Parte 2/6. Versión Rin

1.8K 153 111
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


      Cuando terminamos de desayunar, mamá me hace una seña para que la siga. Yo obedezco preguntándome qué querrá y ambas entramos en el salón. Cierra la puerta silenciosamente y se gira hacia mí.

-Rin -dice en voz baja-, deberías empezar a esconderte de tu hermano.

Yo me quedo muda durante unos instantes. ¿A qué viene esto? Hace años que Len y yo no nos vemos desnudos el uno al otro. ¿Tendrá algo que ver con lo que sucedió mientras Len me peinaba?

-Ya me escondo de Len -consigo decir.

-Hace un momento estabas desnuda y estabas con él.

-Len ya te dijo que me estaba peinando. Y no estaba desnuda, llevaba una toalla -protesto.

-¿Y qué llevabas debajo de la toalla?

Abro la boca para protestar pero la vuelvo a cerrar.

-Cuando erais pequeños no pasaba nada porque os bañaseis juntos u os vieseis desnudos el uno al otro. Pero ya no sois niños, Rin. Ya tenéis dieciséis años.

-Hace años que no veo desnudo a Len y que él no me ve a mí sin ropa.

-¿Y si se te llega a caer la toalla?

Me cruzo de brazos y suspiro exasperada. Mamá me pone las manos encima de los hombros.

-Sé que Len es tu hermano y que nunca te haría nada pero ya no eres una niña, Rin. Ya no tienes el cuerpo que tenías cuando eras pequeña.

Se nota que mi madre hace tiempo que no me ve desnuda. Si me hubiese visto sabría que tengo el cuerpo de una niña de once años. Sin en cambio, digo:

-Lo sé, mamá.

Mi madre me da un cariñoso beso en la frente.

-Ya lo sabes. Ah, y nada de cambiaros de ropa en presencia del otro.

Chasqueo la lengua.

-Ya te he entendido -protesto molesta.

-Anda, ve a buscar a tu hermano y a tu padre y diles que vengan -me pide alborotándome el pelo.

Salgo del salón y me dirijo a la cocina. Por alguna extraña razón, me molesta que mi madre me haya prohibido cambiarme de ropa delante de Len. Somos hermanos, no sé qué tiene de malo. Además, no nos miramos entre nosotros mientras nos cambiamos sino que nos sentamos cada uno en un lado de la cama de espaldas al otro. Y no solemos hacerlo siempre, sólo cuando nos preparamos para ir a dormir o cuando nos levantamos. Y después de salir de la ducha nunca.

-Mamá dice que vengáis -les digo a papá y a Len cuando llego a la cocina. Ellos se levantan de la mesa y me siguen hasta el salón. Nuestro padre se sitúa junto a nuestra madre y Len se pone a mi lado.

-Hemos estado hablando y hemos llegado a la conclusión de que ya sois demasiado mayores para seguir durmiendo juntos -empieza mamá. No me gusta nada como suena esto-. Len, a partir de ahora la habitación de invitados será tu dormitorio.

-¡¿Qué?! ¡No! -exclamo.

Len me coge de la mano.

-Rin, ya no tienes pesadillas. Ya no hay razón para que siga durmiendo contigo -me dice con suavidad. Pero sus palabras me duelen más de lo que esperaba.

-¿Por qué tiene que dormir en la habitación de invitados? ¿Por qué no puede seguir durmiendo conmigo?

-No es apropiado que un chico y una chica que no son pareja duerman en la misma cama -dice papá.

-Somos hermanos -replico entre dientes.

-Rin, ya tenéis dieciséis años. ¿Me vas a decir que a estas alturas todavía te da miedo dormir sola? -me pregunta mamá.

No sé qué responder. Llevo dieciséis años durmiendo con Len. No sé si me daría miedo dormir sola después de tanto tiempo.

-No tiene por qué dormir en otra habitación. Puede dormir conmigo en otra cama.

-En tu habitación no cabe otra cama.

-Pues quitamos esa cama y ponemos dos individuales.

-Aparte de la que hay en la habitación de invitados no tenemos más camas individuales.

-Pues compramos otra...

-¡Rin! ¡Basta ya! -grita mi madre de pronto. Yo pego un brinco por la sorpresa y Len me aprieta la mano. Mamá no suele gritarme, sólo cuando la saco de sus casillas-. A partir de ahora Len dormirá en la habitación de invitados y no hay más que hablar.

Agacho la cabeza y aprieto los labios. He intentado por todos los medios convencer a nuestros padres para que no cambien a Len a otra habitación, y Len, sin en cambio, no ha dicho ni una sola palabra al respecto. No puedo evitar encenderme de rabia.

-¿Tú no vas a decir nada? -le pregunto enojada y dolida.

-¿Y qué quieres que diga? -me pregunta a su vez con suavidad mientras me acaricia el dorso de la mano con el pulgar.

No sé qué respuesta esperaba obtener de Len. Él siempre ha obedecido a todas las órdenes de nuestros padres sin rechistar. Desde pequeño. Y, lógicamente, no iba a ser distinto ahora.

Retiro la mano que Len todavía me sostiene y le dirijo una mirada de enojo y dolor antes de irme corriendo a mi habitación. Escucho a Len llamarme pero hago oídos sordos mientras las primeras lágrimas empiezan a resbalar por mis mejillas.

Rin X Len - AdolescenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora