mi padre quien la mató o no me trae sin cuidado, solo quiero averiguar quien ha sido el desgraciado o la desgraciada que ha provocado que mi madre se haya ido de este mundo...


¿Por qué tenía que pasarme esto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora