3. Primer celo

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Capítulo 3: Primer celo.


Por décima vez en el día, Eren deseó haber elegido una camisa diferente. La que llevaba estaba haciendo que su piel pícara de una manera extraña. Habían pasado cuatro días desde que Levi se marchó en un viaje de negocios a Europa, y desde entonces había comenzado a sentir la pérdida de la presencia del hombre cada vez más a medida que los días avanzaban.

Levi finalmente regresaría esta tarde y Eren estaba planeando hacer una de las comidas favoritas del alfa; paella para la cena, y crema de limón para el postre para acompañarlo con té negro, pero él estaba teniendo dificultad para enfocarse en la comida. Estaba temblando de embelesamiento por el regreso del azabache.

Al oír el sonido familiar de la puerta siendo abierta, rápidamente miró el desorden en su delantal y se apuro con la rejilla de los tomates, antes de sacarlos, lavándose las manos, y esperando nerviosamente al lado de la cocina. Cuando la puerta finalmente se abrió, de algún modo sus pies se encontraban llevándolo directamente al hombre en cuestión, alzando sus brazos mientras trataba de rodearlo en un abrazo.

— ¡Bienvenido de nuevo, Levi!

Pero en el momento en que lanzó sus brazos alrededor del mayor, se dio cuenta de su error. Levi no era tan alto, ni siquiera era rubio de ojos azules. Al darse cuenta de su error, rápidamente soltó los brazos del hombre para mirar a la persona que acababa de abrazar.

— ¡Ah... lo siento!

En el momento en que vio los brazos del mocoso envolverse alrededor de Erwin, sintió algo que él no esperaba. Debería haber estado acostumbrado. Con la excepción de que Hanji, que estaba medio loca al hacerlo, ocasionalmente daba palmaditas en la espalda del omega, odiaba cuando la gente hacia eso. Pero esto... esto lo irritaba sin fin.

Levi estaba enojado con el mocoso por pronunciar su nombre con tanto placer, pero terminando con los brazos envueltos alrededor de su maldito jefe. Estaba enojado por la curiosa sonrisa en el rostro de Erwin cuando aceptó con entusiasmo las disculpas del joven y lo miraba de forma divertida, sabiendo que Hanji lo descubriría y se burlaría aún más de él. Pero, sobre todo, estaba molesto consigo mismo por preocuparse.

—Si terminaste de coquetear, muévete, para que te dé los papeles que has estado buscado, Erwin. — Murmuró frunciendo el ceño al avergonzado joven y al bastardo, miró abiertamente a la pareja, apenas logró esconder un gruñido posesivo en su voz.

Mientras pasaba por delante de la pareja, pudo distinguir el suave olor a naranja y flores de primavera que flotaban alrededor de Eren. Lo había olido desde el momento en que se abrió la puerta, pero ahora la combinación de posesividad hacía girar su mente con el pensamiento de encerrar al mocoso y reclamarlo. Aplastando el impulso de arrastrar al mocoso, el alfa se dirigió a su oficina para agarrar esos malditos papeles.









Sacudiendo y girándose por primera vez, no sabía qué le pasaba. Su cuerpo estaba tan caliente que posiblemente estaba en llamas, y sintió un dolor que necesitaba ser llenado profundamente en la boca de su abdomen. Durante la cena, se encontró respirando el olor delicioso y oscuro que era únicamente de Levi, haciendo difícil concentrarse en la comida. Más de una vez, él se había sorprendido mirándolo y deseando lamer sus gruesos músculos o ese cuello pálido y el movimiento de la garganta de Levi mientras tragaba.

Él también había estado recibiendo miradas extrañas de Mikasa y algunos otros en clase ese mismo día; Los mismos pocos a quienes conocía eran alfas. Mujer u hombre, no importaba. Eren podía distinguir varios olores que nunca se había asociado con ellos. Algunos eran lúgubres y picantes, otros eran más sutiles. Sin embargo, ninguno lo despertó tanto como el almizcle oscuro y sensual que permanecía en el apartamento.

»El alfa y su omega |Riren|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora