¿Cómo me deshago de ti?

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- Edgar, llevamos toda la mañana tratando de convencerte y la neta ya me estás hartando con tu berrinche.

Un muchacho delgado con cara afilada y piel morena sonaba molesto, traía el pelo enredado y largo que enmarcaba sus ojos grandes, los mismos que se desorbitaban más de lo normal al ver como su amigo se negaba a tirar ese viejo sillón de la sala.

- No lo tires Ron, porfa.

A un lado del chico delgado se encontraba otro muchacho, más bajito, con la cara redonda y los ojos igualmente grandes cubiertos por los lentes que su mala visión le obsequió, aquella barba que lo caracterizaba hacía juego con su cabello como una continuación del mismo pareciendo un joven anciano; sonaba triste pero decidido, no dejaría que tiraran ese sofá.

- Edgar ya te dije que es mi apartamento y yo no quiero conservarlo - la paciencia se iba agotando pero no podía pelearse con él, no otra vez en lo que va de a semana - se ve mal, huele mal y wey acéptalo... ya no es cómodo.

- Pero...

- Nada de peros Edgar ya tomé la decisión y si no puedes llevártelo como te pedí que lo hicieras, deja de estar chingando y déjame tirarlo.

- Pero...

- Además ya compré los muebles nuevos con ayuda de todos y nadie aparte de ti quiere conservar este vejestorio.

- ¿Quiénes son todos?

Parecía rara la pregunta pero no lo era, hacía casi un año que su grupo de amigos se había empezado a mermar, Kenny fue el primero en irse cuando Ryan pasó a la televisión de paga, era obvio pues siempre fue su mano derecha; luego estaba Brigitte quien volvió a su tierra natal por sugerencia de sus padres, por último estaba Toño que por fin había encontrado una disquera que lo apoyara en su música. Su "crew" había disminuido un tanto, okay, un mucho pues no contó la otra perdida, la razón, era la que más le dolía.

- Ya sabes, Renny, Gummi, Orlando y... - se miraron y de algún modo Ron sintió pena por su casi hermano - bueno yo.

- ¿Por qué lo tiras? - estaba terqueando como desde hace un mes - hay muchos buenos momentos que vivimos en este sillón, no me parece justo que...

- Edgar no mames, lo tenemos desde que nos mudamos de Oaxaca, es más, creo que fue en ese sillón donde planeamos el primer sketch.

- Ves, representa muchas cosas.

- También la placenta de donde viniste y no por eso la guardaste, ¿verdad?

El tema se estaba gastando y a Ron enserio le desesperaba que Edgar tomara esa postura, en el fondo sabía la razón pero juró que nunca se lo diría; en contra de todos sus deseos de poner punto final decidió darle una oportunidad a su amigo de toda la vida.

- Mira Edgar - sonó algo cansado - por qué no llamas a tus padres otra vez a ver si ahora sí te dejan conservarlo, quién sabe y con algo de suerte por fin esté en tu casa.

- ¿Qué pasa si no me dejan?

- Hoy por la tarde yo mismo lo tiro a la basura, ¿entendido?

- Pero...

- Es la última oportunidad wey y ya por favor no te encariñes con este tipo de cosas, además ya pasará.

Palmeó un poco su hombro antes de marcharse, tenía unas cosas que recuperar del video pasado que había olvidado en casa de Gummi, no se despidió ni nada solo le permitió a su amigo que pensara bien las cosas.

- Ya pasará - repitió en tono de burla.

Era fácil decirlo para él, nunca comprendería lo que ese sofá rojo desgastado significaba en su vida, en su mundo, el mundo que soñó para...

El sofá - Un fanfic de Cristian y EdgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora