14.

3 0 0
                                    

A la mañana siguiente, al despertar, mi cuerpo dolía y Jacob, seguía en la misma posición, me lo quite de encima sin cuidado y me levante, me estiré y camine hacia el baño, lave mi cara y la seque con una toalla pequeña. Volví a la habitación y mire a Jacob envuelto en las sabanas como burrito.
Tome mi teléfono y marque a Argus.

    — hey, escucha, ¿sabes dónde están Daniel y James?— la curiosidad y enojo me invadieron de golpe.

    — hola, buenos días, si amanecí bien gracias, creo que se quedaron en un hotel, ¿por qué?— hablo, se escuchaba que también acababa de despertarse.

    — abandonaron ayer a Jenna, me hablo a las dos y media de la mañana y me dijo que había caído a la alberca, pero más bien fue...— me interrumpió completando mi frase.

    — un accidente provocado, ¿no?, también me lo imagine, así son Betty y sus amigas.— tire de mi cabello frustrado y asentí con la cabeza junto con un suspiro.

    — ¿sabes en qué hotel están?— hubo un silencio en donde solo escuchaba su respiración — contéstame Argus, ¿en qué hotel están?—. Alcé la voz.

    — en el Hard Rock, por la avenida principal.—

Colgué inmediatamente y lance el celular a la cama. Me acerqué a Jacob y lo moví, abrió los ojos y elevó su cabeza en forma de duda, comencé a vocalizar.

    — toma tus cosas, iremos por tu hermano.—

Tome una sudadera y le di la suya a Jacob, bajamos al primer piso y entre a la cocina, saque dos sándwiches de nieve y uno se lo lance a él y el otro lo abrí y me lo metí a la boca, tome las llaves del auto de la entrada y salimos en silencio de la casa, subimos al auto y arrancamos hacia el hotel.
Al llegar, me estacioné, apague el auto y respire hondo, ¿será lo correcto bajar con la sangre hirviéndome de coraje?, toque mis bolsillos y no encontré mi frasco, al parecer lo había olvidado.

    — rayos...— susurre, me di un golpe en las piernas con ambas manos y volví a respirar hondo — bien, entraré.— le di unas palmadas a Jacob en su hombro y le indique que bajáramos.
Entramos al hotel en pijamas, que importaba, no nos quedaríamos mucho; nos acercamos a la recepcionista y preguntamos por los chicos.

    — y ustedes son...— dijo la señorita curiosa.

    — bueno, él es su hermano y yo su amigo, el joven Daniel es nuestro mejor amigo en común, verá, anoche asistieron a una fiesta y solo queremos saber cómo se encuentran, ya que no marcaron ni avisaron a sus padres, por favor.— mantuve mi distancia, ya que la mujer me daba mala vibra.
La señorita sonrío sonrojada y se colocó el cabello tras las orejas y comenzó a buscar en la computadora.

    — están... se encuentran en la habitación quinientos catorce en el piso ocho.— sonreí e igual sonrío Jacob.

    — gracias querida.— salí corriendo con Jacob detrás mía.

Comenzamos a subir las escaleras como locos, descansábamos cada dos pisos, ya que los escalones eran demasiado altos, las piernas dolías como el primer día de ir al gimnasio. Cuando llegamos a la habitación, llame a la puerta calmado.

    —¿quién?— era la voz de Daniel, maldito.

    — servicio a cuarto.— hice la voz más aguda y volví a tocar, escuche los pasos acercarse a la puerta, mire el suelo y coloque un paso adelante mi pie izquierdo, troné mi cuello y me coloqué en posición de dar un puñetazo, y claro que lo iba a dar.
Se abrió la puerta y Daniel se dejó ver.

    — sería mejor que...— se dio cuenta de que no era servicio a cuarto y paro de hablar, aparte de que ya mi puño había aterrizado en su mejilla haciéndolo caer al suelo —¿vernos?, pero que...—. Lo interrumpí y me adentré más a la habitación.

    —¿dónde está James?— pregunte frío, dejando a un lado que había golpeado a Daniel. No obtuve respuesta, pero no la necesite, ya que estaba en la cama con otras dos chicas, que no lograba reconocer o jamás las había visto en mi vida. El se sentó de golpe y apenas al verme, le di otro puñetazo, las chicas gritaron, se cubrieron con las sabanas, tomaron su ropa y salieron de la habitación.
James se levanto enojado por el golpe que le di, me dio un golpe igual y me hizo hervir la sangre más de lo común, así que lo empuje y trate de darle otro golpe pero Daniel me tomó por la espalda y me alejo de el, Jacob tomo a su hermano y lo alejó de igual manera de mi.

    —¡suéltame, suéltame!— me quite de encima a Daniel y lo empuje lejos de mi.

    —¡¿qué te pasa inútil?, ¿por qué vienes hasta acá a solo golpearnos?!— grito james tratando de abalanzarse sobre mi nuevamente, pero era retenido por Jacob.

    —¿cómo se les ocurre abandonar a Jenna en la fiesta?— todo se quedó en silencio, Daniel y James se miraron entre sí y torcieron la boca, pareciera como si la hubieran dejado a propósito o se les hubiera olvidado completamente. — me llamo en la madrugada, diciéndome que había caído "accidentalmente" a la alberca y no los encontraba, si me prometen algo cúmplanlo, me prometieron que cuidarían de ella.— alce la voz mientras me sobaba el golpe que me había dado James.

    — mira, déjanos explicarte Vernos, lo que pasa es que si, al principio nos fuimos sin ella pero volvimos y...— les di la espalda y comencé a alejarme de ellos, no quería escuchar más escusas tontas.

    — cállense y no me hablen más.— cerré la puerta y corrí al auto. Me encerré y trate de normalizar mi respiración.

Volví a casa, encontrándome con la sorpresa de que el viejo me esperaba enojado en la sala, me limité a darle las llaves y pedirle perdón, subí a mi habitación y busque mi frasco, tome cinco gotas, me lancé a la cama de nuevo y enterré mi rostro en la almohada fría.
Tome mi celular y llame a Jenna, tres veces, y no obtuve respuesta, normal, debe estar enojada por qué no fui por ella anoche, pero se lo... Agh, ya no importa.

— Vernos...— giré mi rostro, era el viejo, quien al cruzar la mirada conmigo, se adentró más a la habitación. —¿qué pasa?—. Colocó su mano en mi cabeza y comenzó a tallarla.

— todo bien viejo, no te preocupes, en serio.— cerré los ojos por el relajamiento que me estaba causando su mano en mi cabeza.

— recuerda que estoy aquí para ti, ¿si?, aunque no sea de sangre ni legal, soy tu padre, y estaré aquí para ti.— medio sonreí y asentí, claro que lo sé viejo.

—¿por qué tan amoroso viejo?— abrí los ojos, sonrío en forma de burla y se alejó de mí.

—necesito que me hagas un favor—. Torcí los ojos y reí.

— claro que si, no podías comportarte amoroso sin tener nada a cambio.—

CAJA PERFECTA SIN OXÍGENO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora