11.

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En la tarde todos fuimos a comer a casa de Daniel, ya que nos invitó por qué Patrick haría lasaña y haría galletas de postre, al parecer, es bueno con la cocina.

    — ¿dónde están tus padres Daniel?— pregunto James metiendo se un pedazo de lasaña a la boca.

    — trabajando y su madre lo más seguro es que este en la estética.— tomo un sorbo de su jugo y volvió a la comida. Mi celular comenzó a sonar, mire la pantalla y era Jenna, torcí los ojos y colgué, no pensaba contestar su llamada, seguía molesto con ella.

— ¿por qué no le contestas?— pregunto Argus mientras se limpiaba con la servilleta.

— ella sigue queriendo ir a la fiesta de las chicas, no quiere hacer uso de razón.— partí un trozo y me lo metí a la boca.

— tranquilo Vernos, es solo una fiesta cualquiera, si quieres la cuidaremos yo y James— mencionó Daniel apuntándome con su tenedor — la verdad es que alguien tan inocente como ella no la va a pasar muy bien en una fiesta como esas, y más si es su primera.—

— pero es la decisión de ella, no tienen que estar como su niñera.— Argus se veía molesto por alguna razón, pero lo ignore y seguí en lo mío.

— chicos, tengo que salir a trabajar, a las cuatro saquen las galletas, son tres para cada quien y las demás son para el trabajo, vuelvo más tarde.— nos guiño el ojo, nos despedimos de él y se fue.
Al acabar de comer todos nos fuimos a sentar a la sala para jugar en la consola, hubo silencio por veintiocho minutos, hasta que Jacob hablo, por así decirlo.

— ¿qué quieres Jacob?— dijo James dejando el control a un lado. —¿quieres una pizza?, un, ¿helado?— Jacob negó con la cabeza, se levanto corriendo y entro a la cocina, todos nos miramos confundidos y corrimos detrás de él, al entrar a la cocina, la cual estaba llena de humo, entramos en pánico y gritamos juntos.

— ¡Las galletas!—.

Daniel se colocó los guantes y yo abrí el horno, saco las galletas las cuales se encontraban carbonizadas y las colocó sobre una madera en la mesa.

—¿y ahora qué haremos?— dijo Argus mirando más de cerca las galletas, soplo y todo el humo chocó contra mi cara, toco y agite mi mano para intentar ventilar un poco.

— pues, tendremos que hacer otras, ¿Patrick notará la diferencia?— dije tratando de sonar positivo. — ¿no tendrá una receta por aquí?— comencé a abrir las ventanas para que el humo saliera y dejara la habitación limpia.

— ¿tienen por lo menos una idea de lo que es cocinar?— alzó la voz Daniel, nos miramos entre sí y negamos con la cabeza.

— tú eres el hermano del cocinero, deberías saber.— mencionó Argus con el mismo tono de voz.

— Jenna, márcale a Jenna, ella debe saber, es una chica.— Daniel se me acercó de golpe tratando de tomar mi teléfono del bolsillo, pero lo aparte con mi mano alejándolo de este.

— nosotros podemos, solo debemos intentarlo.— seguía peleando con él para que no tomará mi teléfono.

— no me quiero arriesgar a que llegue Patrick y nos encuentre aún cocinando, por qué créeme, tardaremos, además, ¡súmale todo el desorden que haremos!, somos chicos Vernos, nada delicados.— di un último empujón a su cara y se apartó.

— yo ya le estoy marcando.— miramos a James quien sostenía su celular y efectivamente, estaba marcando a Jenna.

— ¿cómo ti...— me interrumpió y le dio su celular a Daniel, que camino a la sala para recibir la llamada.

— no creas que eres su único amigo.— sonrío, yo solo torcí los ojos y me cruce de brazos.

— si, muchas gracias Jenna, te esperamos.— Daniel colgó, entro a la cocina de nuevo y le dio su celular a James. —bueno, primero lo primero, a limpiar el desastre.

Todos nos pusimos a limpiar, los gemelos recogieron la mesa, Daniel salió a desasearse de los carbones que se suponían que eran galletas, Argus y yo nos quedamos limpiando los trastes, lavando, secando y acomodando. De pronto alguien nos da una nalgada y al mirar atrás vemos a Daniel, quien ríe y corre al otro lado de la barra.

— que guapas se ven.— río una vez más junto con los gemelos.

— tú ven rápido a ayudarnos mientras James y Jacob barren.— ordenó Argus, los gemelos torcieron los ojos pero inmediatamente tomaron las escobas y comenzaron a barrer, Daniel se acercó con pasos lentos acompañados de quejidos hacia nosotros, reí en voz baja y seguí a lo mío.
El timbre suena y todos miramos la puerta como si una mascota esperará por su amo.

— debe ser Jenna, iré a abrir.— Argus sacudió sus manos y a paso veloz se acercó a la puerta.
Giré mi mirada hacia el lavadero nuevamente y talle con fuerza el plato que tenía en mano, mi pecho dolía y por alguna razón me sentía nervioso.

— iré al baño.— sacudí mis manos y salí corriendo al baño que está a un lado de la cocina, al entrar me encerré con seguro y y recargue mi espalda en la puerta dejándome caer poco a poco hasta quedar completamente en el suelo, tome de mi bolsillo mi medicina calmante y sin medir gotas, me tome todo lo que venía en el gotero y lo volví a guardar. Respire hondo con los ojos cerrados y exhale todo el aire que se encontraba en mis pulmones, me levante pero un mareo me ciega por unos segundos.

    — que...— cuando recuperó la vista me miró por unos segundos en el espejo, ya me encuentro más relajado, medio sonrío y en eso escucho la voz de Jenna.

    — ¿acaso no sabes batir bien un huevo?— grito, reí mientras agachaba mi cabeza, solté el lavamanos, quite el seguro y salí, al entrar a la cocina hubo un silencio en toda la casa, incluso se podía escuchar las respiraciones de todos.

    —¿qué hace él aquí?— apunte a London, acaso, ¿se encontraba con Jenna?

    — lo ayudaba con su tarea en biblioteca cuando me llamaron.— respondió Jenna con una actitud fría mientras amasaba con la mano.
Bufé y me senté a un lado de Jenna, en este caso, al lado contrario de London, quien por cierto, no le quitaba la mirada de encima a Jenna y me sentía un poco irritado.

    — ¿ya está precalentado el horno?— pregunto.

Los gemelos negaron con la cabeza y se pusieron a encenderlo a los grados correspondientes.

    — por mientras, todos comiencen a hacer pequeñas bolitas de masa y colóquenlas en este molde.— colocó el molde en frente mía y roció en este algo de aceite en spray — pequeñas chicos.— camino hacia el baño, nos dejó solos a los chicos.

    — bien, hagamos esto rápido.— dijo Daniel mientras deba una palmada y tomaba la masa entre sus manos.

CAJA PERFECTA SIN OXÍGENO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora