Entre al mismo colegio que Argus y su hermana, era el primer día para mí y me sentía nervioso, no sabía cómo reaccionar, que debía hacer, cómo debía socializar, ya que el único amigo que tengo es Argus, bueno, su hermana me considera como amigo así que, ella igual un poco.
— ¿te molesta si te tomo de la mano por cinco segundos Vernos?— mencionó ella estirando su mano para tomar la mía. — todo saldrá bien, ¿de acuerdo?, lo único malo es que no te toco en la misma aula que Argus, pero sí conmigo, y yo te voy a ayudar en todo lo que necesites hasta que te adaptes.— retire mi mano lentamente de las suyas y asentí, que mal que no me haya tocado con Argus, pero por lo menos tendré un poco de apoyo de su hermana Nina.
Ella y su madre son las únicas mujeres que soporto que me toquen por cinco segundos, o incluso más, desde hace un mes que llegue a San Diego se han esforzado por ganarse mi confianza, y sinceramente me he sorprendido de lo mucho que convivo con ellas.
Bajamos del auto y comenzamos a caminar hacia la entrada principal del colegio, era gigantesco, chicas y chicos entraban con la calma del mundo, unas que otras personas nos miraban atentamente mientras entrábamos.— Vernos.— Argus rodeo mi cuello con su brazo y seguimos caminando — actúa como si fueras un chico rudo y medio engreído y te aseguro que no tendrás que pasar por rituales de iniciación.—
— ¿qué?— pregunte confundido.
— no quiero que comiencen a molestarte, y como conozco muy bien a los de este colegio, el hacerte un chico rudo será el puente que te salvara del acantilado llamado bullying.— me miró y guiño el ojo sonriendo.
— ¿crees que no soy rudo y engreído?— me lo quite de encima y le arrebate la paleta que llevaba en su boca, para así meterla a la mía — tú eres el que debería cuidarse—
sonó la campana, Argus siguió el camino hacia su aula y Nina y yo hacia la nuestra.
Al llegar, ella entró seguida de varios compañeros y compañeras, dejándome solo afuera, ya que el maestro debía presentarme a la clase y acomodarme en algún lugar.— buenos días, tú debes ser Vernos ¿cierto?, déjame introducir a los alumnos de tu llegada y ya te llamo para que entres ¿de acuerdo?—. Un maestro calvo, lentes cuadrados, al parecer divorciado y, tal vez viva con su madre; de eso tiene cara y actitud.
— adelante.— subí y baje mis hombros en forma de que me daba igual.
El profesor se acomodó sus gafas y asintió levemente, me dio la espalda y entro al aula, dejó sus cosas en el escritorio y se paró al frente llamando la atención de todos.
— clase, por favor, atención.— el silencio fue apareciendo poco a poco hasta que invadió por completo el aula — unos ya sabrán, otros no, pero hoy tenemos un nuevo alumno, viene de Dallas y como siempre, espero que lo traten muy bien para que se sienta como en casa, pasa hijo.— me estiro la mano, respire hondo y entre pareciendo lo más calmado posible. — El es Vernos Rutherford, como ya dije viene de Dallas y viene a pasar el último año de preparatoria con nosotros. te sentaras...— lo interrumpí.
— me sentaré enseguida de Nina— apunte y me acerqué a una banca que se encontraba a un lado de ella, mire al chico directamente, este tomó sus cosas y se movió sin quejarse ni decir nada.
El profesor trago saliva y se acomodó los anteojos, dio una palmada y camino a su escritorio para tomar unos papeles y comenzar a leerlos.
— bien, saquen su libro en la página...—.
Después de tres horas de clases salimos a receso, Nina y yo nos encontrábamos a punto de salir cuando una chica de cabello oscuro y corto, anteojos redondos y ojos talves azules nos detuvo.