Capítulo 9

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La persona que puso su cuchillo en mi cuello era el padre de María. Tragué saliva.

- Como te atrevas a contar lo que acabas de ver te mato.

Apretó un poco más su cuchillo en mi cuello provocando un leve corte, haciendo así que saliese sangre de ese.

- ¿Has entendido?

Asentí levemente, no quería que el corte empeorase. Este quitó su cuchillo y lo limpió. Miré asqueada la escena que tenía ante mí y me giré para verle.

- Sígueme.

No quería pasarme de lista con él así que me limité a callarme y seguirle. Este se encaminó para salir del bosque y lo único que hice fue seguirle. Este me miraba de vez en cuando de reojo y eso hacía que me estremeciera un poco. Todavía tenía la escena grabada en mi mente y no podía borrarla.

- Bien, el plan es este: te llevo a tu casa y no cuentas nada, tu hermanastro será tu tutor legal si alguien pregunta y por último no vas a contar nada de lo que ha pasado.

- ¿Y por qué se supone que te voy a hacer caso?

Me pasé de lista.

Este me acorraló en un árbol y el cuchillo volvió a mi cuello.

- Porqué podría matarte, ¿Te parece poco?

Negué de lado a lado rápidamente, no me la quería jugar. Este dio unos pasos hacia atrás y siguió caminando. Solté un suspiro aliviada de que no me hubiera matado. Al llegar subí a su coche, me senté en el asiento del copiloto y este arrancó el coche y se dirigió hacia mi casa. Todo era un silencio incómodo así que decidí hablar.

- ¿Y qué se supone que vas a hacer con las pruebas? Te van a descubrir.

La expresión de su cara no era muy amigable que digamos, me miró mal y luego se dispuso a responder.

- ¿Acaso te olvidas de que soy policía? No tengo ningún problema en deshacerme de las pruebas, además, mi mujer ya se está encargando de todo eso.

- ¿Y por qué...?

Me quedé callada ya que el tipo me envió una mirada de: o te callas, o te callo.

Desvié mi mirada y decidí mirar el paisaje, habían pasado muchas cosas y no iba a llorar delante de este psicópata.

Después de varias horas de viaje llegamos a mi casa. Bajé y se fue. Estaba indecisa, ¿llamaba a la policía o me callaba? Realmente mi padre no me importaba mucho y mi madrastra menos pero mi mejor amiga...

Entré con desdén a mi casa y subí a mi cuarto, empecé a llorar, no quería aceptar todo lo que había pasado, me negaba. ¿Qué iba a contar? ¿Todo lo que he visto? Me tomarían por loca o incluso los padres de María vendrían para matarme.

No sabía ya en que pensar, me tiré sobre mi cama y empecé a llorar de nuevo, era bastante débil. Después de que no me quedasen más lágrimas por derramar bajé a beber agua y me encontré con Héctor.

- Hola Héctor, esto... papá y tu madre... ¿Cómo lo digo?...-suspiré- han... han muerto...

Mi hermanastro estaba de espaldas. Estaba bastante extrañada.

- ¿H-Héctor? ¿Estás bien?

Me acerqué, le toqué el hombro izquierdo y al instante este se giró y me pegó un puñetazo en la cara. Eché un grito ahogado por el dolor.

- ¿Por qué haces esto?

Pregunté, estaba tratando de reincorporarme pero este me pegó otro puñetazo. Traté de defenderme pero fue imposible, me empezó a golpear y no podía hacer nada. Al final caí al suelo y me desmayé debido a los golpes que había recibido.

Días después.

Desperté en una cama de hospital, otra vez aquí, genial. Mi visión era borrosa. Miré hacia un lado y me encontré con Adrián, estaba bastante enfadado.

- ¿Adri?

- Adriné, menos mal que has despertado.

Dicho eso me abrazó.

- Hey, yo también me alegro de verte.

Dije devolviéndole el abrazo con dificultad.

- B-bueno, ¿me cuentas que ha pasado?

- Has estado inconsciente durante un par de días. Fui a tu casa y al llegar no había nadie pero al parecer tu hermanastro te había dado una paliza dejándote así inconsciente. Haré que pague por lo que hizo....

Dijo con rabia y odio en su voz.

- Ey, no te preocupes, ¿si? -dije con la voz un tanto leve.

- Está bien, lo intentaré, y... hace un tiempo que quiero decirte algo -dijo rascándose la nuca con nervios.

- ¿Qué es? -dije intrigada.

En ese momento se acercó y me dio un beso muy dulce.

- Te amo.

Yo estaba muy ruborizada pero era cierto que yo también sentía cosas por él.

- Y-yo también te amo.

Dicho eso nos abrazamos sin querer separarnos.

Los días pasaron y yo ya iba recuperándome poco a poco. Era de noche y me había despertado tras oír unos ruidos en la habitación. Miré a mi lado y vi que estaba Adrián dormido. Sonreí al verlo, pero en seguida me acordé de que había oído unos ruidos. Encendí la luz y vi a mi hermanastro en un rincón de la habitación con una navaja. Traté de gritar pero mi boca no emitía sonido alguno.

Este se acercó con la navaja y en cuanto alzó el brazo y se dispuso ha apauñalarme Adrián le agarró de dicho brazo. Este lo miró extrañado y lo empujó haciendo que retrocediese. Adrián cayó y Héctor se puso encima suya y le apuñaló varias veces en el estómago. Yo me levanté deshaciéndome de todos los goteros y le pegué un puñetazo a Héctor haciendo que cayese. Este enseguida se levantó ignorando el golpe que le había y me acorraló para apuñalarme de nuevo pero Adrián lo tiró al suelo. Adrián le empezó a dar puñetazos haciendo que este sangrase demasiado. Después de varios golpes Héctor ya no aguantó y se desmayó.

Llamé a las enfermeras para decir todo lo que había pasado y llevaron a Adrián a otra sala para que le cosieran las heridas y a Héctor se lo llevaron a no sé donde. Me quedé en la habitación con un par de doctores que volvieron a ponerme los goteros. Después de eso me quedé en la habitación preocupada por Adrián.

¿Por qué tenía que pasarme esto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora