El primer "Adiós"

845 45 33
                                    

- Wey - un ligero empujón lo sacudió sacándolo del sueño - ¿wey?, despierta... Edgar.

Era una voz ronca y bastante familiar, ¿por qué ahora? qué no conocía el respeto por el sueño de los demás, eso sin contar que la noche anterior había sido la mejor de su vida y también iban a despertar al mejor hombre que conociera. Abrió los ojos sorprendido de lo que pensaba, ¿acaso los encontraron ahí juntos?, desnudos, dormidos en el sillón rojo de la sala de su amigo; esto sería el fin de muchas amistades por lo que lo primero que pensó fue en despertar a Cris, oh sorpresa, estaba solo en el sillón.

- Edgar ya no chingues y despiértate - Ron sacudió con más fuerza a su amigo - es casi medio día y te quedaste dormido aquí, ya levántate.

- ¿Qué...? - se hizo consciente de que no llevaba ropa cuando se quedó dormido y llevó la frazada al pecho tratando de cubrirse - mmm... deja que me vista - la visión borrosa era lo peor pues no traía lentes y acababa de despertar sin Cristian a su lado, no distinguía nada y de seguro aun estaba desnudo - para levan...

- ¿De qué hablas? - le arrancaron de tajo las cobijas descubriéndolo - traes tu ropa, solo te quitaste los zapatos, despierta bien Edgar porque tenemos algo importante que hacer.

Ordenó al tiempo que abandonaba la sala, la mente del pelinegro no podía procesar bien todo lo que pasaba en esta mañana de locos; estaba seguro de haber hecho lo que había hecho con su novio pues sentía todo el cuerpo cansado además de que ciertas partes estaban más húmedas de lo normal; también estaba seguro de que alguien le puso la ropa pues la camisa la traía colocada al revés, ¿sería Cristian?, rebuscó a tientas sus lentes mismos que encontró en la mesa del centro junto a su computadora ambos dejados con mucho cuidado ahí, era un hecho de que Cris había hecho todo esto, pero, ¿por qué?

Acomodó su playera como debía de ser vestida y decidió recoger aquel pequeño desastre pues a fin de cuentas los restos de lo que sucedió en la noche solo quedaban en su memoria, dobló la frazada y levantó varios cojines, justo debajo del que uso de almohada estaba una camisa de franela a cuadros de color rojo y dueño inconfundible, si acaso le quedaba alguna duda de lo sucedido esa prenda era una prueba de que había hecho el amor con Cristian. La tomó entre sus manos para aspirar la esencia que portaba, era como abrazarlo a él, conservaba su aroma tan característico y además era especial ya que esa prenda era aquella que había escogido para el intercambio de navidad del año pasado.

Con una sonrisa extra terminó su mini aseo justo a tiempo de que volviera su amigo y al que tenía que preguntarle ciertas cosas.

- Oye wey - Ron lo miró extrañado y con algo de acusación - ¿a qué hora llegaste anoche?

- Cómo a las dos de la mañana - sus ojos lo veían como si supiera que su sillón fue usado para ciertas cosas - estaba todo prendido cuando llegué.

- Ah - en serio no recordaba haber oído su llegada así que tenía que asegurarse de lo qué pudo haber visto - ya estaba dormido para esa hora.

- No me digas - respondió con sarcasmo - si estabas roncando como león con enfisema, ¿por qué no dormiste en el cuarto?

- Estaba viendo una serie y creo que el sueño me venció sin más - recordó lo que traía entre manos y con poca sutileza la llevó detrás suyo - ejem, bueno pude ir por la frazada pero...

- ¿Por qué escondes esa camisa Edgar? - el rizado se acercó casi hasta su rostro como si supiera más de lo que decía - ¿regalo de alguien?

- ¿Esto? - saltó con falsa sorpresa - ah... bueno no... es que...

- ¿Qué no es del Cristian esa ropa? - diablos, sospechaba demasiado - ¿qué hace aquí?

- No... este... para nada... es... bueno... se parece... - trataba de actuar con seguridad cosa que le salía más o menos bien en ciertas situaciones - lo que pasa es que... verás... yo quería una... y ayer me acordé donde se la compré para navidad y pues...

El sofá - Un fanfic de Cristian y EdgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora